ESE NO ES EL DEBATE

ese no es el debateHoy he vuelto a leer en la prensa otro de esos artículos con los que nos bombardean últimamente sobre el derecho al aborto en los casos de “malformación del feto”, como si en esta palabra cupiera todo: ceguera, parálisis cerebral, autismo, síndrome de Down, sordera…

Soy atea. No creo en Dios. Mis ideas y mi conducta no se rigen por un dogma o un código de conducta que otros han elaborado para regir mi vida. Creo en el derecho a decidir y reniego del adjetivo que define mi opción como “pro-abortista”. Creo que cualquier mujer tiene derecho a decidir si quiere ser madre. Y, si no es así, defiendo su legítimo derecho a recurrir al aborto, independientemente de las razones que le lleven a tomar esta decisión. Son suyas y no debería justificarlo ante nadie.

Ahora bien, estoy harta de tener que leer y escuchar como mi hijo y los que son como él son “abortables”. Estoy harta de leer artículos de especialistas o testimonios personales que, para defender el derecho a decidir, utilizan el tema de las malformaciones. No señores, el debate no es ese. ¿Quién decide qué vida es digna de ser vivida? ¿En función de qué se tiene o no derecho a vivir? Ni Hitler, Franco, Stalin o cientos de nombres más responsables de las grandes atrocidades vividas por la Humanidad tenían una discapacidad. ¿Fueron sus vidas dignas de existir?

Y también me molesta enormemente que se recurra a nombres como Goya, Beethoven, Roosevelt, Frida Kahlo o Stephen Hawkings para justificar el derecho a existir de las personas con diversidad funcional. Yo no he descubierto agujeros negros en el universo, no tengo ni idea de cómo componer una sinfonía ni está en mis planes resolver enigmas matemáticos… ¿no es mi vida digna de ser vivida por ello? ¿Acaso mi hijo y todas las personas con diversidad funcional deben realizar grandes descubrimientos o alcanzar grandes metas para justificar su existencia????

Son muchos los deseos y sueños que he querido alcanzar en mi vida. El principal entre todos ellos el de ser madre. Así que, cuando se dieron las circunstancias para poder cumplirlo quise serlo sin condiciones. Mi pareja y yo nos negamos a realizar la amniocentesis y cambié de ginecólogo cuando al que acudía me llamó “irresponsable” por mi decisión. ¿Acaso la amniocentesis me iba a informar de si mi hijo tendría un tumor cerebral a los 2 años, si le aplastaría un muro jugando en el jardín a los 5, si moriría a causa de una leucemia a los 12 o de un accidente de tráfico a los 20? No. Y, desgraciadamente, todos estos son casos que he vivido en mi entorno. Vivir implica riesgos y ningún test genético ni prueba médica nos va a garantizar que nuestros hijos vayan a estar exentos de ellos.

¿Acaso si un padre ve como su hijo pierde la facultad de oír, andar o hablar a los 2, 5, 12 ó 30 años, lo va a querer menos? ¿Desearía por ello que su hijo dejara de existir? ¿De qué demonios estamos hablando entonces? ¡Basta ya! El debate es el que es y no es este. Existen argumentos suficientes para defender el derecho a decidir sin ofender a las personas con diversidad funcional y a sus familias. Además, si generalizamos este argumento, ¿cuál sería la conclusión? ¿defenderemos el “aborto postnatal” cuando una persona sufra un accidente o una enfermedad que le lleven a formar parte del colectivo con discapacidad?

Y, aunque no lo comparto, respeto a quien decida practicar pruebas prenatales y abortar en función del resultado. Pero no pienso por un momento que esa actuación sea más legítima que la de quien decide abortar a causa de sus circunstancias sociales, económicas o vitales. Me opongo a que se generalice la idea de que el primero es un acto responsable, legítimo y apropiado y el segundo no. Estoy harta de este discurso que me ofende profundamente. También de que no se pueda alzar la voz para condenarlo sin ser sospechoso de ser un fundamentalista religioso o de la derecha más recalcitrante. Como madre de un niño con una discapacidad, quiero gritar al mundo que mi hijo es lo más grande de mi vida, que la ha enriquecido enormemente y que me ha convertido en un ser mucho más feliz de lo que lo era antes de que naciera.

Comments

  1. Acertadas palabras, yo llevo días dándole vueltas también a todo esto, porque me molesta, como a ti, que el debate se centre en puntos muy concretos y se generalice cuando no es necesario ni acertado.
    Me molesta también que parece que si estás en contra del aborto sea por convicciones religiosas, la vida no es patrimonio de la religión, ni de las ideas políticas, somos humanos.
    Yo estoy, como tú a favor de decidir, de poder decidir. A favor también de que se informe bien de todo a los futuros padres. De ayudar a las familias que lo necesiten si van a llevar a término un embarazo de un niño que necesitará más ayuda y atenciones, también de ayudar a estas familias si sus circustancias en ese momento no son ideales en términos económicos. También quiero que se apoye a las mujeres que por razones meditadas decidan no dar a luz a su hijo.
    Y tampoco quiero juzgar ni que me juzguen. Yo he sido madre cuando he querido, no me he visto en la circustancia de tener que decidir ni por unas razones ni por otras, y aunque lo intente, creo sinceramente que no puedo ponerme en el lugar de alguien que tenga que tomar esta decisión (sea por lo que sea) porque llegado el momento y conocidas todas las circustancias que toquen no sé porque camino optaría. O creo que sí, pero realmente no lo sé.
    Estoy a favor de la humanidad, en toda su dimensión, aunque ultimamente parece que todo va en contra para creer en ella.
    Enhorabuena por esta web

  2. No movería ni una coma de lo escrito. Lo suscribo totalmente y te felicito por se capaz de expresarlo con esa claridad y respeto.

  3. Comparto todo lo que decis, mi hermano tiene sindrome de down y creo que es lo mejor que nos paso en la vida, tenemos 20 años de diferencia pero creo que nunca habia conocido el amor verdadero hasta que lo tuve en mis brazos. En este momento estoy intentando quedar embarazada y una de las cosas que tengo claras es que no me voy a hacer ese famoso estudio, porque creo que tenga lo que tenga lo voy a amar de la misma manera .

  4. Tengo una bebe de dos semanas de nacida. En el ultrasonido en el segundo trimestre detectaron «algo». Me sugirieron la amniocentesis, me negué a hacerla. El gine me hizo mucho énfasis en su respeto a «mi decisión de continuar el embarazo». Mi hija nació antes de tiempo. A sus dos semanas le hemos hecho eco cardiograma y análisis de sangre porque no me saben decir si «tiene algo o no». Estamos esperando resultados. Y la amamos y ningún diagnóstico va a cambiar a eso… Y estoy de acuerdo… Ese no es ni debería ser el argumento.

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