Las mujeres de mi vida
“Las mujeres de mi vida”
Es el título de una de las redacciones que ha traído Antón como deberes.
¿Está claro quién es la mujer de su vida, no? #agüelanohaymásqueuna
Broncas
– Antón, tienes examen de Lingua el lunes ¡¡¿¿y no traes el libro para estudiar??!! Aquí solo está el de Mate
– Es que tengo examen de Mate
(lo compruebo en su agenda y tiene razón… como siempre)
– Ay… perdón
– Así que ya me puedes devolver la bronca
Tapa-pintxo
– ¿Pero por qué tengo que pedir de beber? ¡Yo sólo quiero la tapa!
Se lo explico por quincuagésimatercera vez: sin bebida no hay pincho gratis 😩
Como siempre, vuelve a quedar la Fanta intacta en el vaso…
Y, como siempre también, nuevo enfado que me agarro con él.
– Bueno, pues la próxima vez pido una caña y te la tomas tú – me contesta
#mimadresepimpla
Youtubers
Viendo vídeos en Youtube con un amigo. Descojonaos los dos.
Miedo me da acercarme a saber lo que pueden estar viendo….
La “pilota”
Cuando le dices a tu madre: “Qué maja es la pilota, ¿verdad?” refiriéndote a la azafata y ésta te oye, consigues que se descojone y convenza al comandante para que te deje entrar con tu prima en la cabina de vuelo.
Mil gracias a todos esos pilotos y copilotos que, además de llevarnos seguros a nuestro destino, aún disponen de ganas y paciencia para regalarles un ratito de felicidad extra a nuestros niños.
De cuando una madre pasa de saberlo todo a no tener ni idea
Discusión dominical mañanera con Ladolescente sobre una cuestión histórica que está estudiando para el examen de mañana que, o bien lo ha entendido mal, o le han dado una explicación insuficiente o incorrecta. En vez de escucharme, como siempre y para no desentonar con su edad, me lo discute. Su padre se desespera tanto como yo y su hermano sentencia:
– Yo, aunque no lo sepa, estoy con mamá porque es muy lista
– Jo, Antón hijo, contigo imposible no levantarse y salir a comerse el mundo
– Con lo asqueroso que es…
– ¿El qué?
– Comerse el mundo
#nosepuedesermásgrande
Ladolescente (2)
– ¿Me compro esto, Amara?
– Mamá… se refiere a blogueras de moda
Bises fumaçeiros
Final del concierto de María Fumaça. Se retira toda la tropa del escenario y yo me sumo al auditorio a gritar como una loca: “¡Otra, otra, otraaaa!”
Antón se gira, me mira y me dice desde su infinita sabiduría y toda la comprensión y condescendencia que debe mostrar hacia su ignorante madre: “Mamá, no te preocupes que no se van de verdad, enseguida vuelven y cantan la del mercado y Alegría”.
Demasiados conciertos a cuestas…. 😳
“Cortar”
Desayunando:
– Mamá, ¿sabes lo que he soñado esta noche? Que papá y tú cortabais
(¡Otia! 😳)
– ¿Y tú con quién te ibas?
– A esa parte no hemos llegado
“Cortabais”… creo que no había vuelto a oír esa expresión desde que estaba en EGB. Pues sí que debe ser cierto eso de que están de moda los 80.
Caballero soñador para niño valeroso
Abril: Día del libro y Semana del Quijote.
El enano oye hablar tanto esos días del ingenioso hidalgo de La Mancha en diferentes contextos y lugares (cole, tele, radio…) que quiere leerlo. Busco la versión infantil que tenemos por casa pero no le convence. Bajamos a la biblioteca. Encuentro otras versiones ilustradas y hasta en cómic, pero nada. Entonces, va y me pregunta:
– ¿Pero… puedo el entero?
¿El “entero”?… Pienso unos segundos porque, aunque su mente y la mía han acabado convirtiéndose en una sola, hay veces que aún me pilla despistada. Y entonces caigo:
¡Ostras! Este niño se quiere leer el original del siglo XVII 😳 😳 😳
Ahorrando
Ladolescente necesita cuatro monedas de 1 euro y a mí sólo me queda calderilla, así que tiro de la hucha del enano.
– ¡Eh! ¡No me saques dinero de mi hucha! Que lo necesito
– ¿Ah, sí? ¿para qué?
– Para dar vueltas al mundo
– Anda, ¿sí?
– Voy a ir a todos los continentes y a todos los países con mi mujer y mis hijos
Me encanta que mi nanito tenga sueños y que se vea capaz de todo.
Los mismos sueños que cualquier otro niño y con las mismas posibilidades o imposibilidades de alcanzarlos.
Sobre “problemas” y personas que se creen un regalo para el mundo
Una pareja joven y su bebé disfrutan de un día de sol. Él tiene parálisis cerebral. A mi lado una chica con otro bebé y su madre. Cotorrean sobre la pareja, sobre cómo a la chica se le habrá ocurrido meterse en semejante jardín si se ve que la parálisis del marido no es sobrevenida sino de nacimiento… La abuela mira entonces hacia donde Antón juega con su prima: «Mira, ese niño que está allí de pie también tiene problemas. Qué pena, cuánta gente joven con problemas”.
Y yo me vuelvo a morder la lengua hasta hacerme sangre para evitar girarme y decirles que el único problema que tiene mi niño es que en el mundo exista gente como ellas.
Menos mal que el propio mundo compensa poniendo en él a personas como esa chica que decidió formar una familia sin importarle la funcionalidad del padre de su hijo.
Lo que me cabrea es que Anton tenga que escuchar toda su vida este tipo de comentarios a su alrededor. Como muy bien dice el: «hombre, que lo diga para dentro”.
Cierto que hay que ser muy especial y tener mucha valentía para asumir la opción de vida de esa chica pero criticarlo en voz alta es asqueroso. Hacerlo en público ya no tiene nombre. Como tampoco tiene nombre creerse un regalo para el mundo y más merecedor de la vida por ver, oír, hablar y andar con «normalidad».