
Me gustaría contarle tantas cosas a la niña de la foto. Le diría que (aunque a estas alturas seguro que ya lo sospecha) el destino le ha hecho caer en la mejor familia que se pueda tener. En brazos de un padre y una madre que te querrán y cuidarán por encima de todo lo imaginable. Por encima de ellos mismos.
Que en un par de años tu familia volverá a hacer las maletas y acabarás en un lugar donde serás muy feliz. Llorarás tanto tanto cuando tengas que irte veinte años después… Pero nuevamente el azar te va a regalar una vida y una gente que te harán igual de feliz.
Que vas a conocer a un chico que te gustará por chulo (desgraciadamente, te van a flipar los chulos) pero vas a tener la gran suerte de que sólo lo es en apariencia. Increíblemente, será un hombre como llegado de otro planeta, alguien a quien la cultura patriarcal en la que se ha criado ni le ha rozado. Bueno de corazón y de acción.
El nuevo siglo (y milenio) te va a regalar una hija que será uno de los seres más luminosos del planeta Tierra. Te va a fascinar tanto esa niña y vas aprender tanto con ella, que no podrás creer tu suerte por poder ser su madre.
Cuatro años después pensarás que la vida te ha castigado por tanta fortuna con el nacimiento de tu hijo. Pero es mentira. Es un espejismo. Tardarás un tiempo, pero acabarás dándote cuenta de que ese niño es una de las personas más grandiosas que vas a conocer en tu vida. Quien más te va a enseñar con diferencia y lo afortunada que serás por poder acompañarle en su trayectoria vital, que será tan rica y os llevará a sitios y gentes tan increíbles que, nuevamente, no podrás creer tu suerte.
Tu marido, tu hija y tu hijo formarán parte del grupo de las mejores personas que conozcas en tu vida. Otras tres serán el hermano que te llegará en unos meses, la compañera de vida que escogerá y la maravillosa descendiente que creará esa suma de bondades.
Cuando tengas nueve años empezarás en un colegio nuevo y el primer día de clase P. se acercará a tu mesa para pedirte una hoja porque se le ha olvidado la libreta. Desde entonces caminaréis juntas, no importa las tempestades emocionales que atraveseis durante la adolescencia, ni los cientos de kilómetros que os acabarán separando de adultas.
Bastantes años después vivirás otro de esos primeros días. Esta vez en un nuevo trabajo. M. no se acercará a pedirte ninguna hoja, pero también te cogerá de la mano desde ese día y completará la lista de personas buenas que formen parte de tu vida.
Vas a quedarte muy pronto sin la luz y el ancla de tu padre y te romperá el corazón y el alma en tantos pedazos que te parecerá imposible superar ese dolor. Pero lo harás. Nunca dejará de doler, ni un sólo día, pero será un dolor cada vez más tolerable. Te preparará además para el horrible final que la vida ha dispuesto para tu madre. Aprenderás así la tremenda chorrada que es eso del karma. No existe. Es una tremenda putada, pero el destino, el azar, o lo que sea, a veces le da vidas de mierda y muertes todavía peores a personas que no han hecho otra cosa que preocuparse por los demás y, en cambio, concede vidas regaladas y muertes dulces a auténticos hijosdemierda. Así que, toca madera, para ti y sobre todo para los tuyos, y apura cada día porque no se sabe lo que pueda estar esperando a la vuelta de la esquina.
📸 Esta es de las pocas fotos que tienes de tus primeros años y la única donde no apareces llorando. Debes tener trazas de ADN sioux y por eso huyes y te escondes cada vez que ves una cámara. Con el tiempo aprenderás a ponerte detrás y ser tú quien capture el alma de los demás.
Feliz ocho del ocho 🎂 y Feliz vida ❤️

























































































































