¡Buenos días, excursionistas!

El día de la marmotaHoy he hecho el cálculo: 175 días lectivos x 10 cursos (más lo que va de este) x 5 veces/mañana (o más) x 2 niños = 17.500 veces que he repetido «Espabila que hoy perdemos el bus» (léase en tono pelín (bastante) vociferante).

Utilizo diversas variantes:

Hoy sí que sí que perdemos el bus

Como pierdas el bus, no sé qué te hago…

– ¿Qué quieres? ¿perder el bus? ¿¿sí??

Como perdamos el bus, vas andando al cole

¡¡¡¡¡Vamos a perder el buuuuuus!!!!!!!

Dos elementos comunes e indispensables a todas ellas que admiten múltiples combinaciones: perder y bus.

Cada mañana hacemos los 100 metros lisos. Es la distancia que separa nuestro portal de la parada. Aunque en realidad no son lisos, sino cuesta abajo. Teniendo en cuenta que el enano tiene múltiples habilidades pero la velocidad y el equilibrio no se cuentan entre ellas (menos aún si van combinadas), el peligro de despeñamiento mañanero es importante.

Los datos están en realidad un poco inflados porque, desde el curso pasado, Sirena va al instituto que está a unos razonables 2 kilómetros de distancia. Así que, si pierde el bus, allá ella… He decidido desentenderme.

Los 2 km. a pie no le hacen ningún daño. Como buena atleta que es hasta puede aprovecharlos como entrenamiento (intento autoconvencerme para resistir la tentación de lanzar algún que-vas-a-perder-el-bus). De todos modos, me fastidia verla pueblo abajo haciendo de sherpa con el pedazo mochilón que carga a la espalda. Que en vez de entrenar los 2.000 metros, más bien pareciera que está realizando maniobras.

Y, como una es animal de costumbres y aún le queda algún vestigio de instinto materno-busil, pues sí, se me acaba escapando alguna de esas frases de “por un lado me entran, por el otro me salen”.

Seguimos, pues, reproduciendo cada mañana nuestro particular “Día de la marmota”:

– ¡Bien, excursionistas, arriba!

I got you, babe!!

 

Y lo más increíble del asunto es las pocas veces que hemos perdido realmente el puñetero autobús 🙂