Conviene analizar aquellos puntos o temas donde el niño ha encontrado mayores dificultades a lo largo del curso e idear recursos para que pueda entenderlos y ejercitarlos.
El verano también puede aprovecharse para adelantar temas, materias, conceptos con los que entrará en contacto en el nuevo curso a partir de septiembre. En nuestro caso, estamos abordando las tablas de multiplicar para que no se le haga tan duro el comienzo de curso y le lleve a desmotivarse.
Resulta aconsejable establecer una rutina y plantear un horario regular y un lugar estable de trabajo. Nosotros intentamos hacerlos después de desayunar, momento en que el niño está más fresco e inspirado y no nos condiciona ya el resto del día.
Limitar el tiempo que dedicamos a estas tareas: en el primer ciclo de primaria resulta aconsejable no dedicar más de 40-50 minutos, a lo sumo una hora. El verano es un tiempo de relax y descanso que los niños necesitan. El realizar una pequeña tarea diaria es interesante para que no pierdan el hábito del trabajo, al tiempo que resulta una excelente excusa para dedicarles un tiempo y atención exclusivas. Resulta interesante aprovechar actividades lúdicas para repasar cuestiones académicas pero sin que lo vean como algo negativo y les genere rechazo, de lo contrario, será un tiempo desaprovechado. Es por ello importante la cuestión del tiempo. Más vale media hora bien aprovechada que varias que sólo sirvan para generar rechazo hacia el trabajo académico.
Este tipo de tareas no implican forzosamente sentarse en una mesa y delante de un conjunto de material de trabajo, sino que podemos aprovechar las oportunidades que las actividades/salidas que realizamos en verano nos ofrecen: viajando en coche, en salas de espera de estaciones y aeropuertos, camino de la playa, paseando por el monte, visitando mercadillos, etc. Cualquier entorno nos ofrecerá magníficos recursos para realizar actividades lúdicas que, al tiempo, sirvan para ejercitar contenidos aprendidos durante el curso.
Esos eternos viajes en coche son una excelente oportunidad para plantear diferentes actividades que, además, ayudarán a sobrellevar el tedio del viaje y supondrán una excusa para todos los miembros de la familia puedan interactuar: jugar a las palabras encadenadas, plantear pequeñas operaciones aritméticas que vamos resolviendo todos los pasajeros por turnos, localizar determinados números o letras en las matrículas de otros vehículos, jugar a adivinar palabras que comiencen por determinada letra, observar e identificar elementos naturales del paisaje, etc.
Podemos ejercitar la numeración y practicar el cálculo aprovechando las excusas que nuestras actividades y salidas nos ofrecen: hacer que el niño observe el cartel de los helados y animarle a elegir aquel artículo que no supere determinada cifra, fijarse en el precio de los artículos en los estantes del supermercado a la hora de hacer la compra, observar el cambio a la hora de pagar, hacer que sean los niños quienes se encarguen de pedir la cuenta y decidir con ellos el billete/monedas que debemos entregar para pagar, comprobar el cambio, etc.
El juego de las palabras encadenadas, el veo-veo o el registro de un Diario de Verano supone una estupenda oportunidad para practicar la ortografía y la redacción.
Podemos aprovechar las construcciones de arena en la playa para trabajar el reconocimiento de distintas formas geométricas o ejercitar la orientación espacial.
Aprovechemos cualquier excusa que se nos ocurra. El aprendizaje no debe estar basado únicamente en apps/tecnología o libros de texto. La vida real nos ofrece infinidad de situaciones para que nuestros hijos avancen y progresen en su aprendizaje. Suponen además, una excelente excusa para interactuar con ellos y dedicarles toda nuestra atención que es lo que realmente ellos desean y que actúa como la mayor de las motivaciones.
FELIZ Y PROVECHOSO VERANO