Estudiantes por la Inclusión premiados por Down Syndrome International Awards

El grupo de Estudiantes por la inclusión (EXI) ha sido galardonado con uno de los cinco World Down Syndrome Awards. Son unos premios que se conceden a nivel mundial por Down Syndrome International (DSi), una red mundial de personas con Síndrome de Down y sus familias.

Este año eran 200 las candidaturas que concurrían y el grupo de los EXI ha sido galardonado en la categoría de «Autorrepresentación” y en relación a la educación inclusiva.

Desde Quererla es crearla estamos especialmente emocionados por este nuevo reconocimiento a Estudiantes por la inclusión. Y es que, a pesar de ser un premio otorgado por una entidad vinculada al Síndrome de Down, le ha sido concedido a un grupo que no está conformado únicamente por personas con esta característica. Y ni siquiera por personas nombradas por la discapacidad. Si algo caracteriza a este grupo de chicos y chicas es, precisamente, su diversidad. Se trata de un grupo en el que intersectan un buen número de diferencias relacionadas con la desventaja en las escuelas: la clase social, el origen migrante, la orientación sexual, la ruralidad, la etnia, las capacidades, la situación de salud, las identidades de género…

A raíz de hacerse público el premio, escribía Antón:

Para mí es un orgullo formar parte de los EXI y que se nos reconozca, tanto que llevamos dos premios conseguidos, a ámbito internacional (que es una locura) y yendo a tantos sitios a hablar.

Yo el día que me dieron esta noticia me puse a gritar de emoción (y me contuve bastante, dado el lugar en el que estaba) y no me lo podía creer. De hecho, a veces pienso que es un sueño. Ya de por sí este premio es increíble, y es que sólo de imaginar que a lo mejor vamos a recogerlo a la ONU… Ains.

La ONU, una organización que le dio la razón a nuestro amigo Rubén y sentenció que España viola el derecho a una educación inclusiva.

Me enorgullece que nos den este premio al lado de mis queridos EXI. Además, de nuestros padrinos de este grupo Nacho Calderón y Luz Mojtar.

Me acuerdo de la primera reunión que tuvimos, todos íbamos muy o un poco obligados, sin saber muy bien qué hacíamos allí, encendiendo y apagando la cámara y dudando si hablar o no. Llegando así al final de la reunión, que, por lo menos yo, no me quería desconectar.

Los EXI me vinieron en el momento de mi vida que más necesitaba ese gran apoyo que me dieron (que nos dimos) y llenaron todo ese vacío que sentía, vacío que era enorme.

Saber que no era yo solo quién estaba sufriendo en la escuela me unió más a ellos por ese sufrimiento que teníamos en común.

Me encanta ir a los sitios que nos llaman junto a este grupo de personas, que no deja lugar a dudas, tenemos una gran amistad.

Estar en esta lucha me llena, y como dice mi madre, estoy en mi salsa.

Me siento muy afortunado teniendo en mi vida a toda esta gente, que somos una tropa y nos convertimos como en una gran familia, más la que sigo conociendo que también está en esta lucha.

En definitiva, que no sé si podremos ir a la ONU, pero ya ganar este premio y con toda la trayectoria que tenemos recorriendo lugares, y haciéndolo de la mano de mis amados EXI, es un PLACER INMENSO.

GRACIAS

GRACIAS

Y MIL GRACIAS ❤️ ❤️ ❤️

«Ya es el segundo premio internacional que este grupo de estudiantes recibe, y creo que nos invita a pensar qué hacemos en las escuelas.

Porque muchos de estos estudiantes han sido maltratados en ellas, hasta el punto de ser objeto de discriminación, vivir la soledad por años, experimentar el fracaso escolar o ser obligados a la segregación.

¿Cómo puede ser que no valgan en sus escuelas, mientras son premiados mundialmente? ¿Quién se equivoca?»

(Nacho Calderón)

Yo me hago la mismas preguntas que Nacho. Y, al igual que él, tampoco logro encontrar las respuestas.

La ceremonia de entrega de los galardones tendrá lugar el próximo el próximo 21 de marzo (Día Mundial del Síndrome de Down) en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.

Lamentablemente, este premio no tiene asignada una dotación económica, así que ahora mismo resulta bastante complejo que los EXI puedan ir a recogerlo.

Pero, ¿sería o no sería grandioso verles en esa institución junto a Rubén Calleja? En la sede del organismo que ratificó que se había vulnerado el derecho a la educación (inclusiva) de este alumno español.

A Rubén y a su familia nadie podrá restituirles los años robados. Ni reponer todo el daño que este proceso les ha causado. Sin embargo, habría algo muy hermoso y sanador en esa fotografía.

Ojalá podamos hacerla realidad.

Seguimos caminando, luchando y bailando 😊

Y como cada año por esta fecha, saco del cajón esta preciosidad que tanta alegría y tanta esperanza contagia.
 
19 años y 40 semanas contigo.
 
Te quiero infinito, mividiña ❤️ 

Gracias a todas por vuestras felicitaciones y vuestros deseos.

¡Seguimos caminando, luchando y bailando! ❤️💛💜 💚 

Celebrando la vida (19 años) por Antón Fontao

Un día como hoy, hace 19 años, yo nací en el Hospital Materno de Coruña. Mis padres en ese momento no sabían lo que les iba a suponer: un cambio de mirada; y es que una cosa llamada capacitismo estuvo, está (y espero que deje de estarlo en un futuro) a la orden del día. Pero para eso existe esta gran lucha que estamos haciendo una cantidad importante de personas. Aunque, bueno, me gustaría destacar unos cuantos puntos a lo largo de estos 19 años. Empecemos por cuando nací.

A los pocos días de llegar al mundo, una médica (llamarla así deja mucho que desear) le dijo a mi madre que no iba a poder hablar, ni caminar… incluso hasta que me iba a morir. No cabe duda que se equivocó de una forma descomunal. De hecho, cuando íbamos al Materno la veíamos por los pasillos, y si yo le tengo asco, imaginaros mi madre que tuvo que oír todas esas cosas que le dijo sobre mí.

A ver, yo tengo un habla distinta al de la mayoría de las personas, pero con que me preguntes las veces que sean necesarias qué dije, ya está.

Unos años más tarde llegó Infantil, y fueron, gracias a mi profesora Daniela, unos años increíbles.

Al llegar a primaria hubo algunos profesores que mejor sería si no los hubiese tenido, pero mayormente tengo un buen recuerdo de Mondego; después llegó la ESO y fue horrible… pero bueno, esa historia ya la conocéis.

Pero volviendo a cuando estaba en primaria, aquellos años en los que todos los viernes eran apodados como “ir a tomar los vinitos”, donde los padres tomaban algo en el bar y los niños íbamos a jugar al parque. Siendo sincero, yo siempre fui más de ir a tomar un zumo Pago (lo que tomaba en aquel entonces) y los famosos cacahuetes. Me solía sentar en las piernas de Tere, una buenísima amiga. También no podía faltar, como no, ir a la tienda de chuches, la cual llevaba Puri, una señora de la que desgraciadamente sólo me acuerdo que se escondía detrás del mostrador al verme para hacerme la broma, y conmigo era muy amable.

Algunos ya se fueron, mis padres con otros simplemente dejaron de tener contacto sin ningún por qué, y con Carlos tenemos la suerte de seguir quedando.

Pero la vida, yo pienso, que es eso, dejar de verte con algunos por nada en concreto, y gente nueva increíble que entra en tu vida llenándola de alegría.

Esto es ley de vida, igual que lo es que los padres dejen volar a sus hijos.

Hablando de dejar volar a los hijos, yo este año estoy viviendo fuera de casa. Lo mismo que hicieron mi hermana y mi padre cuando tenían mi edad, que según mi punto de vista, yo creo que es necesario para crecer como persona y para empezar a independizarse de una vez por todas. En mi caso, y seguro el de todos los de mi generación, estaba queriendo irme hace tiempo de casa, porque los padres son padres al fin y al cabo.

En cuanto a mi familia, es maravillosa y no la cambiaría por nada.

Mi hermana Amara me vio siempre como a uno más que formaba parte de la humanidad, cuando todo el mundo en ese momento me veía diferente. Tenemos nuestras broncas algunas veces, y seguramente como todos los hermanos, pero nos llevamos muy bien. Yo la quiero un montón.

Mi padre Segundo, que lleva toda su vida llegando después del primero, es alguien muy tierno y cariñoso, y es que las apariencias muchas veces engañan. A veces es demasiado gruñón, pero se le quiere igual.

Con mi madre Carmen me quedan unos cuantos años aún para devolverle todo lo que ella hizo por mí, estando a mi lado tanto en los estudios como luchando para que yo me sintiera bien en la escuela. Tanto fue su afán, que me lo contagió. ¡Cuánto la quiero!

Y por el resto de mi familia, soy muy afortunado.

Esos veranos en Taboada, bañándonos en la piscina, “poteando” (como se dice en el País Vasco) en el bar de la piscina, y haciendo miles de planes más juntos.

Luego llega Navidad, que Nochebuena la pasamos mis padres, mi hermana y yo en casa de mi abuela; me gusta mucho estar en ese ambiente tan íntimo los cinco juntos. Esa noche ver “Telepasión” (lo sé, os parecerá un rollo, pero es muy bonito ver esas coreografías, y es muy gracioso ver cómo cantan los que no se dedican a eso) antes de cenar y el Especial de la 1 que haya después.

El día de Navidad y los días siguientes también los pasamos con mi abuela.

Unos días antes de Nochevieja nos vamos a Bilbao, donde nos reunimos otra vez con mucha parte de la familia. También, da tiempo para quedar con los amigos que tenemos allí.

Al llegar el último día del año, por la tarde-noche empieza nuestro ritual: empezamos tomando algo en un bar, luego vamos a una tienda de chuches y después vamos a la casa de mis tíos a cenar. Parte de lo bonito es el poco espacio que hay en el salón para todas las personas que estamos allí. Pelearnos por decidir en dónde ver las Campanadas (muchos están muy interesados en ver el vestido de la Pedroche, y es que a mí la verdad, ya me aburre), esa emoción pura que me recorre todo el cuerpo con el corazón a mil por hora, al acabar de tomar las uvas (que yo siempre empiezo antes, porque en serio lo digo, uno se puede atragantar perfectamente, y vaya forma de acabar el año sería), nos abrazamos todos entre todos acompañado de mucha alegría y un “feliz año”, asomarnos a una ventana a ver los fuegos artificiales, y por último bajar a la plaza a tirarlos (que yo siempre tomo una distancia prudente sabiendo cómo tira los fuegos artificiales mi tío Alberto).

Luego llega cuando muchos se van por ahí de fiesta u otros simplemente van a dormir; yo me quedo en el sofá de la casa donde duermo viendo el Especial “¡Feliz (el año en el que entramos)!” en la 1, que siempre suele estar bastante chulo.

Al día siguiente mola bajar a la calle y verla desierta de gente y con todo el suelo lleno de confeti y de cosas esas, aún con la resaca emocional (otros muchos que aún no se han despertado y cuando lo hacen tienen resaca, en el sentido literal de la palabra).

En resumen, este soy yo: una persona que a veces sólo está hasta las tantas de la mañana si hay música o charloteo tomando algo si es con mis seres queridos, porque la verdad no es mi ambiente donde suele salir la gente de mi edad y las situaciones en que hay un uso excesivo de alcohol (no me siento a gusto), al que le dan miedo hasta estos mosquitos que son medianamente grandes pegados a la pared (y no os digo ya con las avispas y las abejas), cuando estoy en un entorno de confianza, entonces ahí soy realmente yo; también me encanta estar con mi familia y amigos, y me encanta viajar.

Y es que a pesar de los golpes que me han dado en mi vida, ahora me siento muy afortunado y muy contento por la vida que tengo.

 

Imagen del rostro de Antón con fondo negro

Autor de la imagen: Jose Luis Aguirre

 

Nuestras otras celebraciones:

Celebrando la vida (8 años)

Celebrando la vida (11 años)

Grazas á túa vida

Celebrando la vida (15 años)

Celebrando la vida (17 años)

 

El pulso entre las dos escuelas (II)

La anécdota que narra Nacho Calderón en un momento de esta entrevista demuestra cómo tantas veces la Escuela consigue que un niño transite en ella desde la libertad al control. Desde la construcción de conocimiento a la reproducción.

Imagen en blanco y negro de unas escaleras de cemento sin barandilla. En una de las escaleras superiores se ven las piernas colgando de un niño que está allí sentado. Sólo se ve la imagen del niño del cuello para abajo.

©Imagen: Paula Verde Francisco

***Recuerdo dos momentos de la educación escolar de mi hijo que para mí fueron hitos en mi interpretación de su escolarización.

Recuerdo un día en que estaba haciendo alguna tarea de la escuela y al comprobar que el resultado que obtenía no coincidía con el del libro dijo: “El libro está equivocado”.

Ya pasado el tiempo, recuerdo otro momento en que al preguntarme cómo se hacía algo, yo le respondía y él me decía: “No, así no es como lo dice mi profesora”.

En realidad, son maneras de entender la producción de conocimiento de dos formas radicalmente diferentes. Por una parte, desde la libertad de un niño que todavía es capaz de cuestionar el saber más legitimado en la escuela (un libro). Esa posición desafiante, arrogante y cuestionadora, que es una forma de reconocer que él está construyendo su conocimiento de manera correcta. Puede que estuviera equivocado, y seguramente estaba equivocado, pero el mero de hecho de que tú puedas cuestionar lo que hay ahí enfrente, es ya educativo de por sí. 

Y la otra forma, es el asumir ya la reproducción de la escuela, que es: no sólo tengo que decir lo que me has dicho, sino que además tengo que decirlo de la manera en que me lo has dicho.

Es en el resolver esa tensión entre el control y la libertad, entre la reproducción social y la justicia social, donde se libra la batalla de la escuela. Y donde se libra también la batalla de la inclusión, que no es otra cosa que la batalla por el Derecho a la Educación.***

El pulso entre las dos escuelas

He escrito este post a partir de la entrevista a Ignacio Calderón que aparece al final del texto. No se trata de una transcripción, ni de las palabras literales de Nacho, sino de mi reelaboración de las ideas que expresa en esta conversación con Patricia Biront y Juan Bértola durante un café compartido en Buenos Aires. 

Podríamos poner el texto entreasteriscado, que es un nuevo concepto que creo haber inventado. Pero seguramente tampoco sea así y ya ha habido antes a quien se le haya ocurrido trasvasar el lenguaje hablado de otra persona a una narración escrita propia para que, en ese proceso, al autor del texto (en este caso autora) se le impregne bien el discurso y le sirva de gasolina para impulsar el buen hacer en las escuelas.

Gracias a Patricia por haberme insistido tanto tanto tanto en que escuchara la entrevista. Y gracias a Nacho por enseñarme e inspirarme siempre tanto y cuidarnos todavía más ❤️ ❤️

Retrato de Nacho Calderón realizado por Paula Verde Francisco. Aparece de cintura para arriba, vestido de negro y con el fondo blanco de una pared encalada.

Autora de la imagen: Paula Verde Francisco

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***Hay una controversia que está en el ADN de la escuela. Y es que las escuelas tienen encomendadas funciones sociales divergentes y contradictorias. Al mismo tiempo que se le pide a un docente que califique —y con ello clasifique— a los niños y a las niñas, también se le pide que logre que sean cooperativos, que sean buenas personas, que amen el conocimiento, que sean personas libres… 

Hay una tensión entre estas dos ideas.

Por una parte, se pretende lograr el control de la ciudadanía desde su infancia, conseguir hacerle pensar de una misma manera, controlar su conducta, su forma de pensar, sentir y actúar. Esa es la función encomendada a la escuela: una gran maquinaria en la que todos los días te sientas delante de alguien que te dicta las normas, que te dice lo que tienes que hacer… Y si no haces lo que se te dice, vas a tener un castigo. El castigo puede venir en forma de notas o en forma de reprimenda.

Y, por otra, está la función que tiene que ver con sublevarte, con liberarte, con aprender a cuestionar lo que pasa y transformar lo que ocurre allí. Y esas dos funciones están, lamentablemente, ligadas en la escuela. 

Sin embargo, cada docente puede poner mayor peso en una o en otra. Dependerá de su condición humana, de su formación, de la institución en la que esté, etc. Pero siempre hay una opción final y son los docentes quienes toman esa decisión. Quienes deciden si se inclinan por una función o por la otra. Son ellas y ellos quienes valoran si poner el peso en la función controladora y reproductora de la sociedad (porque controlar significa mantener lo que ya hay, el status quo, que nada cambie) o, por el contrario, optar por la libertad y la justicia social.

En un momento de la conversación, Patricia Biront apunta que a esta última opción se le suele acusar de “adoctrinar a los niños”. 

Nacho esboza una sonrisa y lanza esta pregunta: ¿Y si es la reproducción social no?

¿Cuándo es que se adoctrina a los niños? 

¿Cuando estás enseñando a los niños y a las niñas a pensar por sí mismos a partir de toda la cultura que hemos ido construyendo? Es decir, a partir de la filosofía, de la ciencia, de la literatura… de todo el conocimiento acumulado por los seres humanos a lo largo de la historia.

Sin embargo, eso no es algo acabado. Ninguno de esos creadores, de esas creadoras de la cultura universal diría “esto es algo acabado”. Si le preguntáramos a Einstein, nunca nos diría que el conocimiento que él ha creado está acabado. Tampoco Picasso o Hannah Arendt dirían “esto ya está terminado”. Pero en las escuelas, lamentablemente, tratamos el conocimiento como si fuera algo acabado. Y no debería ser así. Deberían ser espacios donde los niños y las niñas se pongan a jugar a científicos, a filósofos, a escritores… Espacios donde la infancia pueda ir reconstruyendo el conocimiento que hemos ido generando los que somos más viejos.

Por otra parte, en ese proceso en el que se intenta resolver la tensión entre el control y la libertad, entre la reproducción social y la justicia social, es también donde se libra la batalla de la inclusión, que es la batalla por el derecho a la educación. No hay otra.***

 

El programa Somos Capaces Radio puede escucharse todos los viernes de 19:00 a 20:00 (hora argentina) a través de radiomonk.com.ar  y posteriormente en su canal de YouTube.

Podéis seguirles también a través de sus redes sociales:

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Lo que pocas veces pasa en la Escuela pero debería ocurrir siempre

Imagino que muchas sabréis de la iniciativa de Belén Jurado para denunciar las malas prácticas en la escuela (cuando no directamente el maltrato) sobre el alumnado nombrado por la discapacidad, a través del hashtag #YNoPasaNada. 

Pues bien, Belén es tan generosa que también compartió el mensaje de una profesora escribiéndole que “ahora debes hacer una que sea todo lo contrario”, alegando que eran muchas las “maestras inclusivas que nos esforzamos”. 

María José Corell (orientadora) dio forma en los comentarios del post a lo que muchísimas pensamos al leer aquel mensaje (por no hablar ya de esa denominación que utiliza de “maestra inclusiva”, como si pudiera ser legítima la opción de “maestra excluyente” o de “no esforzarse”): 

«Nunca entenderé a docentes que hacen esto. 

Es decir, sentirse ofendidas porque ellas sí que…

¡Con la que está cayendo!»

Así es, el problema es que hay quien no cumple con su función o que, más grave todavía, colabora en el maltrato institucional y sistémico sobre cierto alumnado. Niños y niñas que, recordemos, van a la escuela porque es OBLIGATORIO, no porque sus familias seamos una panda de sádicas. 

Sobre lo de que además es su derecho —el derecho a educarse y a aprender— ya todo el mundo se olvida, porque dan por hecho que cierto alumnado no es capaz de aprender. Y yo no conozco a absolutamente ningún ser humano que no pueda aprender. No aprendemos lo mismo ni al mismo ritmo, pero todas la personas podemos avanzar en nuestros aprendizajes. Sólo que la escuela intenta relegar primero y expulsar después, a quienes no puedan alcanzar ciertos aprendizajes en determinado espacio de tiempo. 

“La escuela al servicio de la productividad”, como dice Ignacio Calderón.

Una institución que entiende que quien no puede seguir determinados ritmos en la etapa educativa, no será productivo después en los espacios de trabajo y, por tanto, los descarta. Los desecha como futuros trabajadores “productivos” para el sistema. Lo que poco o nada tiene que ver con el saber y el aprendizaje, con la Educación.

Viñeta en blanco y negro donde aparecen cuatro edificios con el cartel de Infantil, Escuela, Instituto y Facultad en cuyas fachadas se ve un agujero por donde se expulsa a algunos estudiantes. Sobre el dibujo aparece en grande y en mayúsculas: "SISTEMA EDUCATIVO"

Al igual que María José, tampoco entiendo a las docentes que reclaman que se hable de las experiencias positivas en la escuela porque deberían serlo todas (!!!). Sin embargo, quiero compartir un correo que la casualidad ha querido que haya encontrado justamente hoy (buscando otro mensaje, cómo no). Es un mensaje de agradecimiento que mi hijo escribió al único profesor de matemáticas (y uno de los pocos poquísimos en el resto de materias durante su paso por Secundaria) que creyó en su capacidad de aprendizaje.

Antón no debería haber agradecido algo así, dado que es la razón del trabajo de un docente. Pero como también sabemos que lo habitual en la escuela es no dar un duro por el alumnado nombrado y discriminado por la discapacidad, aquí va un ejemplo de lo que sí es posible en la Escuela pero pocas veces ocurre.

Intercambio de mensajes a través de correo electrónico: De: Antón Asunto: Adiós y gracias A: “F. (profe Mate)” Hola, F. En este correo te que quiero dar las gracias. Sé que te vas, por eso te estoy escribiendo. Gracias por confiar en mí. Ningún profesor de mate, menos R. y tú, me supisteis hacer entender mate. Los otros profes ni lo intentaron o lo intentaron muy poco. Los otros profes pensaban que como estaba más verde que una manzana no lo iba a entender en la vida y entonces para qué se iban a esforzar en enseñármelo. Pero en cambio vosotros no parasteis hasta conseguirme entenderlo hasta el final, costara más o menos. Sé que en algunos exámenes no estuve muy a la altura, pero siempre intentaba estarlo. En mi opinión fuiste un buen profesor. Sé que R. y tú os vais. Cuando me lo dijeron me llevé un disgusto muy grande. Os voy a echar de menos. Yo algunos fines de semanas vengo a Taboada, a la aldea en la que vive mi abuela [abre así la posibilidad de verse, al estar cerca del lugar de residencia de este profesor]. Bueno, lo dicho, que gracias a los dos por confiar en mí. Un abrazo enorme y espero volver a encontrarte. ————————— Hola Antón. Primero darte las gracias por este correo, la verdad es que es muy gratificante recibir este tipo de mensajes. Es cierto, este curso no voy a estar en el centro pero es muy probable que para el curso siguiente vuelva, ya que mi destino definitivo está ahí, por lo que seguro que nos veremos. Por último, decirte que te costará más o menos, pero eres capaz de hacer lo que quieras, solo tienes que fijarlo como objetivo e ir a por él, como hiciste durante este curso. Así que mucho ánimo. Antes de terminar, decirte que tienes mi correo electrónico y cualquier cosa en la que te pueda ayudar aquí me tienes, no dudes en mandarme un correo. Recordarte que cuando sea posible y esté terminado, me gustaría poder leer ese pedazo de libro que estás escribiendo que tenía una pintaza... ¡QUÉ GANAS! Un abrazo muy fuerte Antón. F.

📸 Transcripción del texto que aparece en la imagen.

[Los nombres están editados para que no resulten reconocibles. F. es el profesor de matemáticas y R. la PT que trabajaba mano a mano con él para encontrar la manera en que Antón pudiera aprender a pesar de sus limitaciones en la motricidad fina, que eran su principal obstáculo.]

De: Antón

Asunto: Adiós y gracias

A: “F. (profe Mate)”

Hola, F. En este correo te que quiero dar las gracias. Sé que te vas, por eso te estoy escribiendo. Gracias por confiar en mí. Ningún profesor de mate, menos R. y tú, me supisteis hacer entender mate. Los otros profes ni lo intentaron o lo intentaron muy poco. Los otros profes pensaban que como estaba más verde que una manzana no lo iba a entender en la vida y entonces para qué se iban a esforzar en enseñármelo. Pero en cambio vosotros no parasteis hasta conseguirme entenderlo hasta el final, costara más o menos. Sé que en algunos exámenes no estuve muy a la altura, pero siempre intentaba estarlo. En mi opinión fuiste un buen profesor.

Sé que R. y tú os vais. Cuando me lo dijeron me llevé un disgusto muy grande. Os voy a echar de menos. Yo algunos fines de semanas vengo a Taboada, a la aldea en la que vive mi abuela [abre así la posibilidad de verse, al estar cerca del lugar de residencia de este profesor]. Bueno, lo dicho, que gracias a los dos por confiar en mí. Un abrazo enorme y espero volver a encontrarte.

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Hola Antón.

Primero darte las gracias por este correo, la verdad es que es muy gratificante recibir este tipo de mensajes. Es cierto, este curso no voy a estar en el centro pero es muy probable que para el curso siguiente vuelva, ya que mi destino definitivo está ahí, por lo que seguro que nos veremos.

Por último, decirte que te costará más o menos, pero eres capaz de hacer lo que quieras, solo tienes que fijarlo como objetivo e ir a por él, como hiciste durante este curso. Así que mucho ánimo.

Antes de terminar, decirte que tienes mi correo electrónico y cualquier cosa en la que te pueda ayudar aquí me tienes, no dudes en mandarme un correo.

Recordarte que cuando sea posible y esté terminado, me gustaría poder leer ese pedazo de libro que estás escribiendo que tenía una pintaza… ¡QUÉ GANAS!

Un abrazo muy fuerte Antón.

F.

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No sé si F. regresó al centro al curso siguiente. Cómo ya sabéis, quien tuvo que marcharse fue Antón.