
Me voy a guardar este gráfico para contestar a esa persona (generalmente hombre) que la próxima vez que escriba “madres” en lugar de “madres y padres” o “familias”, me lo eche en cara. Siempre pasa.
Esta imagen no sólo refleja el perfil de las personas que me leen, sino que retrata a la perfección la estadística de quienes están en las salas de espera de las consultas médicas, en las reuniones de clase y en las tutorías, en los congresos, jornadas y talleres, navegando por internet en busca de información y recursos, subidas a los columpios o metidas en piscinas de bolas para facilitar la interacción con otros niños y niñas, en el despacho de inspección educativa o en las redacciones de los periódicos reclamando derechos y recursos, leyendo el DOGA o equivalente para respaldar legalmente esas reclamaciones la trigésimo cuarta vez que las haga…
M A D R E S
Tengo una amiga a quien la arbitrariedad de la genética le ha hecho madre de un niño con discapacidad intelectual y de otro con altas capacidades. El primero llego antes al mundo, así que, acostumbrada como estaba a encontrarse a más de un 90% de madres en todos los espacios relacionados con la discapacidad, al empezar a formarse e informarse para el pequeño, le sorprendió comprobar que en esos otros espacios (los de las altas capacidades) la estadística se diera la vuelta y estuvieran copados por padres. La conclusión de esta observación empírica que la elabore cada una.
Perdón, cada una y cada uno… No vaya a ser.