Cuando el matón es el docente

Ayer, en un encuentro online, nos preguntaban sobre cómo era el proceso de empoderamiento de las familias. Y yo me di cuenta en ese momento al responder, o más bien reflexionar en voz alta, de que las familias, al menos la mía, sólo nos empoderamos en la intimidad. Porque las pocas veces en que me he enfrentado abiertamente al adulto a quien confiaba a mi hijo en la escuela, las consecuencias ha tenido que sufrirlas él.

Esas experiencias me enseñaron a callar y aguantar. Era eso, o irnos de allí. Como siempre, la víctima de bullying es quien debe irse, sobre todo cuando el matón es un adulto con poder en el centro y el silencio, cuando no directamente el apoyo, del resto del claustro. Ya sabemos esa regla no escrita en casi todas partes del “Hoy por ti, mañana por mí”.

Poco se habla del bulliying cuando lo ejerce el docente. Algo gravísimo que ocurre a diario en prácticamente todas las escuelas. Conozco tantos episodios de otras familias, de otras niñas y niños, que me parece infame. Las familias callan por miedo a las consecuencias, los compañeros por un corporativismo mal entendido y la inspección no se entera o hace que no se entera.

Así que lo único que me ha quedado a mí en particular, es la denuncia pública en el blog aunque sea a toro pasado. Seguramente sea una actitud cobarde, pero mucho menos de la de aquel a quien confías a tu hijo para educarle, respetarle y cuidarle y hace todo lo contrario.

Desgraciadamente, mi hijo sigue teniendo al frente del aula a personas que protagonizarán algunos de mis posts en el futuro. Os espero allí. Y a partir de ahora os pondré nombre y apellido. Porque es lo mínimo que merecéis.

¿Es un acto cobarde? Sí, porque el miedo a que le dañen todavía más me ha vuelto así. Y ellos lo saben. Y de eso se aprovechan. En todo caso, es un acto bastante menos cobarde del de aquel y aquella que aprovechan su poder, su autoridad y un respeto no merecido, para maltratar al elemento más frágil del ecosistema escolar.

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Comments

  1. Soy maestra de preparatoria en México, leerte me interpela tanto. ME pregunto desde hace mucho porque a la preparatoria (conmigo desde hace 15 años) no llegan los chicos que aprenden distinto, en donde diantres es que se quedan. Si acaso he tenido dos y vaya que me ha costado porque además no sabemos que hacer y estamos tan acostumbrados a tener un solo paradigma de como debe ser alumno, obvio hacia allá tiramos. Nos engolosinamos con los que aprenden fácil y bailan nuestro ritmo, nos hacen sentir que somos buenos maestros. Tremendo error, ¿En que momento la escuela se convirtió en la principal segredadora social?¿En qué momento en la escuela promovemos el sentido de privilegio por mucho que hablemos de igualdad ?Admiro tanto a Antón porque al final el es quien está enfrente no del maestro, sino de un sistema. Le mando un fuerte abrazo y agradezco que me enseñe tanto.

  2. Carmen Lamas carrodeguas says:

    Te entiendoooo, mi frase, Es que no quiero que las pague luci. Otra, pensar de mi lo queréis pero que no repercuta en ella. Y miedo miedo que suceda si no ahora a l larga. Un coñazo, un desazón, una cobardía que les da poder. Por suerte son los menos pero caray hacen mucho daño. Abrazos

  3. Estoy al otro lado del mundo pero la historia es la misma. Me canse y la alternativa es poner mi propio colegio.
    Ya veré cómo, pero debo hacerlo.

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