Crónica de Menorca (por Antón Fontao)

El fin de semana pasado fueron las jornadas “Balears per la inclusió”, donde se proyectó el documental y hubo varias charlas.

En el documental, con su posterior coloquio, como siempre, se abrió una mesa redonda y hablamos Alejandro, Nacho y yo. Me gustó mucho estar con ellos dos, y a mí me costó creer que estuviera allí. Había mucha gente. De hecho, cuando llegamos (ya con el documental empezado), el auditorio estaba a oscuras pero aún así se veían bastantes personas. Hablamos largo y tendido, y yo creo que los tres nos compenetramos muy bien; Alejandro desde el punto jurídico, Nacho como profesional que está dentro, y yo como alumno que ha sufrido en la escuela. Además, me gustó mucho que hubiese tanta participación entre el público. Aunque era gracioso porque yo desde el escenario con los focos no veía quién hablaba.

Composición con tres fotografías de la mesa redonda a la que se alude en el texto. En las imágenes aparecen los tres ponentes mecionados. De fondo, la proyección del cartel de las jornadas donde destaca un faro.

Después estuvimos un buen rato por allí, algunos en el mismo auditorio y otros fuera, y yo en cuanto pude me fui fuera porque hacía mucho calor. Y digo que me fui en cuanto pude, porque me felicitó bastante gente y me pidieron fotos (a mí me dio bastante corte, la verdad, pero me gustó que apreciaran mi trabajo). En cuanto pude salir agradecí mucho el viento soplándome y allí estuve hablando con varias personas. En un momento dado Fátima, Lucía (adulta) y yo hablamos de la buena labor que hizo Cecilia, y Fátima nos contó que le había gustado mucho trabajar con ella. La verdad es que Fátima tiene muy buena conversación, ella y yo hablamos bastante cuando nos vemos.

Luego fuimos andando hasta un sitio donde íbamos a celebrar la jubilación de María José, una orientadora que ya se retiraba y que hizo mucho bueno.

Nuestro grupo llegamos al lugar los primeros, y los otros venían llegando. Malena agarraba el ramo de flores y Darío y yo la banda. Cuando llegó María José, se notó que eso era lo último que se esperaba y estuvo a punto de llorar.

Composición con tres imágenes de la fiesta de jubiliación de María José que captan el momento en que los chicos y chicas reciben a María José y le entregan un ramo de flores.

Después nos sentamos a comer, entonces Malena y yo estuvimos hablando durante mucho tiempo poniéndonos al día. Había dos nuevas personas en la mesa: Adriana, la hija de Susana y Fidel, que me pareció muy riquiña (tranquilos para los de fuera de Galicia, que es algo bueno, es como un ser muy tierno), y Vicent, otra persona que me caía mejor y mejor según lo iba conociendo.

Al terminar de cenar Viki, David y Raúl se levantaron a hablar con un micrófono que nos dieron. Entonces Viki entre tantas cosas bonitas, dijo algo con lo que estoy muy de acuerdo, que esta fiesta de jubilación fue mejor que si la hubiese celebrado con sus compañeros, y esto lo digo yo, que lo único que le trajeron fueron cosas negativas, como a todos los que trabajan en los centros educativos que quieren hacer las cosas como hay que hacerlas.

Sujetados con unas pinzas había unos plastificados con fotos de María José y mensajes hacia ella.

Un rato más tarde, seguimos de sobremesa y había música, no estaba muy alta, pero en un momento dado vino la policía porque un vecino la había llamado porque según él teníamos la música muy alta. Yo respeto que se quisiera ir a dormir, pero hombre, que no pretenda un viernes por la noche hacer como si fuese un día cualquiera entre semana.

Una vez terminada la fiesta decidimos irnos cada uno para la respectiva casa que nos había tocado, y llamamos a varios taxis, pero hubo uno que no nos quería llevar porque por lo visto no conocía ese sitio. A ver, nuestra casa estaba un poco apartada hacia el monte, pero yo pienso que ese es su trabajo y que lo hubiese buscado en el Google Maps.

Cuando llegamos a nuestra casa (suerte que estaba en Mahón, porque al otro grupo les había tocado en otra que estaba en Ciudadela, en la otra punta de la isla, a 45 minutos más o menos de Mahón), me pareció bastante chula, aunque eso lo pensé a la mañana siguiente, porque en ese momento era de noche.

Foto con todas las personas que se alojaron en la casa a la que se alude en el texto, posando frente a la entrada de la casa.

Luego, en una habitación en la que eran todas literas, algunos no estaban y otros ya estábamos en nuestras respectivas camas hablando un poco. Cuando Malena quiso bajarse de la litera, se quedó con las piernas suspendidas en el aire; mientras ella pedía ayuda, yo me estaba descojonando de la risa, hasta que mi madre la ayudó.

A la mañana siguiente, supongo que muchos hubiésemos agradecido dormir más tiempo, pero una furgoneta quedó en venir a recogernos a las 8, así que no nos quedó más remedio, y sobre todo si tenías que hacer cola en el baño. A mí me costó un poco subirme a la furgoneta, y Malena si se hubiese reído no hubiese pasado nada, así me la devolvía.

Al llegar me pareció bastante raro no ver a gente, estaba un sitio abierto que fue al que fuimos a desayunar, y digamos que la mujer que atendía era un poco peculiar. Me encantó la compañía y de lo que hablamos.

Pasado un tiempo, nos teníamos que ir al lugar en donde eran las jornadas. El sitio era donde hacían los plenos del Ayuntamiento y era muy chulo y muy espacioso. Empezó hablando la misma que el día anterior había dirigido el debate, siguiendo las palabras de otras personas, hasta que llegó la ponencia de Silvana que a mí me gustó mucho. A todo esto, yo no la conocía personalmente y me cayó muy bien.

Composición con dos fotografías donde aparece el autor del texto junto a Silvana Corso.

Quería comentar un vídeo que puso que me encantó y era bastante gracioso. Este trataba de un hombre que iba por distintos sitios y lo infantilizaban; por ejemplo, cuando iba a preguntar por una calle el otro le explicaba hablando muy alto, o en una tienda de ropa que en vez de hablarle la dependienta a él le hablaba a la acompañante, que me sentí muy identificado en esa escena. Es tan necesario explicarlo y a la vez tan absurdo…

Después llegó la ponencia de Joan Jordi Montaner que yo no lo conocía, y me gustó mucho, además lo hizo mezclando el humor, y muy bien. Lo que pasó es que acabando su charla, criticó al Conseller de Educación (en mi opinión me gustó mucho que hablara sin pelos en la lengua. Claro que sí, llamemos a las cosas por su nombre. Al pan, pan, y al vino, vino), allí había una de la Consellería e intervino bruscamente, diciendo que no le había gustado eso que dijo, vamos, que se lo tomó como un ataque.

Imagen de Joan Jordi Muntaner durante la conferencia a la que se alude en el texto.

Por la tarde eran los grupos de trabajo, pero antes de comer nos dieron tiempo para que cada uno propusiera sus ideas, entonces en nuestro grupo siguió un poco más el debate por lo que había dicho la mujer. Me gustó mucho cómo habló Viki, y acto seguido la de la Consellería le dijo que estaba allí para oír y escuchar.

Después, cuando íbamos a comer, Lucía (adolescente), Luz, Tere y yo, que era los que estábamos en ese grupo de debate dijimos que la de la Consellería por la tarde no iba a volver. Y así fue.

De la sesión de la tarde me gustó lo que dijeron Alejandro, Malena, Darío, Lucía, Luz y Tere; también me gustaron varias personas más, pero no sabía quiénes eran.

Luego, como el año pasado en Madrid, nos juntamos otra vez todos los grupos y salió un representante por cada grupo a hablar. Fue gracioso porque a Raúl a ratos no le funcionaba el micrófono.

Al acabar estuvimos un rato hablando en el recinto, y luego fuimos a un sitio que me pareció muy bonito. Antes de la comida (que eran una serie de pinchos como en los que dan en las bodas antes de sentarse a comer, que a mí en general me gustaron, pero me pareció poca cantidad) estuve sentado en la mesa tomando algo con Lucía (adolescente), Carmen M., con Imma, con Auri y con otra persona que no conocía.

En la cena, al aire libre, hacía bastante frío aunque se aguantaba con una chaqueta, me senté con Alejandro, Lucía (adulta), Malena y con mi madre. Fue un gusto tener a Chicote al lado como crítica gastronómica (lo digo por Lucía, jajaja).

Acto seguido fue un momento muy esperado por mí: “LA NOCHE DISCO”. Donde era, era en un sitio espectacular.

Composición formada por tres fotografías donde el autor posa con diferentes personas asistentes a las jornadas

Fue indescriptible lo que ocurrió durante todo ese tiempo.

Yo al principio estaba bailando pero no como bailo yo con naturalidad, estaba un poco tímido, pero cuando sonó “Viva la vida” de Coldplay (canción pedida por mí) y llegó Malena, bailamos mogollón toda la noche. Bailé con muchas personas.

Yo destacaría cuando sonó “Ay Mamá” de Rigoberta Bandini, que todos hicimos ese baile de andar con mucho flow.

Pero es que la guinda del pastel fue cuando sonó de última, en mi opinión a eso se le llama acabar por todo lo alto, que quedábamos los suficientes, sonó “No dudaría” de Antonio Flores, y el momento fue precioso: hicimos un pequeño círculo agarrándonos la cintura con las manos, bailando y cantando (el vídeo lo tenéis con todas las fotos acompañando a este escrito). Ese momento fue muy emotivo. Yo pienso que esa letra tiene relación con esto por lo que estamos luchando: “prometo ver la alegría y escarmentar de la experiencia, pero nunca más usar la violencia”.

El autor del texto posando en un momento de la fiesta con una chica y dos chicas adolescentes asistentes a la fiesta que menciona en los párrafos anteriores.

Llegó el domingo y fuimos a una feria de quesos que había en Mahón. Los que estábamos en ese momento estábamos viendo un poco el ambiente, entonces Nuria decidió ir por algunos puestos, y a mí me revienta dejar a alguien solo (por propia experiencia) y fui con ella. De la tanta hambre que tenía, cogí un palo de pan y lo unté con un queso que estaba fuerte. Se me mezcló el gusto por comer y el sabor del queso que no me gustó.

Para comer fue muy gracioso porque, o no había sitio para todos o no había comida en ningún restaurante, así que pedimos unas pizzas del “Telepizza” y las comimos en una plaza (yo nunca pedí en mitad de una plaza, incluso me tuve que ir porque me dio un ataque de risa, y es que porque Nacho estaba pidiendo, y a mí me pareció una situación extraña y muy graciosa: pidiendo pizzas en una plaza).

Al llegar las pizzas, como no venían cortadas, Malena fue al bar más cercano a pedir un cuchillo. Le dieron unas tijeras todas sucias, y entonces Nacho fue por las mesas de la terraza pidiendo un cuchillo a los clientes, hasta que vino con uno y pudimos cortar las pizzas y comerlas.

En cuanto a la gente, a algunos ya los conocía, y tanto, y la verdad, ¿cómo es posible que haya este tipo de gente, tan maja y tan buena? Y respecto al resto que no conocía, un poco más de lo mismo.

Quiero hacer unas menciones especiales.

Muchas gracias a Mónica Llera por organizarlo todo hasta el último día antes de ir. ¡Qué currazo!

Muchas gracias a David Gándara por ese dibujo que nos hizo a Alejandro, a Nacho y a mí durante la mesa redonda del viernes (hasta me dibujó con el párpado caído, cuidando hasta el último detalle), y por el otro dibujo que recreó a través de una foto que nos sacamos en Chicago. ¡Qué genio!

Composición donde aparecen dos imágenes de los dibujos de David González Gándara a los que se alude en el párrafo anterior.

Muchas gracias a Paula por esas fotos tan chulas que sacó, en especial a una que nos hizo a mi madre y a mí (la podréis ver en las fotos que están acompañando al texto)

Foto realizada por Paula Verde donde aparecn Antón y Carmen abrazándose

La verdad es que ese fin de semana me lo pasé muy bien y fue muy bonito.

Hasta el año que viene, mientras seguimos por nuestra cuenta yendo a sitios a hablar sobre inclusión, y que siga proyectándose el documental en muchos más lugares.

¡Seguimos!

¡Radikalicémonos! (nuevo grito de guerra creado por mí)

Indira ya no es invisible

En el anterior post, compartía el Diario de Antón del viaje a Chicago para participar en el Congreso AERA 2023.

Detrás de una cortina y a contra luz se observa la silueta de tres personas sentadas en el suelo.

Ésta de aquí no es la imagen más bonita de la ciudad ni del congreso. Pero sí la que mejor describe lo vivido: Ana y Antón consuelan a Indira, que se ha refugiado en un rincón para asumir su tristeza por todo lo que se acaba.

Se acaba la escucha, el reconocimiento, la dignidad, el acompañamiento… para regresar a la indiferencia, el desprecio y la soledad.

Sin embargo, una vez de regreso a casa, Indira nos compartió un texto sobre todo lo vivido y sus palabras dieron la vuelta a todas esas circunstancias que yo anticipaba.

Me ha dado su permiso para publicarlo aquí 😊 

Hoy hago yo la publicación, soy Indira.

Quiero contaros lo genial que ha estado el viaje a Chicago.

Lo más bonito que me ha pasado es que he estado con mis hermanillos, que son mis amigos y les quiero muchísimo: Malena, Darío, Antón, [nombre]. También con Alejandra y con Álvaro, que son muy majos y muy graciosos.

Me lo he pasado genial con ellos y también con los mayores, que les quiero muchísimo también: Nacho, Luz, Carmen, [nombre], Ana, Floren y Teresa.

Con [nombre] me he reído mucho porque somos los dos muy vacilones y es de traca. Con Antón, que le quiero mogollón, lo he pasado genial y además va a ser presidente de los Indilovers 👏🏽 👏🏽 👏🏽

Malena es mi hermanilla y siempre me anima, le quiero hasta la luna. Y Darío es muy majo y muy buen amigo, y siempre me ayuda sin que se lo pida. Con Alejandra he jugado y Álvaro es muy gracioso.

Los mayores se han portado genial y nos hemos reído mucho todos juntos, haciendo videos de Indilovers, teatro, bailes en la calle, en el metro. Son muy graciosos todos. Con Luz me lo paso genial y además le engañé para tomar algo el primer día, le quiero mil. Y con ama como siempre, que es mi amor para toda la vida.

Al principio me daba vergüenza hablar en inglés, pero todos me han ayudado y al final ya no me daba vergüenza porque estaba con mis amigos.

También iba buscando gente para hablar en inglés y hemos explicado genial nuestro trabajo.

Los rascacielos son alucinantes y me daba miedo acercarme a la ventana del hotel pero lo conseguí, y ya no tengo miedo de eso ni de hablar cuando hay mucha gente.

Lo peor ha sido despedirme de mis amigos, y he hecho dos dramas, porque me ponía muy triste porque no me quiero separar de ellos nunca porque son los mejores amigos del mundo y les quiero mucho y les echo muchísimo de menos.

En Madrid estaba triste porque me separaba de [nombre] y [nombre], pero no hice otro drama porque estaba muy cansada y ya me dormía.

Además ya lo tengo claro y he pensado que voy aser youtuber.

En Vitoria, en el BEI, estaba una chavala de mi clase y no me dijo nada. Pero no me importa porque no soy invisible y mis amigos sí que me ven.

Chicago es muy bonito y me lo he pasado muy bien y no quería que se acabe nunca.

Os quiero a todos mucho y quiero veros ya.

 

 

Recuadro con fondo rosa donde aparece escrito con letras grises: " Aunque me echen del sistema, del activismo no me pueden echar. Y yo siempre voy a ser activista” (Indira)

Crónica de Chicago (por Antón Fontao)

El pasado 11 de abril emprendimos un viaje que nos llevó al otro lado del océano. Llevábamos las maletas cargadas de ropa de abrigo (que resultó inútil en un Chicago asfixiante) y mucha ilusión (que logramos renovar, contagiar y multiplicar).

El grupo de Estudiantes por la Inclusión (EXI) participó en el congreso de investigación educativa más importante del mundo. Chicos y chicas ignorados, excluidos y maltratados por el sistema educativo, que allí fueron escuchados por algunos de los investigadores más reconocidos por ese mismo sistema. Un sinsentido que ojalá algún día sea objeto de estudio.

Este es el diario del Congreso AERA 2023 de uno de esos chicos. Antón Fontao nos relata la emoción, la ilusión y la esperanza vividas aquellos días por quienes tuvimos la enorme suerte de acompañarles. En el congreso y en la vida.

Un grupo de personas aparece de espaldas sobre un puente de Chicago mirando hacia arriba rodeados de rascacielos

 

UN CHICAGO INCLUSIVO

(por Antón Fontao)

DÍA 1 EN CHICAGO (miércoles)

Después de estar viajando durante muchísimas horas, me levanté a las 5 de la mañana. Estoy tan acostumbrado aún al horario de allí, pero bueno, dormí ocho horas.

Nada más ducharme y vestirme bajé a donde están las cafeterías y las mesas para sentarse (que el hotel es inmenso, y yo al entrar ya dije que esto parecía un centro comercial). Mi madre bajó unos minutos después con otro compañero, y nos fuimos por los subsuelos del hotel en busca de algo para desayunar. Dimos bastantes vueltas, nos encontramos a José, el conserje, que era mejicano, así que muy bien. Hasta que llegamos a una cafetería donde compramos unos donuts, pero subimos a comerlos con el resto en donde estaban todas las mesas acompañado de un café, que tanto el donut como el café estaban muy buenos. Estuvimos un buen rato hablando hasta que estuvimos todos y entonces nos fuimos. Al salir José estaba allí y se despidió de nosotros. Me pareció muy majo.

Anduvimos, anduvimos, hasta llegar a la “Alubia”, donde ya había estado otra vez que vine a Chicago, que es como una estatua de metal con forma de alubia y se ve todo reflejado.

Después fuimos a las fuentes, donde también había estado, que hay como dos pantallas en las que se ve la cara de dos personas y de sus bocas sale una fuente. Solo que las fuentes estaban apagadas hoy. Esto lo diseñó un catalán.

Durante los siguientes minutos no paramos de caminar, hasta que nos fuimos a un sitio a comer. De primeras íbamos a ir a un italiano, pero como no había sitio nos fuimos a una hamburguesería… mejor no me preguntéis qué tal.

Al acabar de comer seguimos andando, hasta que en un banco Indira empezó a hacer un número musical, y el resto lo valoramos, como en “Got talent”. Le siguió otro número musical mío y de Malena bailando la canción “I’m still standing”. Después nos valoraron, y me hizo mucha gracia porque Nacho se puso las gafas de sol e imitó a Risto Mejide todo serio. Al acabar nuestra actuación, la que hacía de presentadora me pasó el testigo y acabé haciendo yo de presentador. Después hubo una última actuación de Indira y Noemí. La verdad es que me reí mucho en ese “Got talent” que hicimos allí en medio de Chicago.

Después seguimos y seguimos andando hasta que algunos nos fuimos a cenar al “Nando’s”, una cadena por lo visto portuguesa. Tengo que decir que fueron bastante bordes y al camarero se le veía desganado. Estábamos todos ya agotados, pero no sé qué pasó que fue empezar a hablar de un tema, nos empezamos a reír un montón, y seguimos haciéndolo hablando del ASMR, que a Luz y a mí nos relaja, y hay otras personas que les da mucha grima. Ya dije yo al salir del restaurante, que a lo tonto a lo tonto nos habíamos reído un montón. A todo esto yo pedí pollo que venía con un puré de patatas, y estaba bueno. Y Luz y mi madre se pidieron como una especie de burrito, que ya me quedó claro por las lágrimas y por el picor en los labios de Luz, que picaba la hostia. Nos reímos mucho también porque en la mesa de al lado le trajeron la guarnición después de que la señora de esa mesa ya se había marchado. Luz acabó probándola para quitarse el sabor del picante pero como estaba malo la volvió a dejar en la otra mesa.

Y hasta aquí el resumen del primer día.

DÍA 2 EN CHICAGO (jueves)

Por la mañana bajé a la primera planta a las mesas a las que íbamos todos los días a desayunar, y en una estaba sentada Luz con su portátil y con una caja de donuts del “Dunkin”, que el día anterior los habíamos probado y estaban buenísimos. Luz estaba preparando la presentación que tenía que hacer para el sábado. Luego fueron apareciendo los demás. De lo bueno que estaban los donuts, mis ojos se escaparon a la caja para ver si sobraba alguno, pero no porque quedaba uno y era para el compañero que faltaba por desayunar, y Luz me pilló mirando la caja. Después vinieron Nacho, Malena, Darío y Ana. Nacho tenía una conferencia con Mel Ainscow, que hasta ese momento no tenía ni idea de quién era, y después al saber que era alguien muy famoso en todo este mundillo de la inclusión me dio bastante vergüenza no saber de su existencia. Cuando acabaron fue cuando Nacho nos presentó a Mel.

Después mi madre y yo fuimos a hacer cola para que nos dieran nuestras acreditaciones. Iban a tardar un poquito en dárnoslas, así que nos fuimos con el resto. Una vez que nos las dieron, mi madre vino a sacarme fotos en el cartel con la acreditación puesta, y como lo llama Luz: “el postureo”.

Pasamos un buen rato allí sentados hasta que Malena, mi madre, Alejandra y yo fuimos a reservar mesa en el “Giordano’s”. No se podía reservar, pero la que estaba en la entrada hablaba español y nos dejó hacerla. Estuvimos otro buen rato esperando allí y cuando vinieron todos, vino una camarera que también hablaba español que se notaba que estaba bastante afónica y nos sentó en dos mesas. Comimos la típica pizza de allí.

Al acabar nos fuimos porque a las cuatro teníamos la presentación, que resultó ser en un rascacielos impresionante. Una vez allí una mujer nos soltó un rollo, bueno para nosotros un rollo por culpa del inglés. Fue la primera reunión de los grupos de estudiantes investigadores de secundaria que nos reunimos en el Congreso de la AERA. Éramos trece grupos: diez de Estados Unidos, dos de Canadá y el nuestro de España. Cada grupo se sentaba en una mesa redonda, se presentaba cada persona del grupo y contaban resumido de qué iba su proyecto. Nosotros también tuvimos que presentarnos y en inglés!

Después volvimos al mismo hotel en el que estábamos alojados parte de nuestro grupo porque la sesión de pósters era allí. Probamos el proyector y Nacho nos estuvo explicando  un poco lo que teníamos que contar al día siguiente, Y lo último que hicimos allí fue ir a que el grupo de San Antonio, que la mayoría hablaban español, nos contasen un poco de qué iba su proyecto.

Hubo un descanso y Malena y yo estuvimos hablando con una de las chicas de ese grupo  que se llamaba Araceli y que me pareció muy maja.

Luego fuimos a la ceremonia de inauguración que había, y como el sitio estaba lleno, nos sentamos en el suelo pero no nos dejaron, hasta que unos que estaban organizándolo trajeron más sillas y nos pudimos quedar. Hablaron dos mujeres, la primera era una de las personas del AERA, y la segunda era una indígena que por lo que me fue traduciendo mi madre me pareció bastante interesante lo que dijo. Después unos afroamericanos con los tambores nos tocaron algo típico de su cultura de origen con un baile alucinante, no había parte del cuerpo que no moviesen. Aunque lo que vino después… a mí me parece que era de otro mundo. Era un filósofo llamado Cornel West que no creo que nadie haya visto hablar a alguien tan rápido como él. Yo pensaba que en un momento dado se iba a ahogar. Oírlo hablar juro que era un flipe. Y sin un papel!

Mi madre y yo nos fuimos algo antes de que acabara y volvimos a coincidir todos en las mesas de la planta baja. Y por último fuimos a cenar mi madre y yo con Luz y una amiga suya que vive en Chicago. Se llamaba Carol y me cayó muy bien. La verdad que fue una cena muy agradable.

 

DÍA 3 EN CHICAGO (viernes)

Nos tuvimos que despertar súper pronto porque a las 7:30 comenzaba el congreso de los jóvenes, y enseguida nos fuimos al salón donde habíamos estado el día anterior. Desayunamos allí. Yo me cogí huevos revueltos (yo no soy de desayunar salado, más que nada porque bacon y huevos nada más levantarme no me entra, pero eso sí que lo había desayunado las dos veces que fui al congreso Joubert, y es una cosa suave) y unos dulces. Un rato más tarde, mientras todos seguíamos desayunando, habló Lori, la mujer que había hablado el día anterior, y también otros dos hombres, el que era hasta ahora el presidente de la AERA y el que va a ser el próximo presidente.

El último que habló me dio mucha pena pero al mismo tiempo transmitió un mensaje muy bonito, porque dijo que su madre le había tenido a él cuando tenía 18 años, que su abuela había muerto y lo tuvo que criar sola, pero que quería que él tuviera una vida diferente a la que había tenido ella. Si eres adolescente en un ambiente así tiene que ser muy duro y es difícil no meterse en líos. También dijo que él quería ayudar a los demás, para que también tuvieran oportunidades y eso me pareció muy bonito.

Después fuimos al sitio en el que habíamos estado el día anterior probando los proyectores, y como aún teníamos tiempo antes de empezar la sesión, fuimos por ahí, y me alegró mucho ver que en una mesa había unos cuantos libros, y entre esos libros estaban dos de los que escribió Nacho. Me alegré mucho y me puse muy contento porque lo quiero, es un hombre muy “güasón”, y admiro tanto. Y fue gracias a él que un buen día se le ocurrió formar un grupo llamado “Estudiantes por la inclusión” (EXI) que en la actualidad somos súper buenos amigos; que me alegré mucho y me puse muy contento, como ya dije.

Pasado ese rato dando vueltas por entre los libros que había expuestos, volvimos a nuestro proyector. Vino entre bastante y mucha gente a que les presentásemos nuestro proyecto: Mel Ainscow, profesor en la universidad de Manchester; Federico Waitoller, profesor en la universidad de Chicago aunque ahora vive en Bilbao; Valentina Migliarini, otra profesora de la universidad de Birmingham; y más gente.

Yo, después, como ya tenía cansados los pies, me fui a sentar. Allí también estaban Álvaro y Darío. Pero después fui con mi madre, Luz, Malena y Alejandra a comer. Lo hicimos en el suelo. Hasta que al acabar nos dimos cuenta de que en realidad no era la comida, sino el picoteo de media mañana. 

Después fuimos a otro zona en ese mismo lugar donde había una pequeña charla sobre el Hip-Hop. Me senté al lado de Indira y de Floren, pero como Indira iba a decir algo, Malena y yo nos cambiamos los sitios para que Floren le pudiera traducir… y también porque Indira dijo que sólo hablaría con Malena a su lado. Fue muy bonito cuando Indira minutos antes, cuando presentamos nuestro proyecto, le miraba a Malena con esa cara de admiración y de complicidad.

Al acabar la charla, volvimos a comer donde teníamos la sesión con los jóvenes y aprovechamos para seguir trabajando. Luego tuvimos libre hasta las 18:30 que a esa hora era la cena. A mí lo de cenar tan pronto no me pilló desprevenido porque en el congreso Joubert cenábamos a las 17:00, pero a Indira le flipó.

Decidimos ir a “China Town”, así que nos fuimos en metro. Cuando estábamos en la entrada, Alejandra abrió una de las puertas para entrar y pasamos todos. Sí… ¡¡¡nos colamos en el metro!!!

Yo al principio estaba normal, pero después me entró el agobio, estaba muy nervioso y tenía miedo a que nos pillaran, porque encima había dos policías con sus perros policías en el andén donde estábamos esperando el metro, y el cabrón de Nacho me ponía más nervioso porque me estaba tomando el pelo y yo en ese momento me lo estaba tomando en serio.

Al llegar, vimos parte de ese “China Town”, y después como había algunos que no habían comido, nos separamos, y yo fui con el grupo que fue a una heladería, donde era flipante ver cómo hacían los helados, porque en una placa congelada vertían un líquido, lo movían por toda la placa con unas espátulas hasta que cada vez iba tomando más forma de helado. Por último, extendían el helado ya hecho por toda la placa, y con las espátulas enrollaban cada parte de lo extendido. El tamaño de las tarrinas eran bastante grande. A mí como no me gustan los helados porque me producen una sensación muy desagradable en los dientes, me pedí un batido.

Nos reunimos con el otro grupo a la hora que habíamos quedado. Estuvimos un rato allí, hasta que nos fuimos otra vez al metro, y por mi culpa, por querer sacarme una foto, Indira, Noemí, mi madre y yo nos perdimos del resto. Mi madre estaba nerviosa por si se hubieran ido en el metro sin nosotros y en ese caso no sabíamos volver, hasta que después de unas cuantas veces mi madre y Noemí intentando contactar con los demás, le respondió Ana a mi madre y en un momento ella y Nacho nos estaban esperando fuera. Entramos, esta vez pagando, y menos mal, porque la verdad que yo no aguantaría otra ilegalidad más, hasta que finalmente llegamos a las 18:30 al sitio del congreso de los jóvenes.

En el bufet había paella y una cosa rara que no sabía lo que era, entonces decidí irme a lo seguro y cogí la paella. De postre había una especie de churros que llevaban canela (a mí me encanta la canela) y si querías le podías echar chocolate caliente por encima. No me acuerdo quién me lo dijo, pero por lo visto en EE.UU. ven de mala educación mojar algo en un líquido, como aquí lo es beber a morro de una botella.

Mientras estábamos comiendo, en nuestra mesa tuvimos una pequeña reunión para valorar todo lo vivido en Chicago. Yo entre una de las cosas que dije fue que hasta dentro de un cierto tiempo no íbamos a valorar demasiado lo de ir a ese congreso. ¡Coño! (con perdón) que Mel Ainscow estuvo viendo nuestro proyecto, que debe de ser bastante famoso en todo este mundillo.

Al acabar el congreso por ese día, cada uno se fue a su hotel, y los que estábamos en nuestro hotel (Indira, Noemí, Luz, mi madre y yo) como somos gente a la que le va la fiesta, nos fuimos a tomar la última de despedida porque Indira y Noemí se iban al día siguiente.

Fuimos al bar del hotel, que de noche estaba precioso, y nos sentamos en una mesa, pero nos dijeron que sentándonos allí nos tendríamos que ir a las 21:00 porque había menores de edad (lo que es la costumbre que yo me di por aludido, y más tarde me di cuenta de que ya tenía 18 años, aunque allí la mayoría de edad para estar en un bar son 21 años). Así que nos sentamos a tomar algo en otra mesa cerca del bar donde también nos servían y donde podíamos quedarnos hasta que nos diera la gana. Una tontería enorme la verdad.

Luz, Noemí y mi madre se pidieron una Peroni, Indira una infusión y yo una piña colada sin alcohol que estaba buenísima. Nos echamos unas buenas risas y estuvimos hablando de bastantes cosas. Entre una de las cosas graciosísimas que pasó durante esa velada fue que Indira le mandó a Luz ponerse de espaldas a nosotros (es decir, en la barandilla) para esconderle una horquilla del pelo, y entre que Indira la escondía, Luz dijo varias cosas que me parecieron muy graciosas: que “van a pensar que estoy buscando novio” o que “igual hay gente que a lo mejor me va a ver mañana dando la charla, y mañana dicen: mira, la borracha de anoche”. Fue una velada muy agradable y llena de risas, la verdad.

Y hasta aquí el día tres.

DÍA 4 EN CHICAGO (sábado)

Esa mañana tuvimos que estar a las 7:30 en la sala donde era nuestro congreso y también desayunar allí, pero no fuimos todos porque Nacho, Noemí, Tere y Floren fueron a ver a Luz, que era el día que le tocaba dar su conferencia. Como siempre, Lori Hill, la mujer que dirigía nuestro congreso, habló, pero en esa ocasión todos los que estábamos en las diferentes mesas podíamos participar. Malena se animó a hablar, y yo también lo hice un rato más tarde. En mi caso, intervine dos veces: la primera para decir todo lo que supuso el congreso para mí, y la segunda para decir que estaría genial hacer como un congreso pero con gente de diferentes países del planeta, que así podríamos enriquecernos aparte de con los proyectos, también serviría para conocer nuevas culturas e idiomas.

Después de finalizar el congreso, nos despedimos de las de San Antonio y de unas cuántas personas más.

Tras esto decidimos pasear por un parque que había cerca, pero antes tuvimos que ir a consolar a Indira que estaba llorando metida entre las cortinas y la ventana para que nadie la viera, porque se marchaba a las 12:00. Cuando ya decidió no llorar más, entonces sí que nos fuimos al parque. Era un jardín precioso rodeado de algunos de los rascacielos que había en esa ciudad, lo que lo hacía más impresionante todavía. En las fotos que nos hicimos, Ana y Malena se pusieron a imitar la técnica de mi madre al hacerlas, que es tumbada en el suelo. Paseando por allí nos encontramos con una pareja que eran españoles y que habían coincidido en el metro al llegar a Chicago con Ana, Nacho, Malena y Darío. Él hombre se llamaba Pablo Simón y por lo visto es un politólogo muy famoso en España, pero a mí no me sonaba de nada. 

Lo que hicimos a continuación fue ir hasta el hall del hotel, esperamos un rato por el resto que seguía en la conferencia de Luz, y en ese rato Ana habló con una mujer que estaba a su lado y le dijo que tenían un hijo con una discapacidad y que su marido llevaba un festival de cine inclusivo en Nueva York, así que a lo mejor en el futuro podrían proyectar allí nuestro documental.

Un rato más tarde ya vinieron todos y volvimos a estar el grupo completo, pero por poco tiempo porque como ya dije, Indira y Noemí se iban esa misma mañana. A las 12:00 tenían que coger el taxi que les llevaría hasta el aeropuerto. Indira escasos minutos antes de irse, lloró otra vez, aunque esta vez más fuerte, y a todos nos dio mucha pena.

Una vez que se fueron, no nos decidíamos qué hacer hasta que fuimos a una tienda. Allí había gorras, jerséis y más cosas, aunque yo cogí varios imanes porque tengo por costumbre comprar imanes de los sitios a los que voy. Me pareció una tremenda barbaridad lo que tuvo que pagar mi madre por unos diminutos imanes. ¡Ni que estuvieran hechos por esas piedras que son tan caras!

Como ya se estaba acercando la hora de la comida, algunos decidieron ir a un mexicano. A mí no me emociona esa comida, más que nada porque no soporto el picante, pero con lo que anduvimos para ir allí, con lo hambriento que estaba y con lo cansados que estaban mis pies, ya me comería hasta un “extra hot” de esos que pidieron Luz y mi madre la primera noche en el “Nando’s”. Pero, ¿cuál fue nuestra sorpresa al llegar?… ¡¡¡que estaba cerrado!!! En ese momento me recorrió una sensación muy rara por el cuerpo: de cagarme en todo y entre que qué bien por no comer esa comida.

Hasta que acabamos yendo otra vez a un “Giordano’s”. Fue bastante gracioso porque en un momento de la comida yo estaba tomando una limonada y Darío una Coca-Cola, y ya teníamos las bebidas casi terminadas cuando nos las rellenaron de lo mismo que estábamos tomando. Por lo visto el segundo vaso era gratis.

Al acabar de comer fuimos a “Union Station”, la estación de tren donde se rodó una escena de “Los intocables de Elliot Ness”, que es una película que yo no conocía. En ese momento no sabía muy bien de qué se trataba todo aquel “teatrillo” que estaban haciendo, pero al llegar al hotel mi madre me puso esa escena. Nacho estaba con el carrito que algunas veces utilizaba Álvaro, arrastrándolo por las escaleras al mismo tiempo en que las subía. Y luego Malena se colocó exactamente igual (o eso creo yo) que el que está tumbado con la cabeza erguida con la pistola disparando, y con el carrito muy cerca.

Luego Nacho, Luz, Malena, Ana, Darío, mi madre y yo fuimos a la Torre “Willis”; aunque mi madre no subió porque ya habíamos ido en el 2017 ella, mi padre, mi hermana y yo, y le dio vértigo y dijo que era tontería pagar para sufrir. Lo que no había cuando nosotros cuatro fuimos era un pequeño museo antes de subir, donde nos reímos mucho y que me pareció muy bueno. Había cosas tan graciosas como una recreación de la típica pizza de allí, que todo el mundo se tumbó pero yo no lo hice porque sino se me clavaban los huesos; o como también una recreación de un metro, con el paisaje pasando a los lados como si fuera la calle, con el ruido, y hasta sentías un poco el movimiento de uno de verdad. Todos nos estábamos riendo, pero la que más, que se estaba descojonando de la risa, era Luz, que casi me reí más con sus carcajadas que con el propio museo. También había como una sala con dos micrófonos, recreando el típico sitio de un bar con su escenario para hacer monólogos y cantar, y fue muy gracioso porque Luz y yo nos pusimos a cantar “Tu calorro” de Estopa.

Una vez finalizado el museo, sí que subimos en ascensor a lo alto del edificio. Eran 103 pisos, el ascensor subía dos por segundo y mientras subíamos se nos taponaban los oídos, pasamos muchísima calor y se movía bastante. Vamos, que lo pasamos muy mal en el ascensor. Pero después lo compensó todo porque había unas vistas increíbles, eso sí, los cristales estaban bastante sucios y si estuviesen limpios sería ya una pasada.

Hicimos cola para ir a la zona que a mi madre le daba vértigo, que era como unos cristales saliendo del edificio con el suelo también transparente. Fueron unos ratas, porque pudieron perfectamente darnos más tiempo, dado que éramos muchas personas, tuvimos sólo dos minutos para sacarnos fotos. Acabamos esos dos minutos acalorados de lo rápido que tuvimos que sacarnos las fotos. Total, que volvimos a hacer cola otra vez. Al agotar esos minutos también acabamos acalorados por segunda ocasión. Al bajar en ascensor se volvió a producir esa serie de sensaciones desagradables que tuvimos al subir.

Al reencontrarnos con mi madre, salimos de la Torre Willis y caminamos bastante (ya era de noche) hasta llegar otra vez al “Millenium Park”. Vimos que había un control de seguridad para entrar al parque y algunos pensaron que habría un concierto. Nacho dijo todo “happy”: “pues yo si hay cervecita y música me apunto”. Debió de ser al oírle, que una mujer, que era mexicana aunque vivía allí, nos dijo que nos fuésemos pronto al hotel, que el mes pasado habían matado a una amiga de su nuera y también a un chaval. Entonces mi madre le dijo a la señora que nosotros habíamos estado hace unos años y que no lo recordaba peligroso, y la señora le contestó que Chicago en tan sólo unos años había cambiado mucho y que por la noche aquella ciudad era otra. Al darle las gracias a la señora, que a mí ya me metió el miedo en el cuerpo, también vimos enseguida toda la calle repleta de coches policía y un helicóptero sobrevolando aquella zona. Allí me puse muy nervioso y me asusté muchísimo, así que nos fuimos hacia el hotel, y entre medias vimos a una persona persiguiendo a otra con varios policías detrás. Yo, que cada vez estaba más nervioso y asustado, quise acelerar la marcha. Se me hizo eterno el trayecto hasta el hotel, no veía el momento de llegar. Una vez que nos estábamos acercando al hotel, yo que estaba agarrado de ganchete de Nacho y Luz, me solté y corrí hacia la puerta. De lo nervioso que estaba me dio por pensar que podría haber una bomba en el hotel.

Por último, decidimos irnos al bar del hotel y cogimos algo de beber más guacamole con unos nachos para relajarnos del susto.

Al acabar, como Nacho, Ana, Malena y Darío estaban alojados en otro hotel pensaron que era mejor ir taxi que en el metro.

Y aquí acaba el día cuatro.

Students for Inclusion – AERA 2023

El grupo de Estudiantes por la Inclusión (EXI) acaba de participar en el congreso de investigación educativa más importante del mundo, tras haber obtenido el Premio «Youth Teams in Education Research” (YTER), otorgado por la American Educational Research Association (AERA). Este año, el congreso se ha celebrado en Chicago.

El trabajo premiado es una Investigación Acción Participativa Juvenil que ha desarrollado este grupo durante los dos últimos años. Entre las tareas que han llevado a cabo destacan la publicación de la Guía «Cómo hacer inclusiva tu escuela”, una gran labor de divulgación en prensa, radio y televisión, el desarrollo de formaciones para docentes, participación en congresos, manifestaciones, protagonizar un documental, incidencia política, etc.

Es difícil explicar lo que hemos sentido durante este encuentro en Chicago. Este vídeo muestra sólo una parte de esas vivencias y emociones. Ojalá sirva también para contagiar a cualquiera que no debemos que conformarnos con lo que hay. Y para seguir adelante en la conquista de las escuelas como sitios de esperanza.

 

 

Los EXI en el futuro (por Antón Fontao)

Esto, lo que vais a leer a continuación, no se le puede llamar ni escrito, ni novela, ni capítulo, ni nada. No sé cómo llamarlo, ni tan siquiera ponerle un título. Esto lo-que-sea es súper largo, así que si queréis lo podéis leer a trozos.

Está inspirado en todos los integrantes de los EXI (Estudiantes por la inclusión), y algunos más que no lo son pero que sin duda tienen mucho vínculo. Sólo los que nos conocéis seréis capaces de decir quién es quién. Sólo que usé otros nombres. Espero que os guste.

Un grupo de chicos y chicas de pie alrededor de un salón muy suntuoso en el Ministerio de Educación de España

Llevamos siendo un grupo desde que íbamos a 1º de la ESO. Todos nosotros por separado sufrimos mucho en el colegio, y no fue hasta la ESO cuando formamos este grupo, que nos volvimos juntos más fuertes. Todos en Primaria habíamos sufrido mucho, tanto por parte del alumnado como del profesorado.

En la ESO también nos siguió pasando, pero nos ayudamos todos entre todos. Hasta que nadie pudo hacer nada y a Saúl, uno de los integrantes del grupo, le pegaron en los baños del instituto. Afortunadamente no le pasó nada grave. Estuvo dos días hospitalizado, y los tres chicos fueron expulsados sólo tres semanas. No me parece nada en comparación con lo que le hicieron al pobre Saúl, aunque, bueno, tampoco es que el centro hiciera nunca algo, y menos lo iba a hacer en ese momento.

Nuestros padres llevaban ya meses haciendo piña, hasta crearon un grupo de WhatsApp; y fue cuando Saúl ya había salido del hospital, cuando nuestros padres decidieron poner una demanda colectiva por desatender a un alumno. Fueron a juicio, y, el centro ganó. Después descubrieron que el juez estaba comprado, más destaparon algunos trapos sucios del centro. No podríamos haber llegado hasta ese punto sin un profesor que decidió testificar contra el centro.

Ahora ya somos mayores, y toda esa gente que entonces no creía en nosotros, que nos daba la espalda y que sufrimos mucho por culpa de ellos, pues bien, todos ellos, ahora se tienen que aguantar viéndonos triunfar consiguiendo cumplir todos nuestros sueños.

Yo, Nico, soy actor y escritor, y lo amo. Amo interpretar. Ahora estoy interpretando al inspector jefe Martín Gutiérrez en la serie “Servir y proteger”. Trabajar con actores y actrices como Luisa Martín o Pablo Puyol para mí es un auténtico lujo. Y trabajar en esta serie también lo es, por supuesto. Gané tres Goyas por tres películas, una dirigida y guionizada por mí. También dirigí dos obras de teatro, y en las dos nos fuimos de gira por toda España.

La verdad es que estoy muy feliz y muy contento.

Nagore, creó un partido político que está en el Congreso de los Diputados llamado Eduinclusión. También es toda una Ministra de Educación. Como tiene que haber opiniones de todo tipo en esta vida, hay gente que está en contra de lo que hace, pero afortunadamente son más los que están contentos con ella.

Hace unos años, cuando a VOX ya le faltaba poco para desaparecer, Nagore humilló a Iván Espinosa de los Monteros, que este criticó el cambio de la educación en este país y la culpó de esa variación. A continuación, era su turno y le puso en evidencia delante de todos los allí presentes, y, claro, a él no le gustó que le humillara de esa forma. También hizo todo lo posible para que se ilegalizara ese partido. Hasta fue a la ONU junto con otro integrante del grupo, Víctor, ya que tiene experiencia yendo a la ONU.

Después de conseguir ilegalizar ese partido y de que todo el mundo supiera gracias a ella de qué pie cojeaban, la noche anterior a que entraran todos los diputados de VOX en prisión, cuando Nagore llegó a casa se encontró con la casa desordenada. Y como no, fueron los propios Santiago Abascal, Macarena Olona, Rocío Monasterios e Iván Espinosa de los Monteros quiénes entraron a su casa, y ya no les imputaron solo los delitos de odio, sino que también les imputaron por los de allanamiento de morada. Varias semanas después tenían que elegir a los candidatos para futuro presidente del Gobierno, y Nagore no sólo se presentó a las elecciones, sino que también las ganó y hoy en día sigue siendo presidenta del Gobierno.

Víctor es consejero social en la ONU, y como consecuencia de ello, está viviendo en Nueva York. Antes de llegar allí dirigía un centro para personas con Alzhéimer, y, en general, personas mayores, y eran muy bien tratados gracias a él. También estuvo por todos los colegios de África viendo qué se cocía allí. Hoy en día, como dije, se encuentra en la ONU intentando que se respeten todos los derechos humanos, especialmente los de las personas con algún tipo de discapacidad. 

También le ofrecieron el puesto como presidente de EE.UU. y lo rechazó porque se negaba a vivir en la Casa Blanca porque no quería pisar una casa donde estuvo Donald Trump. De vez en cuando, siempre que tiene vacaciones, va a su pueblo natal donde es muy querido: a León.

Álex es creador de videojuegos. Creó muchos personajes con algún tipo de discapacidad, entre los que se encuentra Snack, un personaje que fue, y sigue siendo, famoso en toda Europa. También tiene un videojuego muy famoso donde transcurre en un lugar imaginario: Discapacilandia, donde allí respetan y miran igual a personas con algún tipo de discapacidad, y donde el alcalde, entre otros, tiene una discapacidad.

Carla es actriz y escritora. Trabaja en Hollywood protagonizando y dirigiendo películas que fueron y son famosísimas gracias a ella. Todo el mundo se va a comprar lo que viste ella, todo el mundo quiere parecerse a ella, y ni siquiera puede salir a la calle porque la persiguen y con ello se forma una avalancha de gente queriendo sacarse una foto con ella. Hasta le preguntan si quieren ser su novia, y lo más gracioso es que quieren vivir con ella. Tiene que llevar seis escoltas porque si no la matan.

Es tan grande el fanatismo hacia ella que algunas veces le tiran del pelo, le rompen la ropa o le pisan hasta el punto de tener moratones en los pies y en las piernas. Una vez que iba a un rodaje le empezaron a seguir, y con la fuerza que tenía la gente se cayó tan fuerte al suelo que tuvo contusiones tanto como en ambas piernas como en los dos codos.

Después de salir del hospital, era tanto su cansancio respecto a sus fans que desapareció de la vista de la gente, pero solo los amigos supimos a donde se dirigía para pasar allí el resto de su vida: al Caribe. Y allí, entre mojitos y mojitos, escribía novelas que solo leíamos nosotros.

Bruno es médico. Gracias a él ahora los profesores tienen en cuenta las citas médicas de los niños y niñas que están enfermos y los días que tienen que faltar a la escuela y les facilitan las cosas. Impulsó una campaña precisamente para pedir que los centros fueran humanos con los alumnos y alumnas que están enfermos. También durante toda su carrera diagnosticó muchos síndromes a personas de cualquier edad.

Nerea es abogada. Trabaja en el bufete más prestigioso de todo el Mundo. Durante toda su carrera ha ganado millones, millones y millones de casos, muchos de ellos con repercusión, tanto nacional como internacionalmente. Defendió a varias familias cuyo hijo o hija sufrían odio y acoso por parte del profesorado (como le había pasado a ella de niña por ser gitana) y consiguió meterlos en la cárcel por un delito de odio y por otras acusaciones más. Ahora tiene una lista infinita de personas que quieren que sea su abogada.

Mario era un ilustrador famosísimo en toda Europa, Latinoamérica, Centroamérica y Sudamérica por sus cuadros. En cada ciudad de estos lugares que acabo de nombrar hay un museo dedicado a él. Tenía billones y billones de firmas de cuadros. Tenía exposiciones prácticamente cada semana. Recuerdo que un día quedamos todo el grupo para tomar algo y él tuvo que salir del bar escoltado por la policía. Todos querían ser su representante, pero él renunció a que otros se forraran a su costa.

Un día de este año, Mario convocó una rueda de prensa y dijo que se retiraba del arte, no porque no quisiera ser más ilustrador, sino, que la causa era la ansiedad por la que estaba pasando por culpa de su fama. Al día siguiente le llovieron críticas de todos los lados por culpar a la gente de su ansiedad. Hasta que se acabaron olvidando del tema y de él, y así es como siguió haciendo ilustraciones en el único lugar donde no le criticaron, todo lo contrario, le apoyaron a muerte: en O Porriño.

Dani es actor y pintor. Ganó siete Goyas y cuatro Oscars. Lo tienen como el mejor actor del Mundo. Todos los directores lo quieren en su equipo. Tiene un museo en su pueblo. Como consecuencia, el pueblo ahora es muy famoso y va gente de todos los lugares a visitarlo. Todo el mundo flipa con que Dani pueda compaginar su vida de pintor con la de actor y además atender a su huerto y sus gallinas, pero sí, lo hace, y muy bien, además.

Sergio, retoca fotos. Dani las saca y Sergio las retoca. Hacen e hicieron fotos de todo tipo: desde a palmeras y animales en peligro de extinción, como hasta a la reina de Inglaterra. Ahora tiene billones, billones y billones de peticiones de la gente que va de viaje y se saca fotos y todos quieren que les retoquen las suyas.  Según Google es el hombre más rico de parte de Europa, y todo el dinero que gana retocando fotos se lo dona a diferentes asociaciones. Con todo el dinero que ganaba, aparte de donarlo, también le dio para viajar por todo el Mundo durante tres años.

La gente por el Instagram de Sergio sabía dónde estaba, e iban a verlo en persona. Él se daba cuenta de que le perseguían, y entonces dijo su famosa frase: “¡Si me queréis, irse!”. Al día siguiente entró en redes, y le escribieron comentarios como este: “has copiado la mítica frase de Lola Flores, y tú a ella no le llegas ni a la suela de los zapatos. ¿¡Me entiendes!?”. Tuvo unas semanas en las que le criticaron mucho, pero enseguida lo dejaron en paz y todo siguió igual que antes para él: continuó trabajando en lo suyo con mucho éxito.

Sara, trabaja impartiendo cursos de cómo hacer sus famosísimas flores. Tiene una infinita lista de espera de gente que quiere hacer sus flores, y de todas las edades. Hay personas que hasta vuelven a apuntarse otra vez, otra y otra a la lista de espera, de tanto que les ha gustado. 

Ahora las flores de Sara son famosas en todo el Mundo. Tanto, que el año pasado se escribió una nueva Constitución y pusieron un delito nuevo que es que metería en la cárcel a todo aquel que hiciera mal las flores de Sara. Hasta uno estuvo durante 25 años en prisión por romper una flor de Sara.

Unas semanas después Sara emitió un comunicado donde exigía que se dejara de ir a la cárcel por hacer mal sus flores, y también decía que las flores se podían hacer como cada uno quisiese. Entonces, a todos los que habían ido a la cárcel por eso se les compensó con trabajar en la fábrica donde hacían sus flores. Tazas, camisetas, bolsos, perfiles de personas en redes, portadas de libros de diferentes autores y muchas otras cosas más llevaban la flor de Sara. Hasta cambiaron el logo de la ONU y el de la UE por su flor. Creó un equipo de fútbol, también con el logo de la flor, donde juegan personas con todo tipo de discapacidades. Este año ganó el Mundial.

Y, por último, Hugo, que trabaja en el centro cívico de su barrio. Allí él es muy querido por la labor que hace. También da charlas en distintos centros educativos sobre cómo tratar allí a las personas con algún tipo de discapacidad por parte del profesorado y del alumnado. Él está muy reclamado entre los centros. Va a todos, y gracias a él ahora las personas con algún tipo de discapacidad son tratados muy bien.

Autor: Antón Fontao

 

Foto tomada de espaldas de un grupo de chicos y chicas asomados y mirando hacia abajo en una de las terrazas del ministerio

Estudiantes por la inclusión

Hoy he recibido mensajes de un par de personas que me han escrito emocionadas al descubrir esta mañana en su bandeja de correo una nota de prensa del Ministerio de Educación donde aparecía Antón.

La ministra Pilar Alegría recibió ayer a un grupo de estudiantes de diferentes partes del estado. Son chicas y chicos que durante el curso pasado estuvieron manteniendo encuentros semales por zoom para pensar y debatir sobre la escuela. Esas conversaciones han dado origen a una guía de la que hicieron entrega a la ministra sobre cómo hacer inclusiva la escuela.

Durante el encuentro de más de una hora, también pudieron trasladarle a Pilar Alegría sus experiencias personales dentro de la escuela. La mayoría cargadas de mucho dolor pero también de esperanza porque, a pesar del sufrimiento que llevan a cuestas, siguen creyendo en la escuela y confiando en que la transformación es posible. La guía recoge posibles caminos para hacerlo que han nacido de ellos y ellas.

Quiero dar las gracias a la ministra por escucharles y al personal del ministerio, especialmente a Mar y Arturo, por haber sido tan maravillosos con nuestro grupo, tan raro y diverso como la vida.

Nuestra familia ha decidido abandonar el sistema de forma presencial (y ojalá temporal), porque el dolor era ya insostenible. Seguiremos luchando para que ninguno de los niños y niñas que están por nacer acudan cada día con el corazón encogido a un espacio que se supone debería acogerles, cuidarles y enseñarles pero que les maltrata, invisibiliza y niega oportunidades por su diferencia. Este curso vamos a tomarnos un descanso en ese proceso de resistencia que se hace tan duro, pero seguiremos detrás de las barricadas hasta el fin de nuestras vidas.

Pero no nos engañemos, el sistema no sólo lo conforman los profesionales, sino también las familias. Familias que muchas veces (demasiadas) educan, educamos, a nuestros hijos e hijas para que desprecien, ignoren y aparten a quienes no pueden ayudarles a subir a la cima. Sea lo que sea la cima. La responsabilidad no es sólo de un ministerio, sino colectiva. Como colectiva debe ser la solución.

Entre las actividades que se han organizado este fin de semana se ha incluido un encuentro con Sara Solomando y Javier Gómez, guionistas de “La casa de papel”, una serie que es para ellos un referente. Seguramente porque la banda de El Profesor está compuesta por personas tan abandonadas y expulsadas del sistema como ellos mismos. A ese encuentro han entrado unos emocionados Raúl, Zulaica, Indira, Malena, Alberto, Darío y Antón. Y de él han salido unos igualmente emocionados Sara y Javier, porque han sabido reconocer en esos chicos y chicas a la verdadera resistencia.

No dispongo de palabras para darles las gracias a Ignacio Calderón, Luz Mojtar y Teresa Rascón, que son quienes han acompañado a nuestros hijos e hijas en esta experiencia. Nacho, Luz y Tere no sólo son los profesionales más maravillosos e implicados que puedan existir, sino los mejores seres humanos que hemos encontrado en nuestro camino y que formarán parte de nuestra familia para siempre.

GRACIAS ❤️

#QuererlaEsCrearla

Parecía imposible poder contar, ni de forma aproximada, el vértigo y la emoción de ese momento, los nervios de los chicos y las chicas, el peso de la responsabilidad que sentían, la camaradería y la unión que han construido entre ellos, apoyándose y cuidándose los unos de los otros… pero Nacho Calderón lo ha conseguido en este maravilloso post que describe lo excepcional del encuentro: “Conversar sin reservas”.

Escribía también Nacho estos días:

La escuela no puede ser la que pone a la infancia a competir, obsesionada por lo que pedirá el mercado. No puede ser la que pasa por encima de sus tiempos, intereses y demandas. La verdadera escuela, la de la vida, es la que nos ayuda a apoyarnos humanamente.

[En la fotografía, Indira y Malena se agarran de la mano mientras están sentadas en momentos de nerviosismo y emoción].