A vueltas con las palabras

Las palabras importan. Y mucho. Porque condicionan nuestras actitudes.

En un país donde se normalizaba el uso de «mariquita» o «desviado» jamás hubieran sido posibles los cambios en la legislación que ha vivido el colectivo LGTBIQ+

La realidad empieza a cambiarse por la forma en que la nombramos.

Afirmar que no importa cómo nos refiramos a las personas discriminadas por la discapacidad, es no entender esto.

En un país donde se legitimaba el uso de mariquita, desviado, marimacho, bollera… las agresiones homófobas ni se condenaban ni eran noticia, de pura normalidad aceptada.

Este ya no es aquel país.

Y algún día dejará de ser también este. El que normaliza, asume y ejecuta una cultura profundamente capacitista que decide que hay personas subhumanas y, por tanto, sin derechos.

A vueltas con las palabras. Otra vez. Y las que hagan falta.

Comparto de nuevo este post que en unos días cumplirá 11 años pero que sigue tan vigente como si lo hubiese redactado ayer. Tristemente.

EL PODER DE LAS PALABRAS (enlace aquí)

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