Lecturas que habría lamentado perderme en 2023

Le he copiado a (mi idolatrado) Enric González el título de los posts que, cada año y por estas fechas, publica en Jot Down. Los que yo incluyo no se han publicado este año en realidad, pero ha sido en 2023 cuando yo los he disfrutado.

La familia de Sara Mesa

Todos los libros de Sara Mesa merecen ser leídos. Todos te pegan un revolcón emocional para el que no siempre se está preparada. Así que leedla, pero con cuidado y cuando se pueda.

Miedo torero de Pedro Lemebel

Algunas de las reseñas sobre este libro dicen que es una historia de amor en el Santiago de la última dictadura chilena. Otras, que trata sobre el atentado frustrado contra Pinochet en 1986. La mía diría que habla del alma de un hombre profundamente bueno. Y que lo es a pesar de la burla, el maltrato, el escarnio, la crueldad que sufre por amar en la acera de enfrente.

El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince

Héctor Abad Gómez es el protagonista de este libro y el padre de su autor. Otro hombre profundamente bueno al que también la bondad lleva a la muerte. Su hijo (lo) escribe para que no le olvidemos.

Miss Marte de Manuel Jabois

Me gusta todo lo que escribe este hombre. A mis amigas también les encanta este señor y el día que lo descubrimos se convirtió en protagonista de nuestro chat de wasap (la conversación no sólo versó entorno a lo estrictamente literario). Sin embargo dicen que Miss Marte no les ha gustado. Lo que me convierte en ganadora de este club espontáneo de Jaboisers, porque a mí me ha encantado. Ojalá haya sido lo suficientemente buena como para que los Reyes me traigan lo último que ha publicado.

En la boca del lobo de Elvira Lindo

De Elvira Lindo también me gusta todo lo que publica. Esta es su última novela pero no sé cómo hablar sobre ella sin destriparla, así que resumo mi reseña en cinco palabras: fiaros de mí y leedla.

La hora violeta de Sergio del Molino

Decía Manuel Rivas a propósito de Julia (de Toni Martínez): «Julia es como Scherezade: cuenta historias para vencer la muerte.» Sergio del Molino hace lo mismo en este libro. En esa hora violeta que para Joan Didion era azul y para Francisco Umbral rosa. Pablo, Julia, Quintana, Pincho… Ojalá nunca ningún padre ni ninguna madre tuviera que vivir alguna de estas horas de colores.

Memorias líquidas de Enric González

Hace años compraba todos los domingos el periódico en el que el autor de este libro escribía su columna semanal. Cada domingo seguía el mismo ritual: madrugaba, bajaba al kiosko y buscaba una cafetería donde abrirlo tranquila hacia la mitad, por el suplemento dominical. Y lo primero que leía eran las columnas de Enric González y Elvira Lindo, que solían ser vecinos de página.

Aunque ahora esto resulte increíble hasta para mí misma, estiraba ese periódico durante toda la semana. Cada mañana acompañaba mis dos cafés con leche de alguno de los artículos atemporales que se publicaban entonces. Sus autores todavía recibían tiempo y dinero suficientes para hacer eso: periodismo. 

Después llegó la época de los datos ilimitados en el móvil o en el ipad y cambió mi forma (y la de tanta gente) de leer el periódico: ya no elegimos uno solo, sino una docena de cabeceras. Nos desplazamos de forma compulsiva por la pantalla leyendo tropecientos titulares, para acabar abriendo precisamente la noticia más chorra, porque nos la han vuelto a colar con el clickbait.

La culpa de este cambio de hábitos no la tuvo sólo el abaratamiento de los gigas en los dispositivos móviles. Fue también responsabilidad de los propietarios de los grandes medios, que decidieron regalar la información. Y echaron así más leña a ese fuego donde no se le da el menor valor económico a la producción intelectual. Las llamaradas han alcanzado ahora niveles estratosféricos. Intuyo que sus empresas (y especialmente ellos) no vivían tanto de la facturación de sus diarios, como de las desinformaciones pagadas que nos colaban en las portadas. Las “memorias líquidas” de Enric han venido a confirmar mis sospechas. Es una pena que sean tan breves, porque sólo asoma la punta del iceberg del backstage del periodismo de este país en las últimas décadas.

De su vida personal muestra aún menos que esa punta. Otra pena, porque seguro que sus memorias personales son todavía más fascinantes que las de periodista y corresponsal. Las he completado en cierta forma a través de sus Historias de Roma y Londres (tengo pendientes las de Nueva York).

Enric también vivió su hora violeta. O azul. O rosa. Pero a diferencia de Toni Martínez, Umbral, Didion, del Molino o Isabel Allende, él ha no ha sabido, no ha querido o no ha podido contarlo.

Los astronautas de Laura Ferrero

Cuando estaba en 6º de EGB, llegó una niña nueva a nuestra clase. Tenía una de las miradas más tristes que yo me había encontrado. Un día nos enteramos de que sus padres estaban separados. Fue la primera niña en esta situación que yo conocí. Me impactó tanto como si me hubiesen dicho que su padre hubiera muerto en un accidente de tráfico o su madre de cáncer. Tanto, que por eso todavía hoy la recuerdo. Con 11 años no imaginaba nada peor que no convivir con mi padre (en aquella época la custodia compartida no tenía ni nombre).

Laura Ferrero construye esta novela precisamente a partir de sus recuerdos de hija de padres divorciados en una época en la que resultaba excepcional serlo.

Supersaurio de Meryem El Mehdati

Y Meryem (o Miriam, Marian, Merien… tiene un archivo de notas en su móvil con todas las variantes que ha escuchado de su nombre) construye la suya desde su experiencia como hija de migrantes norteafricanos, musulmana, millennial y con un McJob. Y lo que resulta más increíble es que lo hace desde el humor, que es seguramente la forma más efectiva de golpear a los jefes incompetentes, a los malos compañeros y al tardocapitalismodeloscojones.

Gabinete X de Nuria Pérez

Como este es mi último libro del año y el que más fresco tengo, me apetece dedicarle un post específico. Coming soon 😜 

 

Fotografía en blanco y negro tomada en la librería Holland House de Londres en septiembre de 1940. Un bombardeo alemán la había destruido la noche anterior y, sin embargo, había dejado intactas las paredes con las estanterías repletas de libros perfectamente ordenados. La imagen muestra a tres hombres elegantemente vestidos curioseando entre los estantes.

 

📸 Descripción de la imagen: 

Fotografía en blanco y negro tomada en la librería Holland House de Londres en septiembre de 1940. Un bombardeo alemán la había destruido la noche anterior y, sin embargo, había dejado intactas las paredes con las estanterías repletas de libros perfectamente ordenados. La imagen muestra a tres hombres elegantemente vestidos curioseando entre los estantes.

Propiedad: Royal Commission on the Historical Monuments of England (RCHME).

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