Proyecto Clics (2): El otoño y la muerte

Proyecto ClicsEsta es nuestra segunda (y triste) aportación a Proyecto Clics: El otoño y la muerte

Salimos de casa en dirección al bosque con intención de retratar la nueva estación, el tema propuesto por Proyecto Clics para esta temporada. Camino triste, porque la tristeza se ha apoderado de nuestra familia en los últimos días. Hemos perdido a un ser único y especial a quien no le tocaba marcharse tan pronto.

Antón está confuso y desconcertado. Desgraciadamente, no es la primera vez que ve así a su madre, pero no al tío… Su tío alegre, optimista y divertido. Su tío que le lleva a tomar helados, que le gasta bromas que le divierten y enfadan a partes iguales, con el que graba “harlem-shakes” que nos hacen reír a todos. Su tío es ahora otra persona. Un ser hundido y con el corazón destrozado porque ha perdido a quien era tanto o más que un hermano.

Y aunque intento centrar nuestra conversación en el otoño y en cómo va a reflejarlo en sus fotos, Antón vuelve una y otra vez al tema que ronda en su cabeza durante los últimos días. Me mira y me pregunta:

¿Y por qué inventaron la muerte?

No lo sé, cariño… A lo mejor porque sino no cabríamos todos en el mundo

Pero si hay muchos países…

¿y?… no entiendo

Pues que caben todos

–    ……..

Cuando se mueren todas las personas, ¿nacemos otra vez?

Lo miro atónita. Mi hijo de 8 años, educado en el agnosticismo y a quien nunca se le ha hablado de «cielos» ni “paraísos» para explicar y dar sentido a la desaparición de seres a los que queremos, acaba de formular lo más parecido a la teoría de la reencarnación. Por puro instinto. Porque le resulta difícil aceptar la idea de que simplemente dejemos de existir. ¿Cómo entender y aceptar algo así? ¿Cómo comprender la «no existencia»? ¿y cómo tolerar lo intolerable de no volver a ver a personas tan importantes en nuestras vidas?…

Seguramente, en parte porque en nuestra cultura rehuimos el tema de la muerte, porque evitamos enfrentar a nuestros niños a estas situaciones creyendo ahorrarles así sufrimiento cuando, en realidad, lo que quizás deberíamos hacer sería encarar con ellos una certeza que afecta a nuestras vidas y con la que todos nos vamos a encontrar algún día. Prepararles, cada uno desde sus creencias y sus convicciones, pero con determinación y sin miedo, si es que esto es posible…

Así que, nos olvidamos del bosque y sus hojas, y reconducimos nuestros pasos hacia el cementerio. Al fin y al cabo, pienso, el otoño no deja de ser un poco la estación de la muerte. Quizás porque es en estas fechas cuando la naturaleza empieza a morir para volver a renacer con fuerza en primavera (en la naturaleza sí existe realmente la reencarnación). Y tampoco puede ser casualidad que sea en otoño cuando rindamos homenaje a nuestros muertos, por mucho que en los últimos años nos hayamos empeñado en disfrazar esa fecha con tradiciones importadas.

Hasta siempre, Iván.

Ojalá nunca nunca hubieras sido el protagonista de esta conversación ni la inspiración de esta entrada…

Comments

  1. Antón sigue creciendo y también su curiosidad ante todo. Se hace las mismas preguntas que te harías tú. Ojalá mi mente, al igual que la tuya, recurra al sentido común cuando tenga que dar respuestas y soluciones.
    Un abrazo y un enorme beso

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