Lo que pocas veces pasa en la Escuela pero debería ocurrir siempre

Imagino que muchas sabréis de la iniciativa de Belén Jurado para denunciar las malas prácticas en la escuela (cuando no directamente el maltrato) sobre el alumnado nombrado por la discapacidad, a través del hashtag #YNoPasaNada. 

Pues bien, Belén es tan generosa que también compartió el mensaje de una profesora escribiéndole que “ahora debes hacer una que sea todo lo contrario”, alegando que eran muchas las “maestras inclusivas que nos esforzamos”. 

María José Corell (orientadora) dio forma en los comentarios del post a lo que muchísimas pensamos al leer aquel mensaje (por no hablar ya de esa denominación que utiliza de “maestra inclusiva”, como si pudiera ser legítima la opción de “maestra excluyente” o de “no esforzarse”): 

«Nunca entenderé a docentes que hacen esto. 

Es decir, sentirse ofendidas porque ellas sí que…

¡Con la que está cayendo!»

Así es, el problema es que hay quien no cumple con su función o que, más grave todavía, colabora en el maltrato institucional y sistémico sobre cierto alumnado. Niños y niñas que, recordemos, van a la escuela porque es OBLIGATORIO, no porque sus familias seamos una panda de sádicas. 

Sobre lo de que además es su derecho —el derecho a educarse y a aprender— ya todo el mundo se olvida, porque dan por hecho que cierto alumnado no es capaz de aprender. Y yo no conozco a absolutamente ningún ser humano que no pueda aprender. No aprendemos lo mismo ni al mismo ritmo, pero todas la personas podemos avanzar en nuestros aprendizajes. Sólo que la escuela intenta relegar primero y expulsar después, a quienes no puedan alcanzar ciertos aprendizajes en determinado espacio de tiempo. 

“La escuela al servicio de la productividad”, como dice Ignacio Calderón.

Una institución que entiende que quien no puede seguir determinados ritmos en la etapa educativa, no será productivo después en los espacios de trabajo y, por tanto, los descarta. Los desecha como futuros trabajadores “productivos” para el sistema. Lo que poco o nada tiene que ver con el saber y el aprendizaje, con la Educación.

Viñeta en blanco y negro donde aparecen cuatro edificios con el cartel de Infantil, Escuela, Instituto y Facultad en cuyas fachadas se ve un agujero por donde se expulsa a algunos estudiantes. Sobre el dibujo aparece en grande y en mayúsculas: "SISTEMA EDUCATIVO"

Al igual que María José, tampoco entiendo a las docentes que reclaman que se hable de las experiencias positivas en la escuela porque deberían serlo todas (!!!). Sin embargo, quiero compartir un correo que la casualidad ha querido que haya encontrado justamente hoy (buscando otro mensaje, cómo no). Es un mensaje de agradecimiento que mi hijo escribió al único profesor de matemáticas (y uno de los pocos poquísimos en el resto de materias durante su paso por Secundaria) que creyó en su capacidad de aprendizaje.

Antón no debería haber agradecido algo así, dado que es la razón del trabajo de un docente. Pero como también sabemos que lo habitual en la escuela es no dar un duro por el alumnado nombrado y discriminado por la discapacidad, aquí va un ejemplo de lo que sí es posible en la Escuela pero pocas veces ocurre.

Intercambio de mensajes a través de correo electrónico: De: Antón Asunto: Adiós y gracias A: “F. (profe Mate)” Hola, F. En este correo te que quiero dar las gracias. Sé que te vas, por eso te estoy escribiendo. Gracias por confiar en mí. Ningún profesor de mate, menos R. y tú, me supisteis hacer entender mate. Los otros profes ni lo intentaron o lo intentaron muy poco. Los otros profes pensaban que como estaba más verde que una manzana no lo iba a entender en la vida y entonces para qué se iban a esforzar en enseñármelo. Pero en cambio vosotros no parasteis hasta conseguirme entenderlo hasta el final, costara más o menos. Sé que en algunos exámenes no estuve muy a la altura, pero siempre intentaba estarlo. En mi opinión fuiste un buen profesor. Sé que R. y tú os vais. Cuando me lo dijeron me llevé un disgusto muy grande. Os voy a echar de menos. Yo algunos fines de semanas vengo a Taboada, a la aldea en la que vive mi abuela [abre así la posibilidad de verse, al estar cerca del lugar de residencia de este profesor]. Bueno, lo dicho, que gracias a los dos por confiar en mí. Un abrazo enorme y espero volver a encontrarte. ————————— Hola Antón. Primero darte las gracias por este correo, la verdad es que es muy gratificante recibir este tipo de mensajes. Es cierto, este curso no voy a estar en el centro pero es muy probable que para el curso siguiente vuelva, ya que mi destino definitivo está ahí, por lo que seguro que nos veremos. Por último, decirte que te costará más o menos, pero eres capaz de hacer lo que quieras, solo tienes que fijarlo como objetivo e ir a por él, como hiciste durante este curso. Así que mucho ánimo. Antes de terminar, decirte que tienes mi correo electrónico y cualquier cosa en la que te pueda ayudar aquí me tienes, no dudes en mandarme un correo. Recordarte que cuando sea posible y esté terminado, me gustaría poder leer ese pedazo de libro que estás escribiendo que tenía una pintaza... ¡QUÉ GANAS! Un abrazo muy fuerte Antón. F.

📸 Transcripción del texto que aparece en la imagen.

[Los nombres están editados para que no resulten reconocibles. F. es el profesor de matemáticas y R. la PT que trabajaba mano a mano con él para encontrar la manera en que Antón pudiera aprender a pesar de sus limitaciones en la motricidad fina, que eran su principal obstáculo.]

De: Antón

Asunto: Adiós y gracias

A: “F. (profe Mate)”

Hola, F. En este correo te que quiero dar las gracias. Sé que te vas, por eso te estoy escribiendo. Gracias por confiar en mí. Ningún profesor de mate, menos R. y tú, me supisteis hacer entender mate. Los otros profes ni lo intentaron o lo intentaron muy poco. Los otros profes pensaban que como estaba más verde que una manzana no lo iba a entender en la vida y entonces para qué se iban a esforzar en enseñármelo. Pero en cambio vosotros no parasteis hasta conseguirme entenderlo hasta el final, costara más o menos. Sé que en algunos exámenes no estuve muy a la altura, pero siempre intentaba estarlo. En mi opinión fuiste un buen profesor.

Sé que R. y tú os vais. Cuando me lo dijeron me llevé un disgusto muy grande. Os voy a echar de menos. Yo algunos fines de semanas vengo a Taboada, a la aldea en la que vive mi abuela [abre así la posibilidad de verse, al estar cerca del lugar de residencia de este profesor]. Bueno, lo dicho, que gracias a los dos por confiar en mí. Un abrazo enorme y espero volver a encontrarte.

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Hola Antón.

Primero darte las gracias por este correo, la verdad es que es muy gratificante recibir este tipo de mensajes. Es cierto, este curso no voy a estar en el centro pero es muy probable que para el curso siguiente vuelva, ya que mi destino definitivo está ahí, por lo que seguro que nos veremos.

Por último, decirte que te costará más o menos, pero eres capaz de hacer lo que quieras, solo tienes que fijarlo como objetivo e ir a por él, como hiciste durante este curso. Así que mucho ánimo.

Antes de terminar, decirte que tienes mi correo electrónico y cualquier cosa en la que te pueda ayudar aquí me tienes, no dudes en mandarme un correo.

Recordarte que cuando sea posible y esté terminado, me gustaría poder leer ese pedazo de libro que estás escribiendo que tenía una pintaza… ¡QUÉ GANAS!

Un abrazo muy fuerte Antón.

F.

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No sé si F. regresó al centro al curso siguiente. Cómo ya sabéis, quien tuvo que marcharse fue Antón.

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