LUTO PARA LA DIVERSIDAD

Sentencia TC: luto para la discapacidadEl 27 de enero de 2014 fue un día de desolación y derrota no sólo para la familia de Daniel sino para todas las familias de este país que viven la circunstancia de amar, educar y criar a un niño con discapacidad.

Ese día se hizo pública la sentencia del Tribunal Constitucional que echó por tierra los cuatro años de lucha de esta familia. Cuatro años de pelea en los tribunales para conseguir que su hijo con autismo pudiera ser escolarizado en un centro ordinario.

El Tribunal Constitucional que se supone representa, interpreta y defiende la Constitución, las normas que rigen nuestra convivencia, afirmaba en su auto que entiende que la ley obliga a la Administración a promover la escolarización de los menores con discapacidad en centros ordinarios proporcionándoles los apoyos necesarios para su integración, siempre y cuando “no sean desproporcionados o no razonables”….

El Tribunal Constitucional no sólo dictó una sentencia que vulnera los derechos y la libertad de la familia de Daniel, sino que también atentó contra todas las familias de este país que opten por una escuela ordinaria para sus hijos con diversidad. A partir de ahora, centros y administración tendrán vía libre para rechazar a un alumnado que no es recibido precisamente con los brazos abiertos. Tendrán amparo legal para hacerlo gracias a los señores (¿jueces?) del Tribunal Constitucional.

Y yo me pregunto: si abominamos de la segregación en función de sexo, raza o religión, ¿por qué no aplicamos esos mismos criterios a la diversidad?

Creo, además, que es también una noticia nefasta para el sistema educativo y para todo el conjunto de la sociedad. Si los señores que interpretan la Constitución alegan que cuando los medios “sean desproporcionados o poco razonables”, el Estado tiene vía libre para dejarnos desamparados, ¿qué impide que esta misma doctrina no se aplique a otros ámbitos? La salud, por ejemplo…

Mientras, un sector del mundo de la diversidad (que es tan amplio como heterogéneo), se frota las manos porque esta sentencia avala su apuesta por los centros de educación específicos. Algunos, porque creen de corazón que es la mejor opción. Otros, por motivos puramente pecuniarios.

Independientemente de lo que piense y sienta cada padre/madre de niños y niñas con diversidad funcional, de lo que cada familia considere que es mejor para su hijo o hija, lo que se ha puesto en juego es la libertad de elección.

La legalización del aborto no obliga a nadie a abortar. La legislación en favor del matrimonio para las parejas homosexuales, no nos fuerza a unirnos a alguien de nuestro mismo sexo. La regulación del derecho a morir dignamente, no obligaría a acogerse a él a quien no lo desee. El objetivo de las normas que se autoimpone una sociedad debería ser el de garantizar la libre elección. La libertad individual en función de las características, el pensamiento y la situación vital de cada uno. Quien no quiera hacer uso de la alternativa, simplemente que no lo haga. Pero que nos deje elegir al resto.

Lo expresó muy bien el ministro Fernández Ordóñez cuando, a principios de los años 80, una parte importante de la sociedad de este país se enfureció a causa de la aprobación de la Ley del Divorcio: “A quien no le duela la cabeza, que no tome aspirina”.

Quienes hemos apostado por la escuela ordinaria para nuestros hijos e hijas, no estamos ni más ni menos llenos de razón que quienes han optado por centros específicos. Son nuestras circunstancias y las de nuestros niños las que moldean la decisión final. Y lo haremos en función de infinitas variables que no se podrán extrapolar a otras familias. Es más, quizás quienes hoy estamos en el régimen ordinario, puede que mañana consideremos que lo mejor para nuestros hijos sea acudir a una escuela especial. Pero es imprescindible tener la opción de poder elegir y decidir libremente, sin imposiciones.

Yo misma me he cuestionado muchas veces si fue acertada o no la decisión que tomamos al matricular a nuestro hijo en una escuela ordinaria. La misma a la que acudía su hermana, como sería lo natural para cualquier hermano en cualquier familia. Y por supuesto que me he cuestionado muchas veces la inclusión a lo largo de estos años: cuando he visto cómo se masificaba su aula, cuando nadie se ha molestado en organizar actividades extraescolares que se adaptasen a él y a sus compañeros con diversidad, cuando ha vuelto a casa enfadado porque está “harto de que me digan que estoy enfermo” o triste porque en gimnasia o en el patio prefieren a otros niños como pareja de juegos porque “no sé correr”, cuando le veo tener que esforzarse el triple que el resto de sus compañeros en el plano académico para no alcanzar ni la mitad que ellos… Sobran motivos para haberme cuestionado muchas, muchísimas veces, esta opción.

Pero, muchas otras, también hay momentos que nos hacen inmensamente felices, a él y a mí. Y que me hacen volver a creer que sí, que es posible.

La semana pasada apareció con un fajo de dibujos en la mochila.

El grupo de Pupi

– ¿Y todos estos dibujos, hijo?

– Es que hoy hemos hecho un grupo en el cole

– ¿Un grupo de plástica? Qué bien

– No, mamá ¡un grupo! … Un grupo “secreto” de amigos

– Ah, ¿sí?

– Sí, y ahora tenemos que poner las normas. Esta tarde voy a pensarlas

Ahora quieren hacerse con una cartulina y pegar en ella los dibujos que han hecho a escondidas “los del grupo”. Me pregunta a qué excusa recurrir para poder hacerlo en clase sin que les confisquen su tesoro. Como ninguna de mis sugerencias le ha parecido buena, al rato me lo he encontrado recurriendo a Mr. Google en busca de consejo.

Consultando a Mr. Google

Por supuesto que hay momentos malos, pero también hay otros maravillosos y únicos como éste.

Y es a nosotros, a los padres y madres de ese niño, a quienes corresponde hacer balance y decidir qué es mejor para la felicidad y el desarrollo de nuestro hijo. Y el sistema debería apoyarnos en esta causa, la administración aportar los medios necesarios para completarla con éxito, el cuerpo docente vocación y fe en nuestros niños y el resto de la sociedad esa solidaridad que se supone nos hace humanos. Porque la inclusión escolar no sólo es beneficiosa para el alumnado con discapacidad, sino que también hace mejores al resto de sus compañeros y compañeras. A esos niños y niñas que serán los adultos del mañana y que, gracias al contacto con sus compañeros con diversidad, legislarán de forma diferente en el futuro y abominarán de la sentencia dictada por el Tribunal Constitucional de este país el 27 de enero de 2014.

LemaGrupoPupi

Comments

  1. Estoy segura, los tiempos cambiarán. Ánimo y a seguir luchando.

  2. Lo siento Manoli, los tiempos efectivamente van cambiando, a peor… Deseamos que el cambio de un giro radical, pero por el momento no hay visos de nada bueno.
    Mi hijo con 10 años, tiene una discapacidad intelectual moderada, sin un diagnóstico preciso, ha estado en un cole de integración en el que yo me he implicado hasta buscar los apoyos necesarios, además de ofrecerle fuera del cole lo que puedo, tanto por tiempo, como por nuestra capacidad económica. El pasado mes de diciembre me dicen que no pueden seguir atendiéndole, no me dan informe por escrito, y a fecha de 8 de enero cuando hablé con ellos la última vez no tiene aún hecha la adaptación curricular, tiene solamente 7 horas de las 10 horas que le corresponden de apoyos… Sin embargo me dicen que hasta que no acabe la educación primaria (le faltan dos años) no hay un colegio apropiado para él, pues ellos mismos entienden que en un colegio de educación especial no estaría mejor. Imaginas dejar a un niño de 10 años sin atención, imaginas cómo puede comportarse en clase si no tiene una tarea apropiada que hacer? imaginas su desarrollo, su socialización, sus amigos? todo eso se paraliza, más bien regresa… Estos son los cambios que estamos teniendo en 2014, muy resumiditos. Entiendes por qué algunos padres optan por dejar a sus hijos en casa? Yo, siiiii.
    Saludos

    • Hay muchos niños como en el caso de mi hermano que tiene dificultades nada mas que en lo social. Xq deberia estar en un colegio especial? Si el dia de manana va a tener que convivir con el resto de las personas, xq uno tiene que preparar a nuestros niños para integrarse a la sociedad y no enseñar a los demas niños sin dificultades a integrar a los niños con autismo? Xq segregarlo y no aprender a convivir con aquel que tiene diferencias?

    • Pues yo sí tengo un hijo con (compromisos cognitivos). Estuvo hasta los trece años en una escuela pública. Tres años en un centro (especial) y vuelta a otro centro público. Tengo que decir que en la primera estuvo de cine (también sus compañeros aprendieron de él), pero lo más importante es que aprendieron que se puede ser distinto, pero no peor. Fué un niño muy querido y todavía hoy, los que fueron sus compañeros le saludan cuando lo ven.
      En el aula estable, no aprendió nada durante los tres años que estuvo allí. No tiene capacidad , decian. En el instituto, se supone tenían que prepararle para trabajar. Pero todo fué un despropósito, tanto, que hasta perdió control de esfínteres, y aunduvo 2 años con pañal hasta recuperarse del desastre. Luego, se agravó su problema, y ahora está en un centro, donde es querido y atendido de maravilla. Le quieren y él quiere a sus cuidadores. No podía haber encontrado otro sitio mejor. Poco a poco, se le está controlando la enfermedad, y cada vez se encuentra mejor.
      Tengo que decir que la asociación a la que perteneciamos, no hizo nada por nosotros y tuvimos que volver a acudir a lo público.
      El 80% del exito con estos niños se debe a la implicación del profesorado. Por suerte yo me encontré buenos educadores por el camino. No así en los docentes «especializados».
      En fín esta es mi experiencia.

  3. bueno dias padres representantes de un niño especial, no tengo hijos con compromisos cognitivos, pero he trabajado con ese grupo, soy docente especial. muchos padres queremos que nuestros hijos desarrollen un conocimiento eficaz, debemos tomar en cuenta q muchos niños y adolescente con una discapacidad, dependiendo el compromiso cognitivo que tenga no puede ser escolarizado en un colegio regular sino en un colegio especial ya q ahi tienen a los docentes especializados para su desarrollo,

    • No estoy de acuerdo, no son números. Siempre hay que dar la oportunidad de probar el centro ordinario, ya que la vida en sí es así, todos diferentes, todos iguales.

  4. Norberto Benavides says:

    Una puñalada a la libertad de elección. Esto es algo muy triste.

  5. Siento dolor e impotencia, sed de justicia, ¿cómo se atreve nadie a sesgar la calidad de vida de un niño?

  6. MUCHOS ANIMOS!!!!!!!!!… A SEGUIR LUCHANDO…ESTAMOS CON VOSOTROS.UN ABRAZO ENORME DESDE GALICIA

  7. Evahil, te puedo asegurar que los padres somos muy conscientes de los compromisos cognitivos (y de otras clases) de nuestros hijos; el debate no está en si lo adecuado es un centro ordinario o uno de educación especial, sino en la potestad de los padres a tomar parte en las decisiones relacionadas con la escolarización de sus hijos, potestad que los demás padres, los de niños sin dictamen, no ven menoscabada ni puesta en duda.

    Una entrada impecable. Me quedo con el club de pupi secreto.

  8. Evahil, como bien dice Rocio es una cuestió de potestad de los padres decidir sobre la educación de sus hijos, pensaba que era un derecho de todas y todos pero me doy cuenta lo es solo es de unos. Los padres con niños con diversidad no pueden escoger un colegio; pongamos por caso religioso o laico o un colegio bilingüe o simplemente donde se enseñe inglés porque supongo que sabes que en los centros especificos, en su mayoria no hay profes especialistas de inglés, música… . Los niños con necesidades especiales son segregados a colegios donde la realidad no es la de la calle, viven en guetos. Y yo me pregunto si en los colegios ordinarios hay PT, educadoras, logopedas y psicólogos me puede decir alguien ¿Qué especialista mas puede necesitar un niño?. A mi entender tiene lo que necesita.

  9. La Sonrisa de Mini Yo says:

    Hola:
    Como se nota que los jueces no hablan de sus hijos, pues en ese caso no pensarían de ese modo.
    Mi hija ha estado en educación ordinaria hasta este año, en dos centros, en el primero fatal y en el segundo de maravilla. Y ahora esta en un centro de educación especial porque creo que es lo mejor para ella y que era el momento adecuado. Pero creo que debemos tener diferentes opciones para elegir libremente.
    Creo que la diversidad enriquece a todos y que todos aprenden cosas, porque en el colegio no sólo se aprenden conocimientos, sino que todos somos distintos, que cada uno tiene su tiempo, a empatizar…
    Muchos besos y animo

  10. Mi hijo después de mucho recorrer está en aula especifica en centro ordinario aquí es donde mas ha avanzado a nivel académico pero al estar alumnos de edades muy distintas hay veces que está nervioso. Su mayor problema es que se entienda lo que dice. Algunas veces me pregunto lo del centro especial, pero y después de los 21 que hacemos. Somos de Sevilla

  11. Nadie tiene libre elección de centro educativo, tampoco la tenemos los padres de niños sin discapacidad, dependemos de los baremos que consideran las Consejerías. La elección de los padres de niños con discapacidad depende de los dictámenes de profesionales cualificados, que consideran las necesidades del niño por encima de los intereses de los padres, y, aún así, ya me gustaría a mi, que redacto esos dictámenes, pasar por encima de las equivocadas decisiones de algunos padres. Se me parte el alma cuando veo a los críos desperdiciar su potencial por culpa de esa «libre elección de los padres», unos por comodidad, otros por fiarse más de lo que le cuenta el vecino (un amigo, un padre, un médico..) que de lo que le dice un especialista en la materia, otros porque parece que les importa menos la educación del hijo que la apariencia social, eso de estar en un colegio con niños «normales», aunque el pobre esté solo en el patio y en la clase sea poco más que un mueble, eso sí, con tres horas de apoyo a la semana, porque cuando digo que van a desperdiciar su potencial, no es que lo crea, es que lo sé. Hay niños que están muy bien en una integración ordinaria y niños que no, y se supone que los especialistas son los que saben distinguir unos de otros.

  12. No entiendo como pasan cosas así, cuánta ignoracia, es que estos jueces no se dan cuenta con lo que están jugando, nada mas y nada menos que con el resto de la vida del niño. Que injusticia la de estos «Justos Jueces», es que acaso hay dos tipos de mundos, no señores, solo existe un mundo y todos, absolutamente todos cabemos en él. A la madre de este niño, le mando un fuerte abrazo y que toda la rabia de tanta injusticia le sirva para seguir luchando, cambia de comunidad autónoma si es preciso. Mi hijo acude a un centro ordinario con aula preferente TGD, y nunca tuvimos este problema, al menos hasta ahora, en la comunidad de Madrid funcionan mas o menos bien. Y digo mas o menos, por que posiblemente se den mas casos como el tuyo. Hay que seguir luchando, si queremos un mundo digno para todos, esto no puede suceder. No pares de moverte de luchar de denunciar donde sea. Un beso para toda tu familia.

  13. ¿Va a ir este caso al tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo? Si se hace campaña para recaudar fondos, avisad para poder difundirla. (podéis dejar el enlace como comentario en este blog: http://www.esquizoque.blogspot,com como comentario) Un fuerte abrazo a Daniel y su familia, y mucho ánimo.

  14. No hay derecho,a ke hagan esto los jueces,se supone ke vivimos en un pais de derecho,donde todos los seres no tienen discriminaciôn,pero estâ visto ke todo es un mentira,estoy indignada,dolida y cabreada con esta decsiôn de los jueces

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