Ladolescente se me escapa. Qué pena… Cada vez resulta más difícil engancharla en aquellos planes que tanto le gustaban de «sólo nosotros cuatro«. Conseguir ponernos de acuerdo para ver una peli en familia resulta ahora misión imposible. Pero estoy decidida a encontrarle ventajas a esta transición. La mejor: poder ver todas esas películas que había estado reservando para «más adelante». Acostamos a su hermano, convencemos al padre para que disfrute de los colegas, nos arrebujamos en la manta y, a soñar juntas.
La de ayer, la película que más veces he visto después de Tal como éramos: The Commitments. Esta mañana se ha levantado y me ha preguntado si no tendría por un casual el CD con la banda sonora. Lleva toda la mañana sonando… Creo que ya ha ingresado en la secta commitmentiana.
Ya hemos llegado a «Más adelante». Rosa Brillantina se ha convertido en Solo-Negro-Marrón y he dejado de ser su heroína. Ahora cierra la puerta de su habitación para hablar por teléfono y ya no suspira por hacerse un hueco en nuestra cama. Los besos y muestras de cariño en plena calle están completamente prohibidos y he pasado de “estar guapísima” a “vestir hortera”.
Sin embargo, ”Más adelante» no está tan mal. Es un lugar diferente y se añora muchísimo «Más atrás», pero no está mal del todo… Estoy tratando de centrarme en descubrir sus ventajas y asumir que, aquella niña, ya no existe. Ahora tengo que ganarme a esta.