El tema de “La Hora” suele venir precedido por un pequeño apartado dedicado a la organización de los 365 días que la Tierra tarda en dar la vuelta alrededor del Sol y a su estructuración en semanas y meses. Así que, también hemos estado trabajando las diferentes formas en que reflejamos la medida del tiempo, a “La Fecha”.
ACTIVIDAD: Transformamos la fecha reflejada con palabras en números, y viceversa. Los primeros días recurrimos a una “chuleta” en la pizarra ya que, visualizando la correspondencia mes-número, resulta más sencillo retenerlo y dominarlo.
Además de fechas aleatorias, utilizamos también las de los cumpleaños de distintos miembros de la familia porque el “universo cumpleaños” resulta siempre un recurso tremendamente motivador.

El de la fecha es un tema relativamente sencillo (una vez memorizados los meses del año, claro está) y quizás el único punto complejo sea el identificar y diferenciar los meses con 31 días de aquellos con 30. Para ello le he enseñado a Antón un truco muy sencillo que yo, con todos mis años, sigo utilizando porque hay un par de meses que siempre me generan dudas.
El truco del nudillo consiste en cerrar el puño e ir señalando los nudillos y los espacios que quedan entre ellos, a la vez que vamos enumerando los doce meses. Aquellos meses que coincidan sobre un nudillo corresponden a los que cuentan con 31 días, mientras que los que se señalan en los surcos son los de 30 (exceptuando febrero, claro).
Creo que resulta un truco mucho más sencillo que memorizar el refrán al que recurren algunos libros de texto: «Treinta días trae noviembre, con abril, junio y septiembre. De veintiocho sólo hay uno, y los demás, treinta y uno«.











Resulta bastante complicado introducir a los niños en nuestro complejo sistema monetario: el sistema de céntimos, el reconocimiento y discriminación de las diferentes monedas y billetes, las equivalencias entre ellos, la combinación euros-céntimos, monedas-billetes, etc. Resulta un tema enormemente complejo y yo, como buenamente he podido, he ideado una serie de actividades para intentar que mi hijo lo comprenda sin generarle la ansiedad y frustración que la cuestión conlleva. Creo que hemos avanzado bastante y es por ello que comparto aquí nuestra experiencia. A ver si consigo hacerme entender ;)










Vaya por delante que las vacaciones, especialmente las de verano, están hechas para descansar. Sin embargo, es un descanso tan prolongado en el tiempo (quizás deberíamos plantearnos imitar a nuestros vecinos del norte a la hora de repartir mejor los períodos vacacionales), que no está de más reservar entre las actividades de nuestros hijos un espacio para el trabajo y el estudio, aunque revestido de un disfraz todo lo divertido y amable que nos sea posible.































































