CompostELA 2024 (por Antón Fontao)

El pasado martes, 10 de septiembre, llegamos un grupo bastante abundante de personas con camisetas amarillas a la Praza do Obradoiro, las cuales llevábamos haciendo el Camino de Santiago desde el jueves anterior.

Hasta ahora no he podido escribir sobre el tema porque fue de esas experiencias que fueron tan increíbles que te deja una resaca emocional potente que dura durante días, y más si lo que viene después es lo contrario a cómo te habían tratado hasta ese momento.

Para la gente que no sabe qué es esto, os pongo en contexto. El CompostELA, así llamaron al grupo, está compuesto principalmente por personas con ELA, como también hay familias o personas con diversidad funcional. Todas las personas somos de una parte distinta de España. El propio CompostELA está hecho, aparte de para que disfrutemos y nos relacionemos, para reivindicar una mejor accesibilidad del Camino de Santiago y, en general, para luchar por una ley ELA, por más derechos para estas personas y para los que tenemos cualquier discapacidad.

Compartir esos días con toda esa gente haciendo el Camino me pareció alucinante, y eso que yo el año pasado ya hice dos etapas con el CompostELA, y me gustó tanto que este año me animé a hacerlo entero; pero Celia tenía razón cuando decía que este año era especial porque había personas de todas las edades.

También tengo que confesar que la primera tarde-noche que fui a O Cebreiro con mi madre vi a tanta gente que me cagué, me asusté mucho y hasta me sobraban personas; y es que yo soy un chaval bastante tímido (eso sí, hasta que cojo confianza) y la verdad es que veía a tanta gente que me quería dar algo. Pero como ya conocía a bastantes personas del año pasado, eso lo facilitó. Las personas nuevas que conocí este año también me trataron excelentemente bien. Sigo sin entender por qué hay personas que te conocen de sólo unos días y te tratan como te mereces, y hay otras en cambio que estás con ellas el tiempo más que suficiente como para que te conozcan y no les da la gana de verte.

Es que con cada una de las personas del CompostELA con las que hablé me trataron y me cayeron tan bien… y además disfruté mucho conversando.

Ir andando con personas mientras hablas con ellas es un placer, y encima permite conocerlas más. Además, ir escuchando música y a veces hasta bailar me encantó, y estar con Laura (la que pone la música en su altavoz) me parece muy agradable.

Andando ibas hablando cada vez con unas cuantas personas, pero es que comiendo también, aunque no podía faltar que nos sentáramos para cenar Mar, Antonio, Alberto junior (porque había dos Albertos) y yo. Hicimos muy buenas migas en las cenas. Bueno, en realidad todo el mundo con el que compartí un rato de charla me parecieron encantadores, y también lo son las personas que ya conocía.

Y ahora me gustaría contar algo que tristemente es poco frecuente y es que yo estoy actualmente en un entorno donde esto no se cumple, aunque me siento afortunado porque en otros grupos sí lo tengo.

En el grupo CompostELA todo el mundo cuando te ve por la mañana, en el albergue o mientras estamos esperando en el punto de salida, siempre te saluda con una sonrisa en la boca y te dedica unas palabras cariñosas. También me pasó una noche que yo tenía mal la boca por los brackets y vinieron a ayudarme a ponerme una crema y demás, y para eso entraron a mi habitación Concha, Irene, Jaime y Kasper. Yo no creo que me mereciera que vinieran cuatro personas, pero que se preocuparan por mí me hizo sentir muy bien. Como también me escribió Antonio aquella misma noche por WhatsApp y otras personas al día siguiente para preguntarme qué tal tenía la boca.

Pues bien, este grupo se preocupa todo el mundo por todo el mundo, y eso es fantástico. Eso me parece un aspecto muy necesario a destacar, porque es importante preocuparse por uno mismo, pero sin duda hay que preocuparse también por la otra persona, y este es uno de los grupos en los que estoy que se hace este tipo de cosas. No los entornos en los que cada uno va a lo suyo, y aunque hablen se nota que no se preocupan por la otra persona. Yo siento que en estos grupos se utilizan los unos a los otros para hablar y después si te he visto no me acuerdo.

No he puesto los nombres de todas las personas que vinieron este año al CompostELA porque sería el cuento de nunca acabar, y aparte seguramente me deje algún nombre, pero para todas las personas tendría algo cariñoso que decir.

Por último, me gustaría dar las gracias a Mamen, Eva, Mati y Laura (si me olvido alguna persona que también estuvo en la organización, perdón) porque organizar todo esto con lo numerosos que éramos este año, tiene mucho mérito. Os habéis pegado un currazo increíble.

En resumen, que esos días haciendo el camino con el grupo CompostELA fueron maravillosos.

¡Viva CompostELA!

El año que viene más… y no creo que mejor, por lo menos igual.

Composición con fotos de distintos momentos del CompostELA 2024 Composición con fotos de distintos momentos del CompostELA 2024

Composición con fotos de distintos momentos del CompostELA 2024

Composición con fotos de distintos momentos del CompostELA 2024

Patrimonio de la ¿Humanidad?

Para que un lugar sea Patrimonio de la Humanidad, lo primero sería que permitiera su acceso a TODA la humanidad.

Que, además, ese lugar sea «comprensible, utilizable y practicable por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible» (tal y como especifica la definición de Accesibilidad Universal de la propia Naciones Unidas), ya ni hablemos.

O bien la UNESCO modifica los requisitos para que un lugar obtenga esta distinción, o que por favor le cambie el nombre.

Estas son mis propuestas:

– Patrimonio de la Humanidad no excluida

– Patrimonio de la Humanidad menos x personas

– Patrimonio de la inHumanidad

También podrían los responsables de la UNESCO hablar con sus colegas de la Comisión de Derechos de las Personas con Discapacidad (también de la ONU) para que les expliquen la CDPD.

***Me adelanto a quien pueda señalar que existe otra entrada accesible al Obradoiro y alternativa al Arco de Xelmírez. Bien, no es todo lo accesible que dicen que es, pero eso ya se encargará de explicarlo Dabiz Riaño que este año accedió por ese lateral.

Por otra parte, si por esa otra entrada sí puede acceder todo el mundo a la Praza do Obradoiro, por qué no se desvía por ahí el Camino, tal y como se ha reivindicado tantas veces ante todas las autoridades civiles y eclesiásticas que hayan querido escuchar.

Hay personas que ya están hartas de tener que entrar siempre por la puerta trasera.

Cambios

Llevo un tiempo reflexionando sobre mi exposición pública. No sólo en las redes, sino también en el blog. Es complejo saber qué hacer, porque quiero creer que parte de lo que he expuesto en los últiimos años de nuestro espacio personal ha servido para algo. Quiero pensar que ha podido ayudar a que quien no veía a mi hijo, lo viera y que quien lo miraba mal, lo mirara mejor. 

Siempre he sentido que el mensaje político debía ir acompañado de una parte personal. Que lo uno no tiene efecto sin lo otro. Que si no ves las repercusiones que lo que ese sistema de creencias que es el capacitismo genera sobre las vidas de las personas, es imposible provocar un cambio sobre los discursos y las miradas. Pero, al mismo tiempo, esa exposición personal me ha generado un coste emocional enorme muchas veces Así que ha llegado el momento de cambiar la forma en que lo hago.

Cada quien interactúa en las redes como quiere, pero a mí hay formas de relacionarse conmigo que me incomodan y hasta violentan. Por ejemplo, hay personas que no interactúan jamás conmigo, así que concluyo que no les interesa mi contenido y ni lo ven ni lo leen de la misma forma que hago yo con otras personas. No hay tiempo material ni energía para abarcar a todo el mundo y seguramente la educación nos impida eliminar a esas personas de nuestra lista de contactos. Pero resulta que muchas veces coincido de forma física con personas que me hacen comentarios que hacen referencia a momentos personales que he compartido y me confirma que son muchas las personas que sí están atentas a lo que expongo, pero que no me lo hacen llegar de ninguna manera. Y no me gusta. No me gusta esto que casi siento como fisgoneo y que me hace creer que esas personas realmente no entienden por qué hago lo que hago. Como digo, sé que el tiempo no nos alcanza, pero no es tanto el que se necesita para hacer click y mostrar una reacción o escribir dos palabras.

Por otra parte, cada uno comparte lo que quiere y hay quien no comparte nada y en su derecho está. Pero lo que no está bien es juzgar, reprochar y hasta mofarse en privado del grado de exposición de los demás y luego no perderse detalle de esas vidas. Hacer ver que no se está por aquí, cuando se está más que nadie.

Así que, como decía, voy a cambiar la forma en que comparto el contenido más personal. Muchas de esas cosas, en especial las referidas a Antón, las publicaré sólo en el blog y sólo se podrá acceder a esos posts de forma privada. Empiezo por la crónica que hizo Antón de su aventura en Paraguay. Si alguien está interesado en leerla que me lo haga saber y le mando las instrucciones para poder acceder. Me gustaría también que quienes leáis a ese texto que a él le ha llevado tantas horas redactar, podáis dedicar un par de minutos a escribir qué os ha generado y yo pueda hacérselo llegar a él.

Abrazos ❤️