Cuando los padres de niños con diversidad funcional pensamos en el futuro de nuestros hijos, nos preocupan grandes interrogantes que tienen que ver, principalmente, con su capacidad de autonomía e independencia en su vida como adultos. A medida que esta aspiración se evidencia más y más difícil, nuestra inquietud se centra en asegurarnos de que, una vez que nosotros no estemos, otros se ocuparán de quererles, cuidarles y protegerles.
Es algo con lo que intentamos aprender a vivir. Por eso me desconcierta que, cuando asoman a mi cabeza otras pequeñas cuestiones (si se comparan con “la gran preocupación”), tales como si mi hijo será capaz de participar en el viaje de fin de curso del cole al acabar la primaria, ir de acampada con los amigos, hacer botellón, aprender a conducir, tener una relación de pareja normalizada o incluso ser padre… se me encoja el corazón. Cada día aparece un nuevo interrogante, una nueva incerteza relacionada con situaciones concretas y en teoría, sólo en teoría, menores.
Si a cualquier padre le comunicaran hoy que su hijo es estéril, la noticia le destrozaría. Para los padres de niños con discapacidad, la improbabilidad de que nuestros niños puedan algún día ser padres, es tan sólo una entre las infinitas imposibilidades que seguramente se les planteen. Los sueños que nosotros teníamos para nuestros hijos ya nacieron rotos. Y día a día vamos acumulando incertidumbre, imposibilidades y más sueños rotos.
Intentamos aprender a vivir con ello pero son tantas las horas, días, semanas, meses, años de lucha contra pensamientos negativos, que son muchas las veces en que consiguen ganar e imponerse sobre nuestras esperanzas. Y sí, tenemos que aprender a convivir con esos momentos. Y también a combatirlos, para que no condicionen ni limiten la vida de nuestros niños. Sin descartar nunca nada, por imposible que parezca. Ofreciéndoles siempre una oportunidad para intentarlo, aún a costa del enorme dolor que sus frustraciones y desengaños nos provocan.
Es por todo esto que me ha emocionado tantísimo el dibujo que ha hecho Antón en el cole. Su profesora me lo ha enviado sabiendo, seguramente, lo mucho que me conmovería. Es la ilustración a un ejercicio donde se propuso a los niños de la clase que pensaran acerca del futuro e imaginaran cómo se veían con 30 años.
Así es como mi enano ve su futuro: NORMALIZADO. Resulta un alivio comprobar que todos los miedos, inseguridades e incertezas de su madre no le hayan alcanzado.
«Antón con 30 años»
cappaces 
precioso carmen y estais guapisimos en la foto un beso
Qué pequeño era y qué lejos parece ese día. Hemos recorrido tanto desde entonces…
Es uno de los artículos que más me ha emocionado en todo el tiempo que llevo viviendo en Holanda. Es muy dificil pensar en el futuro, yo no lo hago…mi vida va en bloques de 6 meses, no quiero pensar más allá. Gracias por compartir tus quebrantos con nosotros, parece que me hayas leído la mente…y supongo que la de muchas mamás como nosotras. Eres un amor, gracias, gracias y mil gracias!!! #muyemocionada!!! 🙂
Gracias por tus maravillosas palabras, Rosa. Y es cierto que el futuro, el de todo el mundo, está lleno de incertezas. Pero a nosotras nos pesa mucho más… Un abrazo enorme
Un regalo genial de la profesora, lo deberías enmarcar para verlo todos los días. Pensar en la fuerza de Antón para conseguir todo lo que se propone, nos da fuerzas a todos… su generosa percepción del mundo y de los que vivimos en él debería venderse en los estancos.
Un abrazo
Gracias bonita…. Besos mil
Antooooón, como eres , non me dixeche que sabías dibujar e teño unha idea , tú fasme un dibujo para min e eu xa sabes o que che fago para ti ¿ paréceche boa idea ?.
Á min gusraríame muitísimo, a ver si teño sorte e mo fas.
Un abrazo, chaval
Luz de Luna.
Me emociono muchisimo siempre que te leo. No sabes como te entirndo. Tan acertadas siempre tus palabras al definir los sentimientos. Sueños que nacieron rotos, cuanto dolor hay en estas palabras y como me han llegado al alma. Pero Amiga, con mayusculas y si me lo permites, seguiremos remendandolos que parece ser no esta dando tan mal resultado.
Enhorabuena a Anton por esa maravillosa vision de futuro y enhorabuena a su supermami por permitirse unas lagrimas de alegria.
Gracias por tus palabras, Silvia. Esta entrada la escribí hace ya algún tiempo y, por desgracia, la realidad se va haciendo cada día más fea también para Antón. Empieza a ser consciente cada vez más de su diferencia y le está afectando en muchos sentidos… Ojalá sea algo pasajero y vuelva a renacer aquel Antón optimista y feliz. Millones de besos para ti y tus dos enanos
Emocionante la entrada, e impresionante el dibujo.
Me encanta el «voy a ser muy gordo» 🙂
Maravilloso Antón.
😘 😘 😘