Pues primera noticia de la mañana que abro y ya empiezo la semana fibrilando…
Imagino que lo contrario a NACER BIEN debe ser NACER MAL.
¿Cómo puede construirse una persona que escucha / lee / percibe sobre sí misma y durante toda su vida que ha nacido mal?
Señores y señoras profesionales de la medicina y de la investigación y de todas esas consultas que pueblan: por favor, aprendan a HABLAR BIEN.
Estoy segura de que pueden conseguirlo. Han aprendido ustedes miles de palabras que las familias no somos capaces de entender cuando nos las sueltan en sus despachos.
Desgraciadamente, a veces sólo emplean el lenguaje llano para soltar cosas como NACER MAL. Eso sí que lo entendemos.
Y el problema es que nos lo creemos. Al menos por un tiempo.
Menos mal que están nuestros hijos y nuestras hijas para enseñarnos que ningún ser humano nace mal.
Las palabras hacen daño. Y destrozan. Y condenan. De por vida.
La mirada de las familias se construye a partir de la de quienes ponen una etiqueta médica a nuestros hijos. Y el puñetero modelo médico-rehabilitador todavía se mezcla entre esos profesionales con el de prescindencia. Y si no, que se lo pregunten a todas esas madres a las que algún médico ha llamado irresponsables por negarse a abortar.