Educación contra los discursos de odio

Ayer participamos en las «IV Xornadas de Educación para o Desenvolvemento e a Cidadanía Global» organizadas por la Campaña Mundial por la Educación.

Inscritas en la «Semana de la Acción Mundial por la Educación», este año centraban su temática en la educación transformadora con un foco específico en la lucha contra los discursos de odio.

Cuando recibimos la invitación, me sorprendí y emocioné a partes iguales. 

Nadie (o casi nadie) discute que ciertos colectivos sufran esa realidad: personas migrantes, racializadas, gitanas, con una orientación sexual o identidad de género no normativas… Sin embargo, el buenísimo, la condescendiente y la invisibilidad que reciben las personas con discapacidad, enmascaran muchas veces lo que realmente representan esas conductas: aversión y rechazo hacia quienes funcionan de forma distinta a la media estadística. Odio hacia otras formas de ser y estar en el mundo. Así que eso fue lo que tratamos de trasladar: que las personas en situación de discapacidad también son objeto de discursos y delitos de odio.

No es fácil hacerlo entender debido a la labor tan eficaz que realiza el capacitismo que nos meten en vena desde que nacemos y del que es tan difícil desprenderse.

Fue maravilloso y muy enriquecedor compartir ese encuentro ante el alumnado del Grado de Infantil en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidade da Coruña con Sonia Mendes y Lucía Tembrás de SOS Racismo Galicia. Pudimos comprobar, además, como todas las opresiones se parecen porque en el fondo es siempre la misma: rechazo al distinto.

Si entre esos ciento y pico futuros maestros y maestras de Infantil que nos escucharon, hay unx solx que entendiera lo que va a significar en las vidas de tantas familias… Que comprendiera que aceptar la diversidad de todo tipo que habrá entre la infancia que llegue a sus aulas, marcará la felicidad o el infierno para ellxs y sus familias… doy por maravillosamente empleadas esas cuatro horas.

Quiero dar la gracias a Andrea Iglesias y a Laura Álvarez por la invitación y por el cariño ❤️💛💜🖤  

Imagen tomada desde el fondo del aula. Puede verse a las personas participantes en la mesa redonda al frente y las espaldas de algunos de los asistentes

El levantamiento del 3 de mayo

Hoy es 3 de mayo.
La fecha de la vergüenza para nuestro país.
 
En 2009, el Consejo de Ministros acordó establecer el día 3 de mayo como Día Nacional de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas. Esto se afirmaba en aquel Consejo y en aquella fecha:
 

«El objetivo es conmemorar y reconocer la importancia de este instrumento normativo internacional que ha supuesto un cambio de paradigma a la hora de abordar el fenómeno de la discapacidad.

La Convención y su Protocolo Facultativo fueron aprobados por la Asamblea General de la ONU el 13 de diciembre de 2006. España la ratificó en 2007 y el 3 de mayo de 2008 entró en vigor, pasando a formar parte de su ordenamiento jurídico. Los principios y los derechos que se reconocen en la Convención comportan un cambio en el concepto de discapacidad, que supone la consagración del enfoque de derechos de este colectivo. Se considera a las personas con discapacidad como sujetos titulares de derechos y el Estado está obligado a garantizar que el ejercicio de los mismos sea pleno y efectivo.

Todo ello ha supuesto importantes cambios, entre los que destacan la visibilidad de este colectivo dentro del sistema de protección de derechos humanos de Naciones Unidas, la asunción del fenómeno de la discapacidad como una cuestión de derechos humanos y el hecho de contar con una herramienta jurídica vinculante a la hora de hacer valer los derechos de estas personas. La legislación española es una de las más avanzadas del mundo en reconocimiento de derechos a las personas con discapacidad y está a la cabeza en los países de la UE en esta materia.»

 
El caso es que en nuestro país la situación del colectivo de personas nombradas por la discapacidad sigue igual que en 2007, 2006, 2005… y si nos descuidamos que en 1928 o 1357.
 
Se puede consultar el texto de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad aquí.
 
 
Antón junto a la estatua de Nelson Mandela en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
 
En la imagen, Antón junto a la estatua de Nelson Mandela en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
Ambos tienen en común resistirse y rebelarse ante la opresión. En un caso viene dada por el color de piel. En el otro por la manera de funcionar. Una es visible y parece que vamos camino de neutralizarla. La otra ni siquiera existe para la mayoría de la sociedad.

Sobre la potestad de interrogar/inquirir/husmear desde la mirada paternalista y capacitista

Comparto este extracto de una reciente entrevista a Inés Rodríguez (@unusua_al) porque me ha dado la clave del porqué a las personas nombradas por la discapacidad se les hacen ciertas preguntas que jamás nos atreveríamos a hacer a alguien con una funcionalidad acorde a la media estadística.

He perdido la cuenta de las veces que alguien me ha preguntado qué le pasaba a mi hijo. Muchas, muchísimas veces, esas preguntas han procedido incluso de absolutos extraños. Cuando era pequeño, tan empecinada estaba yo con «normalizar» la situación y tan guay me creía hablando de ello con cualquiera, que daba todas las explicaciones habidas y por haber. Más adelante, tuve la infinita suerte de leer «Disability is natural» de Kathie Snow. Seguramente ya aburra de las veces que hago referencia a la importancia de esta lectura en mi vida, pero es que para mí fue como ver la luz y me causó el mismo impacto que pueda provocar en otros la biblia. Bien, pues entre las muchas «iluminaciones» de esta lectura, hubo una que fue como un bofetón (o más bien una hostia con la mano abierta): lo terrible de hablar de detalles del historial clínico de nuestros hijos y además delante de ellos. Por dos cuestiones: primero, porque es algo que pertenece a su intimidad y es una situación que jamás toleraríamos respecto a nuestros hijos sin discapacidad o a cualquier otra persona de nuestra familia. Y segundo, porque ese niño crece escuchando como continuamente se hace referencia a su salud, o más bien a su funcionalidad tratada como un problema de salud, de forma que implica que algo está «mal» en él y es necesario «curarle».

Recuerdo perfectamente cuando fue la primera vez que no respondí a esa pregunta. O, para ser más exactos, la detuve brevemente. Había acompañado a Anton a una actividad extraescolar y estábamos junto a la puerta esperando a que saliera el grupo anterior. Una de las madres que también esperaba con su hija y estaba junto a mí, alguien a quien no conocía más que de verla en esta situación un día a la semana, me preguntó mirando a Antón: «¿Qué es lo que le pasa?». Delante de mi hijo y, además, también delante de la suya. Yo le dije por lo bajito y con cierta incomodidad: “Después te lo digo”.

Y eso hice, esperar a que su hija y el mío entraran a la actividad y no pudieran escucharnos. Ni ellos, ni el resto de niñas y niños y madres que esperaban junto a nosotras. Le dije entonces el nombre de la etiqueta de Antón y le hice un breve resumen de sus características. Y ella, como quizás había percibido cierto malestar al realizarme la pregunta, va y me dice que es que ella se había educado en otro país y que allí estas cosas se hablaban con naturalidad. Y ahí sí que me enfadé. Pero sólo por dentro, claro. Porque yo sí respeto los convencionalismos que nos impiden ir diciendo lo primero que nos pasa por la cabeza y también porque no tenía nada apropiado con que contestar semejante idiotez. Era la coartada que además me culpabilizaba por haber manifestado mi incomodidad en su mínima expresión, haber dejado su pregunta botando y no rematarla hasta que nadie más pudiera escuchar algo que debería pertenecer a nuestra intimidad.

No son preguntas que se deban hacer a quien no conoces más que de vista, ni explicaciones que haya obligación de dar a un absoluto desconocido.

En el caso de Anton, percibo que esa pregunta se debe a la curiosidad por saber en qué cajón meterle. A veces entramos en sitios donde las miradas se centran en él al unísono y que más que mirar, le examinan. Hay veces en que casi puedo escucharles pensar: Down no, que no tiene los rasgos, parálisis cerebral tampoco parece… Es decir, que es una cuestión de curiosidad y la curiosidad sobre la vida e intimidad de los demás nos la guardamos. Yo no voy preguntándole a nadie cuánto dinero tiene en el banco, ni cuántas relaciones sexuales ha mantenido en el último mes. Es algo que sólo puedes hacer si sales por la tele en horario de máxima audiencia y, a veces, ni así.

Expresaba Antón en uno de sus posts: 

«No me acuerdo del día exacto en que supe que tenía una discapacidad, aunque en realidad desde pequeño, en cierto modo, ya me di cuenta por las miraditas. Y es que hay dos cosas que no llevo nada bien, que son las miradas y, ahora, los tratos infantilizadores. Las miradas son algo que tuve que sufrir desde bien pequeño. Las típicas escenas en las que niños me señalaban sin ningún tipo de pudor y después decían, aunque yo les oyera, que tenía un párpado caído o que veían algo raro en mí. Para mí no era, ni es, nada agradable, pero entiendo que son niños pequeños y aún no saben las “normas” de la sociedad en la que vivimos y todavía les queda mucho por aprender.»

Así es, la infancia aprende por imitación o a base de preguntas. Pero llega un momento, en que descifran los códigos culturales del entorno que les ha tocado —y que son distintos en Murcia que en el Kalahari— y así llegan a ser conscientes de que las preguntas, o ciertas preguntas, no se hacen. Bien, pues esto parece valer para todas las personas, excepto para aquellas en situación de discapacidad. Esa circunstancia parece que les convierta en personajes públicos y, por tanto, se ve que con la obligación de satisfacer nuestra curiosidad.

El problema no es una pregunta ni una mirada. El problema son varias al día, todos los días de tu vida, desde que naces hasta que mueres. Haced la suma para entender lo que puede molestar y hasta doler.

Quizás aquel día, junto a aquella puerta, debería haber dicho:

¿Le ha venido ya la regla a tu hija? ¿Ese sofoco que te está entrando es por la menopausia?

Por supuesto, nunca lo voy a hacer. Porque respeto los códigos sociales que otros se saltan con nosotros.

Una joven subnormal vive atada a un limonero

En 1985 andaba yo por 3º de BUP. Aquel año estaba en la única clase —de las nueve que había en ese curso— que agrupaba en “letras puras” a los parias huidos de las matemáticas. Los dieciséis de aquella clase ni siquiera nos sentábamos por parejas, sino que formamos dos hileras: ocho delante y ocho detrás. Puede no parecer un número tan bajo, pero es que veníamos de cursos donde el último de la lista llevaba el número cuarenta y pico. Éramos además los que elaborábamos la revista del insti, “El vuelo de la corneja”, y algún día aquella clase se parecía más a la redacción de un periódico que a un aula de secundaria. Nos dirigía el de Lengua, que también parecía más tu jefe que tu profesor. Tanto, que a final de curso me ofreció un trato y me hizo prometer que obligaría a mi hermano (dos cursos más abajo) a estudiar su asignatura durante el verano, a cambio de no dejarle para septiembre. Lo acepté por la estabilidad emocional de mi madre pero, por supuesto, no me hizo ni caso. Mi hermano, no el de Lengua.

Aquel año no pudimos sacar la gabarra, como el anterior o el otro más. De hecho, no hemos vuelto a sacarla y seguimos esperando a que ocurra un milagro en la Catedral. Pero pesar de no iniciar el verano celebrando el triunfo del Atleti como acostumbrábamos, fue aquel un verano arrebatado. Casi todos en la cuadrilla libramos de ir a septiembre y “un día es un día” se convirtió en nuestro mantra.

Fui a un concierto de Kortatu que me confirmó que lo mío eran más Wham o Bananarama que el ska vasco. Nos despendolamos tanto la noche que acampamos para asegurarnos sitio para la txozna de “paellas”, que al día siguiente el arroz ni siquiera salió del paquete. Fue también el verano que Paty casi se despeña desde la cornisa por la que nos colamos en “Casa Franco”, un palacete ruinoso y abandonado donde se decía que había veraneado el caudillo. Le organizamos una fiesta de despedida a Ignacio G. que se iba a vivir su aventura americana en COU. Iñaki se pasó medio verano castigado porque la hicimos en su casa y no tuvimos energía para limpiarla como era debido antes de que volvieran sus padres. 

Grupo de adolescentes tumbados de espaldas viendo el atardecer en la play

Escuchábamos cintas de Les Luthiers en la playa y nos quedábamos allí hasta ver cómo se escondía el sol por detrás del mar. Volvíamos a casa para ducharnos y cuando nos reencontrábamos en el fotomatón de la estación para ir a las fiestas, o lo que se terciara esa noche, lucíamos todos un rojo fosforito. Esto llevó a Ignacio U. a desarrollar la teoría de que lo que en realidad ponía moreno era la ducha. Tuve que volver tres veces andando desde Plencia. Las mismas que la Ertzaintza me pilló de paquete y sin casco en la vespino de Ana.

En el momento en que yo vivía todo esto —y más de lo que ya ni me acuerdo— una chica de mi misma edad y hasta de mi mismo nombre, pasaba sus días atada a un árbol.

“UNA JOVEN SUBNORMAL DE 15 AÑOS VIVE ATADA A UN LIMONERO EN LAS AFUERAS DE CASTELLÓN” (Enlace a la noticia publicada en El País en 1985 pinchando en la imagen)


 

Pampa García Molina @pampanilla me hizo llegar ayer el podcast elaborado a partir de esta noticia que tanto me ha impactado.

Llevo todo el día preguntándome si podría haber sido yo la chica atada a ese árbol, de haber sido otros mis genes.

Porque eso era seguramente casi lo único que separaba nuestros presentes de entonces y nuestros destinos de ahora: la genética. Y la complicidad de la cultura capacitista, claro está

En un momento del podcast se escuchan los testimonios de algunos de los vecinos de entonces: 

«La tenían que tener atadita.”

“Estaba muy bien cuidada.”

«Pero vamos, eran gente normal, eh.”

Me dice Pampa que le gusta la parte en que Belén Remacha se pregunta si dentro de veinte años el discurso actual será válido.

Las dos sabemos que no. Que seguimos normalizando el maltrato, la exclusión y la falta de derechos en base a la etiqueta “discapacidad” que le ponemos a algunas personas. Y que seguramente hagan falta más de veinte años, muchos más, para que quienes vienen detrás cambien su percepción, su mirada, sus palabras y su actitud. Para que las personas en situación de discapacidad dejen de estar oprimidas por aquellos que nos consideramos “normales”.

Podéis escuchar este episodio del podcast “Hoy en El País” en el siguiente enlace: «De “una niña subnormal” a la dignidad: un viaje de 40 años por las palabras»

¿Por qué le llamamos inclusión cuando queremos decir separación, segregación y exclusión?

Este gráfico ilustra esas situaciones en las que la inclusión sigue siendo exclusión y segregación.

Representación de lo que significa inclusión, exclusión, separación e integración mediante círculos en los que se representa al grupo de personas con discapacidad mediante puntos de colores y al de personas con una funcionalidad normativa por medio de puntos verdes.

A menudo me encuentro con actividades/espectáculos/lugares con la etiqueta de “inclusivos”, pero en los que en realidad sólo participan personas nombradas por la discapacidad.

Un coro formado exclusivamente por personas en situación de discapacidad, no es “inclusivo”.

Representación de lo que significa inclusión, exclusión, separación e integración mediante círculos en los que se representa al grupo de personas con discapacidad mediante puntos de colores y al de personas con una funcionalidad normativa por medio de puntos verdes.

Un espectáculo teatral donde el público asistente son únicamente personas con diversidad funcional, no es “inclusivo”.

Representación de lo que significa inclusión, exclusión, separación e integración mediante círculos en los que se representa al grupo de personas con discapacidad mediante puntos de colores y al de personas con una funcionalidad normativa por medio de puntos verdes.

Una actividad deportiva donde el monitor es la única persona no etiquetada por la discapacidad, no es “inclusiva”.

Representación de lo que significa inclusión, exclusión, separación e integración mediante círculos en los que se representa al grupo de personas con discapacidad mediante puntos de colores y al de personas con una funcionalidad normativa por medio de puntos verdes.

Estamos llamando “inclusivas” a actividades/espectáculos/lugares que hasta hace poco les eran negados a ciertas personas. Evidentemente, menos da una piedra, pero por favor no le llamemos a eso inclusión.

Hemos pervertido el sentido de la palabra inclusión, para seguir perpetuando situaciones de opresión sin sentirnos mal por ello.

El colectivo de personas nombradas por la discapacidad constituye aproximadamente el 10% de la población. Y esa es la proporción en la que deberían estar presentes en cualquier actividad/espectáculo/lugar para que podamos llamarlo INCLUSIÓN.

La palabra INCLUSIÓN se vacía de contenido cuando nos empeñamos en utilizarla para hablar de la participación de personas nombradas por la discapacidad en contextos segregados.

Kalle Könkkölä y el Comando Tullido

Durante nuestra etapa y media del Camino de Santiago el pasado septiembre, pude compartir algunas conversaciones con Dabiz Riaño. Todas ellas, no diré inspiradoras por lo mucho que me chirría la palabra «inspiración», pero sí de alguna forma «espoleadoras». De vez en cuando, surgen intercambios de palabras o de imágenes que nos sirven de espoleta para idear acciones que reivindiquen eso que nos mueve a diario: los derechos humanos de todas las personas.

En un momento del camino (inspirados quizás por los bosques de robles que nos acogían, o más bien por todas las barreras que a los bípedos nos hubieran pasado desapercibidas de no ir acompañados por miembros del Comando Tullido), Dabiz me habló de Kalle Könkkölä. Y en concreto de una acción que llevó a cabo en el parlamento finlandés del que formaba parte. Pero no en el ámbito legislativo, como cabría esperar, sino en sus cuartos de baño.

Primer plano de Kalle Könkkölä

Kalle Könkkölä

Kalle Könkkölä fue un activista del movimiento socio-ecológico en los 70. Fue uno de los fundadores de la Threshold Association, que reivindicaba los derechos de las personas nombradas por la discapacidad, y de Helsinki Movement, organización pionera en el movimiento ecologista.

En 1983 se convirtió en el primer diputado verde de Finlandia y también en el primer miembro de su parlamento con diversidad funcional. Inicialmente el parlamento finlandés le denegó la asistencia personal que necesitaba para llevar a cabo su trabajo político y llegó a pedirle que se trasladara a una residencia. Könkkölä denunció esta reacción paternalista y discriminatoria y ganó su demanda, ayudando a sentar un importante precedente en su país.

Buscando información sobre este activista del que Dabiz ya me había hablado en otras ocasiones, me sorprendió leer sobre lo revolucionario y anticipado de su pensamiento polìtico. Aunó las reivindicaciones del movimiento de vida independiente y las del activismo ecológico. Un ejemplo: Könkkölä defendía un planeamiento urbanístico desde la perspectiva de la accesibilidad universal y en contra de la hegemonía de los coches (que ya entonces eran prioritarios y se situaban por delante de las necesidades habitacionales o de la calidad de vida). Cuarenta años después, sus ideas siguen siendo innovadoras y revolucionarias. Desgraciadamente.

Fotografía de Kalle Könkkölä en el parlamento finlandés en 1983

Kalle Könkkölä en el parlamento finlandés en 1983

Pero a lo que íbamos: a los baños del Parlamento de Finlandia. Dabiz me contó que cuando Kalle fue elegido diputado, los baños no eran accesibles y lo primero que hizo fue solicitar su reforma. Entonces le dijeron que, vale, que los diseñara como él quisiera —se verían venir una nueva demanda—. Y así lo hizo. Y entre otras indicaciones, pidió que midieran como máximo 1,70 de alto, medida que se ajustaba perfectamente a sus necesidades. ¿Qué pasó? Pues lo que cabría esperar, que golpeó al resto de sus compañeros diputados donde más les dolía: en la cabeza. De forma física (dada la estatura del finlandés medio) y moral. ¡Me pareció una genialidad!

Dabiz y su Comando Tullido también han llevado a cabo genialidades por el estilo. Uno de sus propósitos es recogerlas en un proyecto audiovisual que ojalá podamos ver pronto. Mientras, os recomiendo mucho mucho muchísimo su documental 7 lagos, 7 vidas. Podéis verlo en Vimeo, Movistar y Filmin. Hacedme caso porque es una maravilla.

 

ALGUNAS ACCIONES DEL COMANDO TULLIDO

Don Quijote y Sancho se topan con el escalón de la Catedral de Alcalá: enlace

Truco o trato: enlace

Viva la rampa: enlace

Los Reyes Magos: enlace

El árbol de Paco: enlace

 

Excluidos, silenciados y ridiculizados

ESTIGMATIZADOS

Asumir que las personas nombradas por la discapacidad o ancianas no saben qué quieren o desean y que deben tomarse las decisiones por ellas sin preguntarles o explorar todas la vías para consultarles, es estigmatizarlas.

INFANTILIZADOS

Dirigirse a un adulto con discapacidad o a una persona anciana con diminutivos, hablarles en el tono que utilizamos para los bebés, no consultarles sobre qué ropa quieren ponerse, qué actividad quieren realizar o por dónde desean moverse (sobre qué preferirían comer, ya ni hablamos), es infantilizarles.

SILENCIADOS

No atender la demanda de un usuario que insiste cada día en que quiere incorporarse a las 15:00 y no a las 18.00 como le imponen, es silenciarle. Y además, es carcelario.

MALTRATADOS

Reducir los horarios de visita a las 11:00 am y las 18:00 pm, situar en el centro las necesidades organizativas de una institución en lugar del bienestar y los derechos de los residentes, es maltrato. Y además, es carcelario.

RIDICULIZADOS

Organizar la visita de los Reyes Magos en una residencia o plantarles dibujos de Peppa Pig para colorear, es ridiculizarles hasta tal extremo, que no cabe en mi cabeza que nadie entre los responsables políticos o gestores de esos lugares sea capaz de verlo. Me pone los pelos de punta y me hace preguntarme en manos de quién tenemos a las personas más vulnerables de nuestra sociedad. ¿Cuántas situaciones no públicas estarán viviendo al otro lado de esas puertas cerradas a cal y canto?

Algún día, muchos de nosotros también acabaremos en ese lado.

Fuente del vídeo: @erkudentxo

#YNoPasaNada

Cuando era niña, los veranos íbamos “de vacaciones” a casa de mis abuelos. Y lo entrecomillo, porque nada tenían que ver con las vacaciones que yo (o cualquier otra persona) disfruta ahora con su familia.  

Esas “vacaciones” eran en realidad los pocos días al año que mis padres podían disfrutar de los suyos o de los hermanos que no habían cogido un tren para emigrar.

No se tumbaban a tomar el sol en la piscina, ni tomaban cañas en el chiringuito de la playa. Tampoco visitaban museos ni hacían rutas por parques naturales.

Sus vacaciones consistían en “apañar” patatas, podar tomateras, recoger pimientos, desbrozar leiras, recomponer las tejas, picar leña para aprovisionar a los mayores para el invierno, arreglar (o incluso construir) el cuarto de baño…

Mientras, sus hijos e hijas disfrutábamos acompañando a los primos con las vacas, escalando el interior de castaños centenarios o emulando las aventuras de “Los Cinco” solos por los montes.

Esas vacaciones eran lo mejor de nuestra infancia y provocaban la envidia de los (pocos) compañeros hijos de no-migrantes que, por tanto, no tenían pueblo. Nuestra única característica envidiable, en realidad.

El caso es que a mi vuelta recuerdo comentarles a mis amigas lo asombroso de que en Galicia hubiese muchas más estrellas que en Bilbao. Infinitamente más.

Me flipaba recostarme por las noches en un conjunto impresionante de rocas que sobresalía de la tierra (y que algún bestia dinamitó años después en nombre del progreso) que había junto a la casa de mi abuela. Podía mirar el cielo durante horas. O lo que a una niña le parecían horas. En esa época no había competencia de Netflix, ni de Instagram, ni de PlayStation, afortunadamente. Era un espectáculo impresionante. Me sentía tan pequeñita y tan grande a la vez.

Tardé años en enterarme de que en realidad las estrellas eran las mismas y que sólo el nivel de contaminación lumínica de cada lugar marcaba la diferencia.

Escribía el otro día Xacobe Pato: “Me gusta mucho que las fotos que le hacemos a la luna con el móvil sean una puta mierda comparadas con mirarla directamente.

Y yo pensaba en el cielo espectacular que sigo viendo en Mariz, pero en la mierda de fotos que me salen siempre.

Me llevó a entender que, del mismo modo que una foto (por muy buena que sea la cámara o el móvil que una tenga), es una mierda pinchada en un palo y no refleja la belleza del cielo estrellado de Mariz o del reflejo de la luna sobre la ría de Sada, tampoco los testimonios que en los últimos días está recopilando Belén Jurado bajo el hashtag #YNoPasaNada reflejan ni siquiera un poco de la enorme cantidad de dolor, discriminación, desprecio y vulneración de derechos que viven tantas familias en las escuelas.

Imagen nocturna donde aparece la luna llena y se refleja sobre la superficie del mar.

Anoche la luna estaba espectacular. Como siempre, la foto es una 💩

 

Por un Camino de Santiago ACCESIBLE

Un grupo de personas usuarias de silla de ruedas está estos días recorriendo el Camino de Santiago con el objetivo de reivindicar la accesibilidad de una ruta que desde hace cientos de años ha venido conectando a la humanidad, pero que sigue sin ser transitable para una parte de ella.

El propio destino del Camino, Santiago de Compostela, es una de las ciudades más maravillosas que existen en el mundo, pero una auténtica pesadilla para quien no pueda desplazarse con las piernas. A muchos nos emocionó el reciente discurso de investidura de su nueva alcaldesa, Goretti Sanmartín, al manifestar que una de las prioridades de su gobierno sería la accesibilidad de la ciudad. 

Pareciera que para el colectivo de personas nombradas por la discapacidad las únicas reinvindicaciones aceptables deben ser cuestiones relacionadas con la salud y, como mucho, con la educación. Sin embargo, poder estar en un concierto de Tanxugueiras o realizar el Camino de Santiago sin jugarse la vida, también son reivindicaciones importantes. Porque suponen poder estar en la sociedad que es la única forma de pertenecer realmente a ella.

Escribo este post para animar a todas las personas que puedan, a acudir mañana a la Praza do Obradoiro para recibir a este grupo y reivindicar así un Camino de Santiago en el que quepa toda la Humanidad. Toda.

🗓 Jueves, 7 de septiembre

📍 Praza do Obradoiro

⏰ 12:30 aprox.

Gracias infinitas a Dabiz Riaño por hacerlo posible, por tejer redes humanas humanas increíbles por donde quiera que va y por no conformarse con el rincón minúsculo, oscuro e insignificante donde se empeñan en relegarle.

Gracias también a las fuerzas de seguridad, por ser fuerza y seguridad de verdad para este grupo. 

Y, sobre todo, gracias a la vida por ponerme en este camino que casi siempre es tan difícil, pero que tiene momentos y personas tan tan tan maravillosos ❤️ 

Sobre el derecho al voto de las personas nombradas por la discapacidad

— Hola. Perdona que te moleste. Quería pedirte consejo y ayuda. Por favor.

Mi hija A. cumple 18 añazos ya. Tiene reconocido un 68% de discapacidad intelectual. La cuestión es que no tengo muy claro si puede votar o no. Y qué sería lo más ético a la hora de hacerlo. No sé si podrás ayudarme al respecto. Igualmente. Gracias ❤️ 

— Uf… No me atrevería a dar un consejo así a nadie y más todavía sin conocerla. Yo creo que debes seguir tu instinto y hacer lo que tú y ella queráis.

Sobre el tema legal, creo que afortunadamente se acaba de cambiar la legislación y ya no es un impedimento para votar.

Sobre las dudas éticas, sólo tienes que pensar en cómo vota muchísima gente, personas con toda su funcionalidad perfecta, y seguro que disipas esas dudas.

Habla con tu hija sobre las opciones y oriéntala, como hacemos todos los padres y madres, y ayúdale a decidir qué opción política puede contribuir mejor a que se respeten sus derechos. Porque lo que se decida en las urnas va a influir en su vida y, a la hora de votar, casi nadie piensa en tu hija ni el mío.

Creo que te estoy diciendo que por supuesto que sí, que vote 😂 

— Mi marido dice que, al igual que soy su representante legal, que mirando por sus intereses vea la mejor opción para que se respeten y defiendan sus derechos.

— Exacto.

¿Cuánta gente vota en contra de sus intereses?

Y hay que tener claro que hay opciones políticas que machacan a las personas como A. y Antón.

— Vale, lo de votar tengo claro que debe hacerlo, pero la cuestión ética iba más por si la influyo con mis ideas.

— Todos los padres y madres influimos con nuestras ideas. O porque las asumen o porque buscan la contraria 😂  

— 😂 😂 😂 

Claro, pensándolo bien, también lo hago con la pequeña, hablándole de feminismo, etc.

— Exacto, haces lo mismo que con tu otra hija. Lo mismito.

¿O te crees tú que Antón contempla votar a ciertas opciones políticas? 

El pobre también está agobiado por la responsabilidad de votar y dice que tiene miedo a equivocarse. Y yo le digo que ojalá toda esa gente que vota con el culo tuviera una mínima parte del sentido de la responsabilidad que tiene él.

— Sí, eso mismito pienso yo de mucha gente.

Muchísimas gracias por tu tiempo y tus palabras.

— Abrazo enorme para las dos ❤️ 

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En esta jornada de reflexión quería compartir la que hemos tenido estas dos madres.

Conozco a muchas familias a quienes no les parece ético que sus hijos e hijas ejerzan su derecho al voto. Y yo me pregunto, ¿cuántas de las personas no nombradas por la discapacidad que van a votar mañana, lo van a hacer pensando en la vulneración sistemática de derechos de las personas en situación de discapacidad?

Imagen de un amanecer con el sol asomando en el horizonte sobre el mar

La foto no tiene nada que ver, pero refleja mi esperanza de que mañana amanecerá un día en el que vamos a ser lo suficientemente sensatos, responsables y solidarios, como para no utilizar un derecho que ha costado hasta la vida de quienes nos han precedido, para regresar a un lugar oscuro y terrorífico, que abomina de la diferencia y del diferente.

Suerte para todxs 🍀

PREMIO CORAZÓN INCLUSIVO 2023

La semana pasada Antón recibió el premio “Corazón Inclusivo” 2023.

Una de las profesoras del IES Alonso de Avellaneda le hace entrega a Antón del premio

Para agradecerlo, escribió este discurso que hoy comparto con su permiso:

«Muchas gracias por el premio, y muchas gracias a Dabiz Riaño por querer que me dieran este premio. Creedme cuando os digo que es un auténtico honor recibir este premio a la inclusión, y además en un lugar tan bonito y que me gusta tantísimo como es Madrid.

Este premio se lo dedico a todas y a cada una de las personas que forman parte de dos grupos que son maravillosos: al de “Quererla es crearla” y otro grupo que me enorgullece pertenecer aún más si cabe que es el de los EXI (Estudiantes por la inclusión), que es un verdadero lujo teneros en mi vida y ser una aportación más a esta lucha.

Como no, también, a Nacho y a Luz. A Nacho por su labor imparable y sobre todo por querer darnos voz al alumnado. Sin ti no existirían los EXI. En cada reunión sacaste de nosotros algo que no era nada fácil porque eran anécdotas muy delicadas, y tú conseguiste que lo sacásemos todo. Además eres un buen tío y alguien muy “güasón”.

A Luz porque ella podría haber pasado de todo este tema cuando se lo presentaron, y en cambio no lo hizo. No sólo eso, también quiso saber más del tema y ahora es una de las integrantes de “Quererla es crearla”. Yo soy súper tímido (aunque cada vez menos) pero con ella me abrí muy rápido, cosa que antes me resultaba imposible. Será porque ella transmite seguridad y confianza. Además también es una tía muy simpática, graciosa y con una sensibilidad enorme.

Respecto al documental, espero que os haya gustado y también espero que este audiovisual sirva para que cada vez más gente se dé cuenta del calvario que tienen que pasar las familias, el profesorado que quiere hacer las cosas como se tienen que hacer, pero sobre todo para saber cómo lo tenemos que pasar nosotros, los que lo sufrimos en primera persona: el alumnado. Que lo que hemos tenido que pasar nosotros no se puede arreglar, porque no se puede volver al pasado, pero el futuro alumnado que va a estar allí no tenga que pasar por lo mismo que pasamos nosotros.

En este documental habéis visto la historia de Rubén, un chico al que lo expulsaron de la escuela. Imaginaros que viene un nuevo profesor que te maltrata y humilla delante de todos tus compañeros, y de pronto en vez de ser a ese profesor a quién lo echen, es a Rubén. Como dice Alejandro en este documental, “el mundo al revés”. Bueno, fueron al juzgado de Castillla y León, al Supremo, incluso a Estrasburgo, hasta que fueron a la ONU y les dieron la razón y ese comité sentenció que España había violado el derecho de las personas con discapacidad (en este caso de Rubén) a una educación.

Yo formo parte de un grupo llamado “EXI” (Estudiantes por la inclusión) en el que todos los integrantes tenemos nuestras malas experiencias en la escuela. Empezamos teniendo reuniones telemáticamente (porque cada uno somos de distintas partes de España), hasta que acabamos teniendo una reunión en el ministerio de educación con la ministra, como visteis, hasta estrenando también en Madrid este documental. Lo que hacemos desde los EXI y al mismo tiempo en “Quererla es crearla” es luchar por una inclusión real en las escuelas.

Yo ya lo dije en varias ocasiones, que sin el Joubert, todo esto que estoy viviendo y a toda esta gente tan maravillosa, esto no sería posible.

Yo sí creo que vaya a ver una inclusión real en las escuelas, porque sin duda, como dice nuestro lema, ¡¡¡QUERERLA ES CREARLA!!!»

Antón con el premio en la mano acompañado de Dabiz Riaño, promotor de la iniciativa

Gracias a Dabiz Riaño por la iniciativa y a todo el profesorado y el alumnado del IES Alonso de Avellaneda de Alcalá de Henares.

Con cuanta esperanza volvimos a casa sabiendo que hay futuros profesionales de la rama de lo social con sensibilidad y conscientes del derecho a una vida digna de las personas nombradas por la discapacidad. 

Antón con el premio en la mano que es una escultura de barro del artista Aitor Ruiz de Egino

 

Antón leyendo el discurso de agradecimiento

 

Empecemos a llamar a las cosas por su nombre: EUGENESIA

Hace unas semanas poníamos el grito en el cielo ante el anuncio del vicepresidente de Castilla y León de un protocolo antiaborto en esa comunidad que obligaría a los sanitarios a ofrecer a las mujeres que quisieran abortar escuchar el latido del feto y una ecografía en 4D.

Unas semanas antes, a algunas se nos había encogido el corazón (y el estómago) ante esta noticia:

Imagen de una noticia con el siguiente titular: "Reino Unido confirma la legalidad de abortar fetos con Síndrome de Down hasta el momento del parto"

En Reino Unido es posible abortar hasta la semana 24 de embarazo. Sin embargo, si el feto tiene Síndrome de Down está permitido abortar hasta el momento mismo del parto. Sí, has leído bien, hasta unas horas —o minutos— antes de su nacimiento.

Heidi Crowter (una mujer inglesa que tiene las características de quienes pueden ser exterminados) presentó un recurso para que se modificara este punto de la legislación sobre el aborto. Tanto el Tribunal Supremo como la Corte de Apelaciones han denegado su petición. La resolución de esta última se conoció hace un par de meses. Y, como digo, aunque muchas fueron las voces que se levantaron contra el retroceso en los derechos de las mujeres castellanoleonesas, ninguna lamentó el atentado contra los derechos de las personas británicas con Síndrome de Down. Concretamente el derecho a la vida.

Imagen de Heidi Crowter junto a un cuadro de texto con sus declaraciones: "Me hace sentir como que no debería estar aquí. Que debería haberme extinguido. Sé que no es verdad, pero es como me hace sentir."

Me apena y produce mucha vergüenza no haber encontrado esa noticia recogida en ningún medio teóricamente progresista. ¿Quizás por que se entienda que impedir que las personas nombradas por la discapacidad nazcan es progreso?

No es progreso, es NAZISMO.

Empecemos a llamar a las cosas por su nombre.

La resolución judicial de Reino Unido demuestra, una vez más, como no todas las vidas tienen el mismo valor. Algunas, por no tener, no tienen ni el derecho a nacer. 

Esto es EUGENESIA.

Empecemos a llamar a las cosas por su nombre.

Una compañera de trinchera que vive en Gran Bretaña escribió esto aquellos días en respuesta a la incredulidad de otra madre convencida de que la noticia era falsa:

«No sólo es cierto, es que además lo han ampliado a personas con labio leporino y club foot. Hasta el parto. Hablé con una madre, con varias, sobre el acoso que sufren durante el embarazo para abortar aún cuando especifican claramente que quieren seguir. Esta mamá en concreto me contó que sufre de PTSD, stress postraumático, por la constante presion que recibió durante todo el embarazo para abortar a su hija porque tenia Síndrome de Down, aún habiendo dicho por activa y por pasiva que no iban a interrumpir el embarazo. Llegó al punto que hasta estando ya de parto en el hospital, constantemente le recordaban que aunque estuviese ya de parto, hasta que la niña no empezase a bajar por el canal tenía todavía tiempo de abortar. En el Reino Unido, muchos sanitarios abiertamente dicen que tienes un deber moral y ético de no traer al mundo a un niño con discapacidad y si lo haces, pues parece ser que eres una persona amoral básicamente que carga al sistema y a los demás con gastos inecesarios.»

En España no es necesario tomar esta medida. Por la sencilla razón de que en nuestro país casi ningún feto con síndrome de Down consigue llegar tan lejos como el día del parto. Normalmente dejan de ser y de existir en cuanto llega el resultado de la amniocentesis. Y la presión sobre las pocas madres que no se plantean la opción del aborto es tan bestial, que pocas son capaces de resistirla.

Las que aún así lo consiguen, tienen que leer después mensajes como este cuando comparten en redes sociales la feliz noticia del nacimiento de su hija: 

«Y no pudiste evitarlo??? Yo creo que era lo mejor 😳😳 eso en parte es egoísmo pero en fin. Bienvenida al mundo con la cara de fastidio y pesar y esperar que se adelante para que por fin sea feliz. Si decides tener otro asegúrate que no nazca así, de lo contrario mejor evítalo.»

Captura de pantalla del comentario en Instagram: "Y no pudiste evitarlo??? Yo creo que era lo mejor 😳😳 eso en parte es egoísmo pero en fin. Bienvenida al mundo con la cara de fastidio y pesar y esperar que se adelante para que por fin sea feliz. Si decides tener otro asegúrate que no nazca así, de lo contrario mejor evítalo."

Las demás madres nos libramos de esa presión porque por ahora no es posible detectar ciertas condiciones genéticas en las pruebas prenatales. Pero más pronto que tarde también será posible. 

Desde que nació mi hijo he cedido material genético (suyo y de nuestra familia) para cualquier investigación sobre su síndrome que me lo pidiera. Pero hace ya algún tiempo que empecé a ser consciente de que las investigaciones sobre genética pueden acabar utilizándose en el futuro para exterminar a seres humanos con las características de mi hijo. Así que, en los últimos años he acabado diciendo NO. Y me preocupa la inconsciencia con nos prestamos a algo sobre lo que nunca nos ofrecen ni información ni garantías. Ahora digo: Ya está bien de investigar “las causas”. Dediquemos esos recursos a hacer sitio en el mundo a todas las personas. A mejorar vidas y entornos.

Han logrado convencernos de que debemos deshacernos de los seres humanos no productivos (a ojos del sistema) en el momento mismo en el que nacen. Porque mi hijo era exactamente el mismo con 24 horas que con menos 24.

Lo que está detrás de este tipo de legislación y de estas acciones, es un sistema capitalista bestial y atroz que acabará consiguiendo que no nazca ninguna persona que no sirva a sus intereses. Esto que está ocurriendo en Gran Bretaña es el triunfo del thatcherismo. Ni la propia Margaret hubiese soñado un final mejor.

Durante el pasado Mundial de fútbol nos cansamos de leer y escuchar condenas a la violación de derechos humanos en Qatar. Sin embargo, esta barbaridad que está ocurriendo en la democrática y ejemplar Europa ha pasado completamente de puntillas. Porque nos han acabado convenciendo de que a ciertos niños y niñas hay que recibirlos como una tragedia. Así que mejor ya ni recibirlos. Y, no contentos, lo vendemos como un avance en derechos.

Es curioso, porque cuando vivía en Inglaterra (allá a principios de los 90), me contaron que en la sanidad pública ya no se informaba del sexo del bebé porque en ciertas comunidades se utilizaba para abortar a las niñas. Para practicar feminicidios prenatales. Ahora, ese mismo país ha legalizado la posibilidad de exterminar a ciertos seres humanos hasta el momento mismo en que empiecen a bajar por el canal de parto.

Es tan atroz. Y yo no soy capaz de expresar el dolor que me produce el silencio de todas las personas y organizaciones que siempre están allí donde se vulneren los derechos humanos.

Cuando la sordera, la diabetes, los genes asociados al cáncer, al Alzheimer, al alcoholismo, a la ludopatía (añadid cualquier circunstancia que se os ocurra) sean detectados en las pruebas prenatales, ¿tampoco vamos a dejar nacer a esas personas?

Escribía otra compañera: «Es el fracaso de nuestro modelo social, capaz de invertir millones y aunarse para defender el derecho a matar, e incapaz de cooperar para ofrecer contextos en los que todos tengamos cabida. No sé qué tiene de «progre» esta regresión a la época cavernícola y animal, en la que la manada destruye todo elemento «incómodo» o que se aleja de su modelo estandarizado de “ser”

ESTO NO ES PROGRESISTA.

ESTO ES NAZISMO.

Empecemos a llamar a las cosas por su nombre.

«Un día alguien moverá esa línea un poco más adelante o un poco más hacia atrás y muchos caeremos por ella.» 

(Ana Robles, mamá de Luna)

 

 

#AktionT4Prenatal

Nosotras también existimos. Nosotras también follamos

“Nosotras también existimos, nosotras también follamos.”

Telmo Irureta recibió ayer el Goya a mejor actor revelación y fue así de contundente en su discurso de agradecimiento.

A mi lado, un chico de dieciocho años que también sueña con ser actor, no paraba de repetir: “Tengo ganas de llorar”.

Y yo no puedo siquiera imaginar la emoción que se debe sentir al ver a una persona que comparte tu misma opresión llegar a un lugar con el que tú también sueñas, en unos espacios donde nunca hay cuerpos, ni voces, ni rostros como los de Telmo y Antón.

“Brindemos hoy por un cine más inclusivo y con cuerpos de todo tipo.”

Al primer sitio que me llevaron ayer las palabras de Telmo fue a Antonio Centeno y a su “Yes, we fuck!”. El derecho a la sexualidad de las personas nombradas por la discapacidad (convertido en tabú), el debate alrededor de la asistencia sexual, de los cuerpos no normativos… Todo está en el proyecto de Centeno. 

***Actualización de estado: Hoy es el momento de celebrar a Telmo. Llevo todo el día eliminando mensajes horribles y bloqueando a capacinazis disfrazadas de feministas. Y así seguiré hasta el infinito y más allá. Estoy leyendo cosas tan horribles que dan ganas de llorar. Ya os vale. ¡Ya vale!

Roberts & Meredith

En el segundo capítulo del libro “No Pity”, Joseph Sapiro comienza hablando de la coincidencia de que en el otoño de 1962 iniciaran sus estudios universitarios James Meredith (en la Universidad Missisipi) y Ed Roberts (en la de Berkley). El primero lo hacía escoltado por la policía. El segundo después de una larga lucha contra un sistema que entendía que sufragar estudios universitarios a un alumno como él, suponía malgastar recursos públicos.

La llegada de Meredith marcaba el inicio del acceso a estudios superiores por parte de la población negra dentro de las reivindicaciones del movimiento por los derechos civiles. La de Roberts, el nacimiento del Movimiento de Vida Independiente, del que fue principal impulsor y máximo representante.

Seis décadas después, ninguna sociedad ha conseguido erradicar el racismo ni el capacitismo. Creo, sin embargo, que la diferencia entre ambas luchas por los derechos civiles, es que la primera está perfectamente identificada y nadie cuestiona que atenta contra los derechos humanos. Cierto que sociedad está llena de elementos racistas, pero ya no es una actitud socialmente aceptable. Al menos por la mayoría y en la teoría. 

Sin embargo, el capacitismo es algo que ni siquiera se contempla como una conducta a erradicar. Ni se identifica ni se reconoce. El texto predictivo sigue ignorando este término y el procesador de textos lo marca en rojo por desconocido. Lo mismo que la sociedad. ¿Cómo combatir aquello que por no tener, no tiene ni nombre?

Imagino que aquel curso del 62, tanto James como Ed imaginarían una universidad repleta de estudiantes como ellos en sus proyecciones a sesenta años. Sin embargo, un colectivo continúa infrarrepresentado en esos espacios y el otro nunca alcanza a llegar.

CREAMOS

En un artículo anterior hablaba del origen y desarrollo del movimiento Quererla es crearla. En este post me gustaría mostrar cómo ese dolor y esas necesidades individuales, que nacen de la exclusión y el maltrato en la escuela, hemos logrado convertirlas en construcciones colectivas.

La web de Quererla es crearla cuenta con los siguientes apartados: Queremos, Sabemos, Defendemos y Creamos. Este último contiene los proyectos que se han ido elaborando desde el colectivo. Por suerte, son muchas las acciones, intervenciones y publicaciones que se han podido desarrollar, así que, para no hacer pesado este post, voy a detenerme sólo en algunas de ellas. Igualmente, os invito a que echéis un vistazo a ese apartado para conocer el resto de proyectos (aquí el enlace).

 

CAMPAÑA “QUERERLA ES CREARLA” 

El nombre del colectivo surgió de la primera campaña que se hizo y que fue el lanzamiento de un vídeo. Necesitábamos un título que fuese a la vez también un lema. Después de darle mil vueltas, llegamos a “Quererla es crearla”. La intención de ese vídeo era exponer la necesidad de transformar la escuela, equiparándolo a otras luchas, transformaciones y cambios que hemos vivido como humanidad. Otras discriminaciones que, en su tiempo, también estaban completamente naturalizadas. Queríamos hacer ver la urgencia de crear la escuela que queremos y que hoy por hoy no existe. Porque no podemos seguir llamando inclusiva a una escuela que no atiende a todo el alumnado por igual y que excluye constantemente. Así, la campaña se elaboró alrededor de esa idea: la educación inclusiva no existe y, si la queremos, tenemos que crearla. Quererla es crearla.

Querer crear una escuela que acoja a todos los niños y niñas, chicos y chicas, independientemente de sus características y de sus circunstancias. 

Nace de una necesidad que plasmó muy bien nuestra compañera Mari Luz en esta frase: “Si separas en la escuela, separas para la vida entera”.

Y esto es algo que no sólo sirve para el alumnado nombrado por la discapacidad. Porque esa escuela también maltrata y expulsa a la infancia migrante, racializada, gitana, homosexual, transgénero… y con cualquier otra circunstancia que te aparte de esa teórica normatividad que, en realidad, no existe. La “norma” y la “normalidad” son una invención. Un molde ficticio en el que luchamos por entrar, pero en el que no todo el mundo consigue fingir que encaja. Y es entonces cuando la escuela te ignora, te maltrata o te expulsa.

El vídeo de esa primera campaña relacionaba la necesidad de la transformación de la escuela con otros cambios históricos: los protagonizados por el movimiento obrero, la lucha de las sufragistas, el movimiento por los derechos civiles de las personas afrodescendientes o contra la discriminación del colectivo LGTBIQ+.

GUÍA “CÓMO HACER INCLUSIVA TU ESCUELA”

Por su parte, de las conversaciones que mantuvo regularmente el grupo de Estudiantes por la Inclusión, nació la guía “Cómo hacer inclusiva tu escuela”.

Estos chicos y chicas analizaron aquello que les producía sufrimiento en la escuela y pensaron de qué forma podría cambiarse. Un sufrimiento provocado por distintas razones, porque uno de los orgullos más grandes que sentimos, es el haber sido capaces de conformar un grupo muy heterogéneo que va más allá de la discapacidad. De hecho, es algo que el grupo de adultos sentimos como pendiente y es el conseguir que se sumen otros colectivos, al margen de la discapacidad, que necesitan de esa transformación de la escuela. Algo que, como digo, sí han conseguido los EXI.

La guía está elaborada por estudiantes, junto a un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga que les han acompañado en este proceso, y está dirigida a otros estudiantes, para ayudarles a conseguir que sus escuelas respondan a la diversidad del alumnado. Es un texto muy práctico, con intención de guiar a cualquier estudiante que quiera hacer su escuela más amable. O para otros miembros de la comunidad escolar que quieran ayudar al alumnado a desarrollar su propia voz para la transformación de sus escuelas. 

Ha sido publicada por el  INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado), organismo dependiente del Ministerio de Educación y podéis descargarla en el siguiente enlace: “Cómo hacer inclusiva tu escuela”

DOCUMENTAL “EDUCACIÓN INCLUSIVA. QUERERLA ES CREARLA”

También nació la idea de recoger todos esos procesos que estábamos viviendo a través de un documental que dirigió la cineasta chilena Cecilia Barriga.

El punto de partida del documental fue el caso de la Familia Calleja-Loma, cuyo hijo Rubén fue expulsado de la escuela con 10 años y que, además, fueron sometidos a un proceso de acoso y maltrato atroz por parte de la administración. 

Los Calleja-Loma batallaron en los tribunales durante diez años hasta conseguir la primera sentencia de la ONU que condena a España por no respetar el derecho a la Educación Inclusiva. Este derecho está recogido en la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (2006) y obliga a España a cumplirlo. Nuestro Estado firmó y se adscribió a dicho tratado en 2008 y se comprometió, por tanto, a llevar a la práctica lo que en él se recoge. Es más, esta convención tiene un rango legal que lo sitúa al mismo nivel que la propia Constitución española. Así, no respetar el derecho a la Educación Inclusiva es anticonstitucional y, por tanto, un delito.

Partiendo del caso concreto de Rubén Calleja, el documental recoge también diversos encuentros de miembros del colectivo Quererla es Crearla y de situaciones de la vida diaria de algunas de sus familias.

“Educación inclusiva. Quererla es crearla” se estrenó el pasado 21 de octubre en el Museo Reina Sofía de Madrid. A la proyección asistió la Ministra de Educación, Pilar Alegría, que no sólo permaneció durante toda la proyección, sino que también participó en el diálogo que tuvo lugar al acabar. Muchas de las familias que han sido maltratadas por la escuela, incluida la de Rubén, tuvieron ocasión de exponer lo vivido a la ministra. Y la ministra dejó durante un momento el uniforme de política para ponerse el de mujer, el de ser humano, y escuchar. No soy tan ilusa como para pensar que a partir de ahí se pondrán en práctica soluciones para que otras familias dejen de sufrir dentro del sistema educativo. La transformación de la escuela necesita de algo que va mucho más allá de un ministerio y hasta de todo un gobierno. Necesita de una transformación social y en eso estamos: en Crearla porque la Queremos.

El documental está ahora a disposición de cualquier colectivo que quiera organizar una proyección y que pretenda, además, aprovechar ese encuentro colectivo para debatir sobre la escuela que queremos crear.

Puedes solicitarlo en el siguiente formulario: Organiza tu proyección

 

WORKSHOP CREARLA: Construyendo colectivamente para impulsar la escuela inclusiva.

El estreno del documental fue el inicio de un encuentro que nos reunió en Madrid durante ese fin de semana de octubre a muchas personas llegadas de distintos puntos del territorio español y que incluyó también un workshop y una concentración.

El WorkshopCrearla fue un encuentro entre familias, estudiantes, docentes e investigadores, en el que compartimos un diagnóstico de la realidad escolar en relación a la inclusión. Venía a ser una continuación del workshop que se había celebrado en Málaga cuatro años antes. El objetivo de este encuentro era generar un diálogo igualitario en el que construir líneas estratégicas para seguir trabajando de forma participativa, organizada y sistemática durante el siguiente año. No fue un congreso ni un curso al uso, sino un encuentro en el que cada participante se comprometía con la transformación del sistema educativo.

 

CONCENTRACIÓN EN CALLAO

Y ese encuentro tan extraordinario que se produjo en Madrid en octubre de 2022, tuvo su colofón en una concentración en la Plaza de Callao que reunió a muchas personas llegadas desde todos los puntos del Estado. Personas que pensamos que es posible crear una escuela que sepa acoger a todas las personas. Una escuela donde todos los niños y las niñas puedan educarse, convivir y crecer juntos. Porque sólo desde ahí se podrá construir una sociedad inclusiva.