Libros di(n)versos

Estas ocho semanas que llevamos confinados en nuestras casas nos han traído encuentros virtuales, teletrabajo, aplausos en los balcones, montañas de deberes, asaltos a los fogones (y unos cuantos kilos ganados), desayunos, comidas y cenas en familia, tiempo para lecturas acumuladas y… millones de retos. Entre estos últimos, me animé a recoger el guante que me lanzó mi amiga Ane y que consistía en lo siguiente: “Publicar fotos de diez libros que me gustan (uno por día). Sólo portadas. Cada día pediré a alguien que se sume. Promocionemos la lectura y ofrezcámosla como regalo.

Sin embargo, yo lo modifiqué un poco y decidí que iba a publicar parejas de libros que cumplieran estas premisas:

  • Que uno sea ‘diverso’ y otro ‘normo’.
  • Que me hayan tocado y hasta transformado.
  • De autores a quienes me gustaría ver charlando.

Yo no etiqueté a nadie —como sería preceptivo en cualquier reto— pero sí animé a sumarse a quien quisiera. Lo repito de nuevo aquí, porque me encantaría conocer otras sugerencias y descubrir lecturas nuevas y diversas.

 

AQUÍ MI SELECCIÓN ⬇️

📚 DÍA 1

Que no daría yo por escuchar a estos dos charlando…

 

📚 DÍA 2

  • La mirada de Ángel, de María Luisa Fernández.
  • Paula, de Isabel Allende (en realidad quería poner “La casa de los espíritus” pero lo presté y le he perdido la pista).

No puedo imaginar una conversación con más poesía y magia que la de estas dos mujeres ❤️

El primer libro se puede descargar de forma legal y gratuita en el siguiente enlace: La mirada de Ángel.

 

📚 DÍA 3

  • Personajes secundarios, de Manu Espada.
  • Las normas de la casa de la sidra, de John Irving.

Menudo guión saldría del encuentro estos dos grandes escritores y guionistas.

 

📚 DÍA 4

Lo que disfrutaría Raúl buscando fósiles con Calpurnia y su abuelo. Y los dibujos maravillosos que saldrían de sus manos, a la manera de los antiguos naturalistas.

 

📚 DÍA 5

  • Soy Julia, de Antonio Martínez.
  • Los rojos de ultramar, de Jordi Soler.

Dos catalanes nacidos en diferentes orillas del Atlántico que comparten un humor inteligente y sensible.

 

📚 DÍA 6

No imagino mi vida sin libros, porque han sido mi mejor evasión en distintos momentos, sobre todo en los menos buenos. Dos libros marcaron mi pasión lectora: Los cinco van de cámping (la primera lectura no-tebeo que con 9 años me llevó al resto) y Crónica del alba (mi primer libro ‘adulto’ al que llegué después de la película “Valentina” y que no sé cómo consiguieron mis padres en las navidades de 1º de BUP).

De Javier Romañach, ¿qué puedo decir? Que nos dejó una nueva forma de pensar la discapacidad (de mirarla y sentirla sin prejuicios) y nuevas palabras para nombrarla con justicia, respeto y dignidad. 

Si creyera en otra vida, me los imaginaría juntos y de parranda celestial 😜

 

📚 DÍA 7

La conversación entre estas dos mujeres con un sentido del humor tan marcado, y que comparte ingenio, inteligencia y sensibilidad, sería impagable 😊

 

📚 DÍA 8

  • El mundo sobre ruedas, de Albert Casals
  • El país de las sombras largas, de Hans Ruesch.

Ese chico de 16 años recorriendo el mundo sólo y en su silla de ruedas, me emocionó profundamente en un época en la que mi hijo también la usaba. Y me hizo ser consciente del papel de las familias en la vida de las personas con diversidad funcional. Cuando leí el libro de Albert, lo que más me impresionó fue la actitud de sus padres. Hay que ser muy valiente para dejar ser libre a quien lo que el instinto te pide es sobreproteger.

Imagino la experiencia de Albert entre inuits y espero leer algún día sus propias vivencias en el país de las sombras largas.

 

📚 DÍA 9

  • Me duele la luna, de Olga Lalín y Esther Medraño.
  • El corazón helado, de Almudena Grandes.

Leí el corazón de Almudena en un momento en que se estaba yendo una de las personas más importantes de mi vida (visto desde hoy, me asombra haber sido capaz de concentrarme en otra cosa que no fuera aquel dolor). Olga describe en su luna cómo tuvo que despedir al hijo que había estado esperando para recibir a Manuel.

Qué bonita tiene que ser esa charla entre el ❤️  de Almudena y la 🌜 de Olga.

 

📚 DÍA 10

  • Disability is natural, de Kathie Snow.
  • Los gozos y las sombras, de Gonzalo Torrente Ballester.

Termino con mi gurú de cabecera, Kathie Snow, que me descubrió el inicio de un camino. Aunque poco transitado, cada día somos más cambiando la dirección que otros nos habían trazado.

 

Gracias, Ane, por haberme enredado en este reto que me ha hecho recuperar lecturas olvidadas ❤️

*Nota sobre el título de esta entrada: “Libros din versos” significa en gallego “Libros dicen versos”. Y está inspirado en un ciclo de recitales poéticos que se celebra en A Coruña llamado “Poetas Di(n)versos”.

Aprendamos a mirar

En uno de mis anteriores post, Recuerdos de una niña de barrio, reflexionaba sobre las distintas personas con diversidad funcional que poblaron mi infancia y sobre la percepción tan diferente que tenía de ellas en función de su visibilidad o invisibilidad.

Una persona llamada Susana dejó un comentario en esa entrada. Me han llegado tanto sus palabras, que he creído que merecían una entrada propia que sirviera para difundir su testimonio. Porque explica en unas pocas líneas mucho más de todo lo que yo podría exponer en decenas de escritos.

«Me ha removido tu entrada y me ha hecho pensar mucho sobre muchas cosas, en especial la forma que tenemos de normalizar aquello que forma parte de nuestra cotidianidad, dejando fuera otras cosas que son igual de “normales”.

Mi madre tuvo un tumor ocular muy agresivo que no respondió a los tratamientos. Llegó un momento en el que la única opción fue extirpar el ojo y todo lo de alrededor para evitar que se extendiera. Fue durísimo, sobre todo porque estaba claro que era de por vida, no hay opción a llevar una prótesis, le quitaron el ojo, los párpados y le hicieron un injerto para cerrar el agujero. Afortunadamente, eso acabó con el cáncer.

Cuesta acostumbrarse al principio a un cambio tan drástico, los primeros meses incluso a ella le costaba verse y que la viéramos, pero las cicatrices fueron cerrando y todos nos hicimos a la nueva cara de mi madre y sobre todo estuvimos agradecidos de que el cáncer hubiera desaparecido y de que todavía tenía un ojo para ver. No es tan grave, simplemente, donde otras personas tienen un ojo ella tiene una cicatriz.

Sin embargo, esta aceptación nunca ha sido extensiva a la gente en general. Mi madre no puede salir a la calle sin ponerse un parche porque las miradas de la gente y los cuchicheos no la dejan en paz. Como dice siempre ella, me pongo el parche por los demás, no por mí, porque estoy harta de miradas de reojo y de codazos. Y de verdad, no es para tanto, es solo un ojo que no está, es más, en casa nunca usa parche porque la hace sudar y le resulta molesto.

Mi propio marido cuando nos conocimos y vino a casa por primera vez se quedó horrorizado, yo lo notaba tenso y callado y después me lo dijo estando a solas, que se había impresionado mucho al ver la cicatriz y que lo pasó fatal porque no podía mirarla a la cara cuando le hablaba, aunque ahora ya está acostumbrado. Pero esa es nuestra sociedad, que una persona que lleva más de diez años aceptando su nueva cara tenga que ponerse un parche para salir de casa porque los demás se sienten incómodos con su cicatriz.» 

 

Así, es: esa es nuestra sociedad. Y éste testimonio una prueba más del daño que pueden causar las miradas. 

Aprendamos a mirar bien. Aprendamos a mirar bonito.

Enseñemos a que las miradas no duelan.

 

 

Leyendo la historia de la madre de Susana, me ha venido a la cabeza la imagen de un personaje fascinante como es la Princesa de Éboli. También ella, casi con certeza, debió lucir ese elemento con el que ha pasado a la historia, más por los demás que por ella misma.

Conversaciones sobre la Escuela (inclusiva)

En tiempos de cuarentena y videorrelaciones en los que nos enfrenamos a nuevos retos, no pudimos ni quisimos olvidar los pasados. Todas esas situaciones que quedan por resolver y de las que dependen los derechos y las vidas de tantas personas.

Así lo sintió Nacho Calderón que impulsó una iniciativa para reunir a todos los sectores que conforman la comunidad educativa: familias, alumnado, docentes, equipos directivos, investigadores y gestores públicos. 

Nacho nos trasladó la siguiente propuesta:

«Tengo un plan para las próximas semanas. Tal como comenté hace unos días, voy realizar una serie de encuentros virtuales en los que hablar sobre la escuela que tenemos y la necesidad de seguir construyendo junt@s nuevas narrativas sobre la escuela inclusiva. Un espacio en el que pensar públicamente sobre la realidad que vivimos y en el que proyectar la escuela que deseamos.

[…]

Hemos pensado hacer inicialmente encuentros por sectores, en los que participen primero sólo familias, después estudiantes, profesionales, administradores/as e investigadores/as. La idea es que participen por colectivos, pero esos debates podrán seguirse por el resto de personas interesadas a través de la red, bien en directo, bien a través de la grabación de las mismas. Es decir, quien se compromete a participar, debe comprometerse también a escuchar las sesiones en las que no puede participar por la complejidad del número de personas. Probablemente este ejercicio de escucha sea lo mejor de todo este proceso.»

Como el propio Nacho explica, esta iniciativa pretendía que los grupos con mayor poder escuchasen previamente a los grupos de menor poder y que, tras esos primeros debates, se generara debate entre todos. Se articularon encuentros entre todos los colectivos, para pensar juntos realidad, deseos y posibilidades. Insistía en la importancia de que nos escuchásemos unos a otros.

Este proyecto, Conversaciones sobre la escuela (inclusiva), se llevó a cabo en los meses de mayo y junio y éstas son las mesas que se conformaron (enlace a los vídeos pinchando sobre cada una):

 

Imagen: Paula Verde Francisco

 

EXPERIENCIAS DE FAMILIAS EN LAS ESCUELAS. ENTRE QUERER Y PODER

El primero de esos encuentros  reunió a ochenta personas de distintos países para compartir sus experiencias familiares, con la esperanza de poder crear nuevas narrativas que reten a la escuela actual para que sus hijos e hijas sean aceptados, valorados y reconocidos.

Yo tuve la suerte de poder participar en él y me gustaría exponer en este post mi intervención, pero contando con un espacio más cómodo para mí y un tiempo más amplio para la reflexión como es el que permite el lenguaje escrito. Mi exposición oral fue un poco atropellada —éramos muchos a hablar y grande el miedo a robar tiempo a otros—, así que aprovecho ésta, mi casa virtual, para matizarla y ampliarla.

 

FUNCIÓN DE LA ESCUELA

Yo, personalmente, entiendo que la Escuela debería ser un lugar donde las niñas y los niños:

  • Se eduquen.
  • Convivan.

Sin embargo, hay niños (muchos y no sólo aquellos que tienen la etiqueta de la discapacidad) que ni aprenden ni conviven. No adquieren conocimientos ni tienen amigos.

Entonces, ¿para qué van a la escuela?

Yo misma llevo haciéndome esa pregunta muchos años. Y, especialmente en los últimos cursos, me la hago casi a diario.

Sé la razón por la que mi hijo va a la escuela. Y, más concretamente, el porqué de haber elegido la escuela común (ésa que llamamos “ordinaria”). Sentía el porqué de esa respuesta, pero no sabía ponerle palabras. Por suerte, las que necesitaba me las proporcionó Luz López Díaz, que un día escribió: “He elegido para mi hijo el mismo colegio al que fueron sus hermanos y van sus vecinos. Pienso que si separas en la escuela, separas para la vida entera.

Hay personas, incluso muy cercanas a mí, que piensan que mando a mi hijo a la escuela común por una cuestión de militancia o algo parecido. Y a mí me pasma que alguien pueda creer que mi activismo, mis principios, mi militancia, mi apoyo a algo que no sólo es legal, sino también moral y ético, mi convencimiento de que todas las niñas y niños tienen que educarse en el mismo espacio… que todo eso, como queramos llamarle, esté por encima del bienestar de mi hijo. Porque por supuesto que no lo está. Yo mandaría a mi hijo a los Hare Krisna mañana mismo si supiera que eso garantiza su bienestar y su estabilidad emocional, presentes y futuras. Así que no, mi hijo no va a la escuela ordinaria por una cuestión de militancia materna, va porque si le separo en la escuela, le separo para la vida entera. 

Decir también, que entiendo perfectamente a las familias para quienes la escuela especial ha sido el único camino. Porque no han contado con alternativas y porque en muchos casos la escuela ordinaria ha expulsado a sus hijos después de haberlos maltratado. Con todo, creo que la escuela debería ser una sola y que deberíamos trabajar todos juntos para lograr convertir la escuela ordinaria en una Escuela Extraordinaria. Porque, como no me canso de repetir, si la escuela no vale aunque sea para un sólo niño, no vale para ninguno.

 

Imagen: Paula Verde Francisco («Mi mirada te hace grande»)

 

LECCIONES DE LA CUARENTENA

Esta situación que estamos viviendo —que ojalá no se hubiese producido, pero el caso es que ahí está— ha desencadenado lecciones de las que deberíamos aprender y provocado oportunidades que deberíamos aprovechar.

Una de esas lecciones es lo que muchos niños y niñas están sintiendo apartados de sus escuelas. De entre los testimonios que he escuchado y leído estos días, voy a recoger aquí dos que resumen ese sentir de una parte del alumnado.

Alumna de 13 años: “Gracias, confinamiento, por no dejarme ir al cole.

Alumno de 15 años:Hace tanto tiempo que no estaba así de feliz… Antes me agobiaba por las cosas del cole y a ratos estaba feliz y a ratos estaba triste, pero ahora siempre feliz.

Y el caso es que no sólo son ellos quienes están más felices. Aunque para ser más precisos, en realidad no es que estén viviendo en un estado de felicidad, sino de ausencia de sufrimiento. Como digo, no sólo ellos están mejor, sino que eso también ha trascendido a sus familias. Porque es imposible que se pueda dar una mínima estabilidad emocional en unos padres, cuando ven a su hijo sufrir casi cada día, sin que además esté en su mano poder corregir las causas de ese dolor.

En ambos casos, además, esos alumnos han estado avanzando en sus aprendizajes. Y lo han hecho más y mejor de lo que lo hacían en las clases presenciales. Han avanzado en su desarrollo académico y lo han hecho más contentos, más motivados y con más ganas. Una de las razones es, precisamente, porque han dispuesto de todo ese tiempo que les robaba la escuela. Para aprender no hacen falta seis horas de clase diarias y dos de tareas en casa.

Y ese aprendizaje lo han hecho de la mano de sus familias, y más concretamente en estos dos casos de sus madres. Mujeres que no eran docentes de profesión, que no estaban preparadas, ni formadas, ni tenían medios… Ni ninguna de esas razones que han escuchado tantas familias de boca de profesionales de la educación (yo diría que casi “históricamente”), para justificar la no-atención de sus hijos en las escuelas.

 

©Leo Osa @leoosafernandez

 

PREGUNTAS-REFLEXIÓN

Así que me gustaría lanzar un par de preguntas-reflexión:

1. ¿Qué ocurre en la escuela para que estos dos alumnos encuentren la estabilidad emocional y el aprendizaje encerrados en sus casas durante más de cincuenta días? ¿Cómo puede ser que su cárcel real sea el mundo exterior y más concretamente la escuela?

2. ¿Cómo puede ser que estos dos alumnos hayan avanzado en sus aprendizajes estas semanas, cuando lo han hecho de la mano de madres que no son docentes de profesión y que no estaban preparadas ni formadas?

Y no las lanzo como un reproche, sino porque creo que debemos encontrar las respuestas para reformar la escuela.

En mi intervención en ese encuentro de familias, me permití aportar las siguientes conclusiones, generadas por esas preguntas que yo misma planteaba. De todos modos, en ellas sólo trato de dar respuesta al apartado del aprendizaje académico, porque el tema social trasciende los muros de la escuela.

Creo que hay tres puntos en los que la Escuela falla:

  • Las ratios (que impiden una atención individualizada).
  • El currículo oficial y la metodología (el primero establece los mismos objetivos para todo el alumnado y la segunda considera a las niñas y niños como un todo homogéneo, sin atender a las particularidades de la diversidad humana).
  • La selección del personal docente (basada casi exclusivamente en conocimientos teóricos, especialmente en Secundaria, y que es una sola y permanente, al contrario que el alumnado que es evaluado de forma constante).

Dejó aquí el vídeo de ese encuentro, con la esperanza de que trascienda fronteras. Las físicas, pero sobre todo las mentales y actitudinales.

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