Hace unas semanas visitamos el Mupega (Museo Pedagóxico de Galicia). Un espacio maravilloso y muy recomendable para mostrar a nuestros niños (y a nosotros mismos) la evolución de la enseñanza pública en nuestro país. Aunque haya aspectos en los que resulta muy sorprendente comprobar que no se ha evolucionado en absoluto. La mayor parte de esa transformación parece haberse producido tan sólo en el aspecto material (pupitres, muebles, material escolar). La pedagogía seguramente sea la misma hoy en día que hace un siglo (o varios). Se ha modificado el aspecto externo de los manuales y libros de texto pero no su contenido ni la forma en que se trabajan.
Entendí entonces esa cita tan conocida que explica cómo un cirujano del siglo XIX estaría completamente perdido en un quirófano del siglo XXI, mientras que un docente de esa misma época podría ejercer cómodamente su profesión en las aulas del presente.
Al margen de esta reflexión, en esta visita me di de bruces con algo que me indignó al principio y entristeció después. El discurso expositivo incluye una sección dedicada a la Educación Especial, algo que me parece interesante y positivo. Mi crítica se refiere al texto del cartel que introduce dicha sección y concretamente a este fragmento: “Tradicionalmente apartados de los beneficios de la instrucción, la infancia ciega, sordomuda y retrasada quedaba al cuidado de sus familias…”.
Lo que me indignó es que un museo diseñado con tanta delicadeza y sensibilidad, no haya mostrado la más mínima a la hora de utilizar una terminología respetuosa para referirse a los niños con diversidad funcional. Y tristeza por el número de escolares que hayan podido visitar esta exposición y aprendido a referirse a sus compañeros con discapacidad intelectual como “retrasados”. Tristeza de pensar que en un futuro mi propio hijo pudiera visitar este museo con su clase y leer o escuchar que las limitaciones en su funcionalidad le convierten en “retrasado«.
Una vez más, se demuestra que nuestra sociedad no se plantea mirar al mundo de la discapacidad con el mismo respeto y sensibilidad que lo hace hacia otros mundos.
Todos estos sentimientos me llevaron a publicar esta imagen en la página de Facebook del blog. La experiencia en todos estos años me ha demostrado que, desgraciadamente, las reclamaciones/denuncias/observaciones que se realizan a través de medios públicos, reciben una respuesta más inmediata que aquellas que dejan plasmadas en través de formularios oficiales y por la vía tradicional. E incido en lo de desgraciadamente, porque ésta última debería ser la vía más indicada y correcta para solventar este tipo de situaciones.
Esta es la respuesta oficial que recibí por parte del Mupega en ese hilo de Facebook:
«Sentimos mucho su malestar. Esta denominación hace referencia a la Ley de 1857, que no fue hasta 1922 cuando crea una escuela para atender “la educación de los menores atrasados mentales” dependiente del Patronato Nacional de sordomudos, ciegos y anormales. Entendemos que para que hoy en día no exista confusión debería ir entrecomillado, y así lo haremos, para diferenciar un término utilizado en otro siglo.»
Dado que esta explicación y su posible solución, a mi modo de ver, resultaban insuficientes, les trasladé la siguiente respuesta:
«Le agradezco la respuesta.
Sin embargo creo que la acción debería ir más allá de un simple entrecomillado. Le daría rigurosidad al texto pero no justicia para con los alumnos con diversidad funcional que puedan visitar el museo, a la vez que seguiría incidiendo ante el resto de niños en una visión de la discapacidad que muchos luchamos por desterrar.
Si el vinilo contiene un texto que sirve de introducción y explicación a la sección de Educación Especial, debería incluir una redacción acorde al momento en que estamos y desterrar ese lenguaje que, como usted bien apunta, es decimonónico. El resto de vinilos del museo no basan sus explicaciones en extractos de textos de la época (ejem: la escuela franquista).
De la misma forma que, estoy convencida, ninguna exposición que hiciera referencia al colectivo homosexual incluiría vinilos con las expresiones “invertidos sexuales”, “degenerados”, “afeminados” o “desviados” por mucho que fueran las utilizadas en textos de la época y por muy entrecomilladas que estuvieran.
Es precisamente eso lo que yo critico: que la mirada hacia la discapacidad siga siendo tan injusta, errónea, desfasada e irrespetuosa. Esto no ocurre con ninguna otra minoría y ustedes no son los únicos que, desgraciadamente, descuidan el lenguaje para referirse a este colectivo. Así que también yo continuaré denunciando esta terminología cada vez que me tope con ella. Espero así que, en el futuro, mi hijo no tenga que verse descrito con este tipo de palabras.
Honestamente, la solución que usted ofrece (entrecomillar el texto) no creo que sea la acertada. ¿Cree que esto puede ser comprendido por alumnos de 10 años, que es la edad de los compañeros de mi hijo? Hay niños que visitan la muestra y leen ese texto, el hecho de ver allí escrita la palabra “retrasado” le otorga una enorme legitimidad a ese término. ¿Entenderían que se les recriminara que lo utilizaran para, por ejemplo, hacer referencia a mi hijo?
Creo que es grave que un Museo Pedagógico cometa este tipo de errores.
Gracias de nuevo por su respuesta.»
Nueva respuesta oficial del Museo Pedagóxico de Galicia:
«El museo, de la misma forma que con otras secciones, intenta dar a conocer cómo era la educación en otras épocas de la historia, siendo conscientes de lo delicado que son algunos temas y con algunos símbolos.
En el texto fotografiado, intentamos que con la terminología anterior, el visitante haga una reflexión de cómo ha cambiado la Educación Especial. Podemos entender que no está bien expresado, tomando las medidas oportunas. Un saludo.»
Yo, desde aquí, animo a todo aquel que se tope con este tipo de terminología desfasada, irrespetuosa e injusta, a dejar constancia del daño que causa la utilización de este lenguaje, para que así se pueda rectificar y, poco a poco, podamos ir eliminando todas esas palabras que tanto contribuyen a mantener y reforzar los mitos sobre las personas con diversidad funcional.
Desde aquí también agradezco enormemente a los responsables del Mupega el haber sido receptivos ante esta denuncia y su disposición a rectificar esa desafortunada frase. Y desde luego animo a todos aquellos que pasen por Santiago de Compostela a visitar este maravilloso museo.
Termino este post planteándome un interrogante: ¿cómo puede ser que ninguna persona (entre las miles que han visitado este museo desde su inauguración en 2004) haya realizado en todo este tiempo una reclamación reprochando la utilización de esta terminología y solicitando su rectificación? ¿Acaso tenemos este lenguaje tan integrado que ya ni nos choca?
Este incidente del Mupega demuestra, una vez más, lo asumido que está en nuestra sociedad el lenguaje inadecuado e irrespetuoso para con el colectivo diverso, mientras que, hoy en día y al menos de forma pública/oficial, sería impensable la utilización de términos con una carga y connotaciones similares respecto a otro tipo de minorías (étnicas, culturales, religiosas…).
Soy una mamá que te sigue y te admira
❤️
Excelente,muchas gracias por compartirlo y tomarte el trabajo de hacer esta reivindicación,como mamá de una niña con dificultades motrices me consta que son muchas las que hay que hacer permanentemente,y es un trabajo extra que se suma a todo lo que ya tenemos,pero es la única manera de cambiar las cosas.Desde Uruguay,muchas gracias!
Esta lucha con tantos frentes es agotadora pero no podemos descuidar ninguno y el del lenguaje es muy, muy importante. Un abrazo enorme, Lara ❤️
Por desgracia, yo que trabajo en educación y además soy mamá de una pequeña con PCI, compruebo casi a diario que la sociedad sigue sin mostrar avances serios en cuanto a adopción de términos se refiere.
Pero lo peor no es eso, sino el ver cómo los niños los emplean de forma insultante incluso hacia compañeros que no presentan ningún problema. «Subnormal», «retrasado», etc., siguen por desgracia a la orden del día. Un saludo.
Y te has olvidado de «down» que parece ser el insulto de moda ahora entre los adolescentes. Besos para ti y tu niña, Elisa 😘
No se comprende cómo seguimos así.
Tremenda la cita sobre el médico y el maestro. Aunque en algunos (no todos) los colegios hay un poco de tecnología y casi siempre insuficiente o anticuada, cierto que las escuelas han cambiado poco. Y en para educación especial menos.
Podrán enseñar nuevos métodos en las universidades pero luego viene la dificultad para aplicarlos en las aulas.
No sé cómo vamos a mejorar como sociedad si no se nos prepara para compartir y respetar. Menos aún a amar. Solo materias de conocimiento y en condiciones poco favorables.
Muchas veces me han llamado retrasado, raro, lento y marica entre otras a lo largo de la vida. Y no entiendo qué beneficio se obtiene de ello. Puede sentirse enfado por el motivo que sea, pero siempre hay otras opciones antes del insulto.
No sé si soy el único, pero hace mucho tiempo sé que las familias que incluyen algún familiar con diversidad funcional suelen ser mejores personas, que escuchan más, con el corazón más ancho y tono de voz más tranquilo y pausado. Personas que han aprendido las lecciones más importantes y que tanto escasean en nuestra sociedad.
Un abrazo. (virtual, eso si)